Carmen Estrada, neurocient¨ªfica: ¡°Ciencia y Dios no pueden coexistir¡±
La investigadora y fil¨®loga cl¨¢sica sevillana reivindica en ¡®La herencia de Eva¡¯ al personaje b¨ªblico como s¨ªmbolo de curiosidad y humanismo
Durante la mayor parte de su carrera, la fisi¨®loga Carmen Estrada (Sevilla, 74 a?os) se dedic¨® a la investigaci¨®n cient¨ªfica, especializada en el riego sangu¨ªneo del cerebro y su capacidad para formar neuronas nuevas durante toda la vida. ¡°Cuanto m¨¢s ejercitamos una funci¨®n, m¨¢s neuronas se reclutan, as¨ª que podemos modelar nuestro cerebro¡±, asegura. Despu¨¦s de jubilarse le dio un buen giro de guion a su vida: estudi¨® y se licenci¨® en filolog¨ªa griega. Tras publicar un primer libro sobre las peripecias de su padre, Jos¨¦ Estrada ¡ªjoven socialista que era teniente de alcalde de Sevilla cuando estall¨® la Guerra Civil, que huy¨® de los sublevados con la ayuda de un amigo falangista y daba en la radio las r¨¦plicas al fascista Queipo de Llano¡ª; y Odiseicas, sobre el papel de la mujer en la obra de Homero, acaba de publicar La Herencia de Eva (Taurus), un libro en el que recorre la historia de la ciencia, su influencia en la cultura y su papel actual.
Pregunta. Mucha gente llega a las humanidades huyendo de las ciencias, pero casi nadie llega a las ciencias huyendo de las humanidades, ?por qu¨¦?
Respuesta. Por una idea incorrecta de lo que es la ciencia. Yo trato de transmitir una visi¨®n m¨¢s abierta, que no se centra solo en matem¨¢ticas y f¨ªsica, para las que, yo creo, hay que tener una mente especial. La ciencia tiene un ¨¢mbito mucho m¨¢s amplio. Es observar el mundo y tratar de explicarlo por causas naturales. Esto se puede hacer en muchas materias. Sin embargo, cuando los chavales en bachillerato tienen que elegir entre ciencias y letras no se les ofrece esta otra cara de la ciencia. Si la mayor¨ªa de la gente viera ese abanico de posibilidades, a lo mejor tendr¨ªa una actitud m¨¢s cient¨ªfica y se dejar¨ªa embaucar menos por la pseudociencia.
P. ?Somos m¨¢s o menos cr¨¦dulos que en tiempos pasados?
R. La credulidad humana se mantiene igual. Lo que pasa es que ahora tenemos un bombardeo a medida a trav¨¦s del m¨®vil. La informaci¨®n que estamos dando es utilizada por los algoritmos, que van a mandarte los contenidos a los que creen que eres m¨¢s vulnerable para convencerte de que consumas, que en definitiva es el objetivo final.
P. ?Hay un lado bueno de la tecnolog¨ªa que compensa este problema?
R. Internet es maravilloso. No podr¨ªa haber escrito este libro sin ¨¦l. Pero, ?qu¨¦ estamos dando a cambio? Habr¨ªa que tener un control ¨¦tico de la tecnolog¨ªa. Pero como lo dominante no es la ¨¦tica, sino el negocio, estamos perdidos.
P. Usted alerta contra la fe en la ciencia.
R. Es una contradicci¨®n. Ciencia y fe son antag¨®nicas. Pero hay gente, sobre todo en el mundo empresarial y tecnol¨®gico, que cree en ella ciegamente, como la soluci¨®n a todos nuestros problemas, mientras la gente siga consumiendo. Y luego est¨¢ el otro extremo
P. ?Cu¨¢l?
R. El que sostienen algunos ecologistas. Su mensaje es: si te explican que lo dice la ciencia, desconf¨ªa. Hay libros que llegan a decir que Descartes tiene la culpa del calentamiento global. Porque fue en el siglo XVII cuando nace el pensamiento de que la ciencia debe estar al servicio de los humanos, que somos los due?os del planeta. Y a partir de ah¨ª ya estamos perdidos. Entonces caen ellos mismos en la pseudociencia. No te compres los f¨¢rmacos, digamos ortodoxos, porque las compa?¨ªas farmac¨¦uticas lo que quieren es hacer negocio, lo cual es verdad. Pero c¨®mprate, en cambio, este otro que me ha dicho mi prima y que lo vende un herbolario. Desconfiar de la ciencia en general o pensar que esta resolver¨¢ por s¨ª sola el problema del planeta son dos posturas igualmente ciegas.
P. Aun as¨ª, en su libro mantiene que la ciencia es la ¨²nica que nos puede sacar del atolladero.
R. La ciencia tiene que servir a la comunidad humana. Pero, ?qui¨¦n la representa? Los intereses econ¨®micos est¨¢n al mando, caiga quien caiga, la desigualdad es cada vez mayor. Son unas contradicciones tan b¨¢sicas que exigir¨ªa pararnos a pensar, pero ese ejercicio no est¨¢ muy valorado en nuestra sociedad. Todo va muy r¨¢pido y hay que decir una cosa ingeniosa y ponerla en el m¨®vil. La juventud est¨¢ creciendo ya en eso y no tiene otro punto de referencia. Me genera mucha inquietud. Yo veo a mi nieto muy desarmado ante el mundo de hoy, a pesar de tener una familia que se esfuerza en darle herramientas, pero la influencia exterior es m¨¢s fuerte.
P. ?No cree que todo se corregir¨¢, que la siguiente generaci¨®n es siempre la mejor preparada?
R. No. La generaci¨®n actual de j¨®venes s¨ª estar¨¢ muy preparada, pero est¨¢n desmotivados, desesperados, frustrados. Es una mala ¨¦poca para ser joven.
P. ?Cu¨¢l es la herencia de Eva que usted defiende?
R. Si lees el mito de Eva libremente, yo he utilizado una traducci¨®n de la Biblia directa del hebreo que no est¨¢ tan contaminada por la Iglesia, lo que dice es que, guiada por su instinto de curiosidad, que es el instinto que inicia la ciencia, Eva come la fruta del conocimiento y despu¨¦s lo transmite a otros para que lo contin¨²en. La ciencia es una tarea colaborativa y colectiva. Entonces Eva representa a la ciencia, el instinto de curiosidad, la adquisici¨®n y la transmisi¨®n del conocimiento. La interpretaci¨®n mis¨®gina que ha dominado hasta ahora mantiene que la fruta estaba prohibida, con lo que la curiosidad solo lleva a la transgresi¨®n. Y de ah¨ª toda esa idea de la culpa de la tradici¨®n judeocristiana, que ha hecho much¨ªsimo da?o.
P. ?Ciencia y Dios son incompatibles?
R. S¨ª, no pueden coexistir. Hay cient¨ªficos que dicen que son creyentes, pero o no son creyentes o no son cient¨ªficos. Una verdad que no est¨¦ demostrada no es una verdad cient¨ªfica. Dios puede existir como hip¨®tesis, pero no se ha hecho ni se podr¨¢ hacer nunca una demostraci¨®n de su existencia. Por eso son incompatibles.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, X e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.