Los artesanos de la prehistoria ya elaboraban falsificaciones: las imitaciones de ¨¢mbar que lograron confundir a la ciencia
Un nuevo estudio detecta el uso de t¨¦cnicas avanzadas dentro de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica durante la Edad de Bronce para replicar un material que era escaso y muy valorado por las primeras ¨¦lites sociales
El ¨¢mbar ha sido muchas cosas a lo largo de la historia. En el siglo II, en Atenas, Dem¨®strato llamaba al ¨¢mbar lyncurium porque pensaba que se formaba con la orina de lince. M¨¢s adelante, durante la Antig¨¹edad, en el siglo V, cre¨ªan que cuando el sol tocaba la superficie del mar, los rayos de luz se transformaban en ¨¢mbar. Tal era la fascinaci¨®n por este material que supon¨ªan que ten¨ªa propiedades m¨¢gicas: un remedio para la locura y un amuleto para la fertilidad y la suerte. Algunos gladiadores incluso cos¨ªan trozos de ¨¢mbar a sus prendas. Fue Plinio el Viejo, en la Antigua Roma, el primero en sugerir que ten¨ªa una naturaleza vegetal porque, al quemarlo, ol¨ªa a pino. Y T¨¢cito escribi¨® en el a?o 98: ¡°El ¨¢mbar es ciertamente el jugo de los ¨¢rboles¡±. No estaba tan equivocado. Esta sustancia viscosa de composici¨®n qu¨ªmica compleja la producen las plantas vasculares para impedir infecciones y cubrir sus heridas provocadas por el viento o el ataque de insectos. Es una resina que necesita, al menos, 40.000 a?os y condiciones ambientales particulares para perder sus compuestos vol¨¢tiles y fosilizarse gracias un proceso de polimerizaci¨®n que da forma a un material suave, brillante, odor¨ªfero y colorido que, a simple vista, parece una piedra preciosa.
Esas cualidades organol¨¦pticas ¡ªaquellas que se captan con los sentidos¡ª fueron precisamente las que convirtieron al ¨¢mbar en un producto de lujo y veneraci¨®n entre las clases altas ya desde la Edad de Bronce. En la pen¨ªnsula Ib¨¦rica el ¨¢mbar escaseaba, no era tan abundante como en el B¨¢ltico o Sicilia, por lo que surgi¨® el arte de la imitaci¨®n, tal como detalla un estudio reciente publicado en Journal of Archaeological Science. La investigaci¨®n, liderada por un grupo de arque¨®logos de la Universidad de Sevilla, documenta el desarrollo del primer composite de la historia, un nuevo material creado a partir de la combinaci¨®n de otros materiales, a largo de un periodo que va desde hace 5.000 a?os a hace 3.000.
Para fabricar esta r¨¦plica, los artesanos prehist¨®ricos utilizaban un n¨²cleo central de concha o piedra que luego recubr¨ªan con resina de pino, cera de abeja y aceite de linaza, que aportaba el caracter¨ªstico color anaranjado. Luego, se presume que lo un¨ªan todo con cola de hueso, un pegamento a base de col¨¢geno hervido y otros restos animales.
Como era una materia prima escasa, el ¨¢mbar ha servido a los arque¨®logos como indicador econ¨®mico de una regi¨®n en un momento determinado y de los movimientos de los materiales a trav¨¦s de una Europa que reci¨¦n estaba empezando a conectarse. Este ¨¢mbar falsificado lleg¨® para patear el tablero y obligar a los cient¨ªficos a hacerse nuevas preguntas, sobre todo acerca de c¨®mo empezaron a operar las nuevas jerarqu¨ªas sociales hace algunos miles de a?os. Hasta la fecha se han encontrado m¨¢s de 2.000 cuentas que simulan el ¨¢mbar, repartidas en 15 yacimientos.
Carlos Odriozola, catedr¨¢tico del Departamento de Prehistoria y Arqueolog¨ªa de la Universidad de Sevilla y coautor de la investigaci¨®n, se?ala que las primeras imitaciones se identificaron en Andaluc¨ªa y Barcelona, y fueron confeccionadas con mil a?os de diferencia. ¡°Hab¨ªa un patr¨®n que se repet¨ªa de una punta a otra de la Pen¨ªnsula y que se mantuvo a lo largo de un milenio, entonces pensamos que la falsificaci¨®n deb¨ªa ser m¨¢s com¨²n de lo que cre¨ªamos¡±, dice. Utilizando t¨¦cnicas de an¨¢lisis infrarrojo y microtomograf¨ªas computarizadas pudieron determinar la complejidad tecnol¨®gica de la imitaci¨®n, bastante in¨¦dita para aquella ¨¦poca. ¡°Este claro esfuerzo por replicar las caracter¨ªsticas del ¨¢mbar es la prueba del valor que ten¨ªa el material¡±, agrega el experto.
¡°Es un momento de la historia en el que las apariencias empiezan a ser muy importantes¡±, apunta Jos¨¦ ?ngel Garrido, otro de los investigadores de la Universidad de Sevilla que firma la publicaci¨®n. ¡°Hay que tener en cuenta que se estaban dando muchos cambios y las sociedades empezaron a pasar de ser de corte igualitario a estructuras jer¨¢rquicas donde hab¨ªa un jefe que deb¨ªa utilizar algunos elementos para proyectar cierta imagen¡±, explica. El ¨¢mbar era uno de esos indicadores de clase. Los poderosos exhib¨ªan su fuerza a trav¨¦s de colgantes, vestidos, broches, cinturones, mangos de cuchillos y otros ornamentos, todos fabricados a base de resina fosilizada. ¡°Responde a la misma l¨®gica que tiene alguien que hoy maneja un Ferrari por la calle¡±, detalla Odriozola. Los l¨ªderes de ese momento se empezaron a distanciar del resto de la sociedad usando el ¨¢mbar como corona, pero, como no era abundante, hubo que ingeni¨¢rselas.
Las antiguas recetas del ¨¢mbar
El ascenso del ¨¢mbar como un exponente de prestigio tiene una explicaci¨®n. Enrique Pe?alver, investigador del Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a, menciona que los humanos son animales muy visuales. ¡°Todo lo que sean brillos y colores particulares o extra?os en la naturaleza enseguida llaman la atenci¨®n¡±, comenta. Es por eso que el oro, la variscita, la fluorita, el jade y el ¨¢mbar ascendieron r¨¢pidamente en la escala de apreciaci¨®n humana. ¡°Sobresalen, aunque solo sea por la salida de la monoton¨ªa que generaba estar rodeados de piedras opacas y sin brillo, que son las m¨¢s comunes¡±, dice.
En todas partes del mundo donde ha aparecido ¨¢mbar, se la ha dado un uso suntuario. Por eso, los investigadores estiman que esta innovaci¨®n t¨¦cnica para producir imitaciones lleg¨® al calor de las ¨¦lites incipientes. Aunque a¨²n no han podido determinarlo. ¡°Hay registros de recetas de imitaciones de ¨¢mbar desde la ¨¦poca romana hasta la Edad Media. Ahora estamos trabajando en contextualizar este nuevo registro para ubicar su receta en el tiempo y el espacio¡±, explica Odriozola. Es decir, los arque¨®logos quieren poder confirmar que estas imitaciones eran encargos de los poderosos a sus artesanos, algo de lo que solo existe evidencia indirecta. El investigador lo explica: ¡°La manera que tenemos de saber si le daban el mismo valor al ¨¢mbar original que a las imitaciones, es analizando qui¨¦nes portaron esos objetos¡±. Si, por ejemplo, se encuentran restos de un individuo usando un accesorio de ¨¢mbar y se aplican an¨¢lisis de paleodieta, se puede establecer si esa persona com¨ªa m¨¢s carne que el resto de la poblaci¨®n y as¨ª sugerir que ten¨ªa una mejor posici¨®n social.
El problema es que las cuentas de ¨¢mbar falsificado han aparecido dispersas en diferentes tumbas, por lo que no se puede saber a ciencia cierta a qui¨¦nes pertenecieron los ornamentos. Esto, ampl¨ªa Garrido, ha abierto una nueva l¨ªnea de investigaci¨®n. ¡°Se trata de la arqueolog¨ªa de las falsificaciones: todo aquello que imita o simula un material que hoy tiene mucho valor¡±.
Pe?alver reflexiona: ¡°Lo m¨¢s sorprendente de todo este trabajo es darse cuenta de que la inventiva humana no tiene l¨ªmites y si algo escasea, se descubre una alternativa y se aplica una nueva t¨¦cnica¡±.
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