El agujero de gusano que cambi¨® los ejes de una novela
Un d¨ªa de primavera de 1985, Carl Sagan telefone¨® a su colega Kip Thorne a su despacho en el laboratorio Norman Bridge de Caltech con el fin de documentarse para la novela que estaba escribiendo
La relaci¨®n entre la ciencia y la literatura resulta tan estrecha como la de una ventana con el cuadro que la tapa. S¨®lo hay que descolgar el cuadro para darse cuenta de que lo ofrecido por la ventana resulta menos interesante que el cuadro.
Algo parecido ocurre cuando leemos un relato de anticipaci¨®n y luego vamos a buscar la fuente cient¨ªfica que lo ha inspirado. Porque los buenos autores de ciencia-ficci¨®n se documentan a tal extremo que ha habido veces que sus investigaciones han impulsado nuevos estudios cient¨ªficos. Y eso es lo que nos viene a decir el profesor de literatura David Toomey en su ensayo, Los nuevos viajeros en el tiempo (Biblioteca Burid¨¢n), donde cita el caso del conocido astrof¨ªsico Carl Sagan cuando, un d¨ªa de primavera de 1985, telefone¨® a su colega Kip Thorne a su despacho en el laboratorio Norman Bridge de Caltech con el fin de documentarse para la novela que estaba escribiendo. Iba a ser la primera y ¨²nica incursi¨®n de Sagan en la ficci¨®n, pues, como sabemos, durante toda su vida se dedic¨® a escribir libros de divulgaci¨®n cient¨ªfica.
La novela de Sagan se titul¨® Contacto (Nova) y trata sobre el contacto con una cultura extraterrestre. Seg¨²n cuenta Kip Thorne en su libro Agujeros negros y tiempo curvo (Cr¨ªtica), la documentaci¨®n que le pidi¨® Sagan hac¨ªa referencia a la f¨ªsica gravitacional y Kip Thorne, encantado de poder servir de ayuda a su amigo, ley¨® el manuscrito con detenimiento. Tal fue as¨ª que se dio cuenta del error cometido por Sagan al introducir los agujeros negros para viajar en el tiempo. Porque Sagan, en un principio, hab¨ªa imaginado que la doctora Eleanor Ellie Arroway viajaba a la estrella Vega a trav¨¦s de un agujero negro, algo chocante para el f¨ªsico Kip Thorne desde el momento en que Sagan lo planteaba como un viaje de ida y vuelta, ya que, una vez que se entra en un agujero negro no solo no se puede volver al sitio de origen, sino que resulta imposible salir sin quedar desintegrado. Por todo ello, un agujero negro no resultaba cre¨ªble para el viaje interestelar que Sagan propon¨ªa en su novela.
Fue cuando Thorne le sugiri¨® a Sagan que cambiase el agujero negro por un agujero de gusano, tambi¨¦n conocido como puente de Einstein-Rosen, La primera simulaci¨®n cu¨¢ntica de un agujero de gusano abre una nueva puerta para entender el universo, una especie de atajo con dos bocas, una de entrada y otra de salida. Sin embargo, con esta soluci¨®n aparec¨ªa otro problema, pues el t¨²nel de un agujero negro tiende a estrecharse hasta cerrarse por completo. Con esto, una nave espacial que se trasladase por el hipot¨¦tico t¨²nel quedar¨ªa desintegrada. Entonces Thorne va m¨¢s all¨¢ y da con la clave para mantener abierto el t¨²nel; idea una materia de energ¨ªa negativa que hace a los cuerpos repelerse gravitacionalmente. Inyectando la citada materia ex¨®tica en las paredes del t¨²nel, el agujero de gusano nunca se cerrar¨ªa.
Y as¨ª fue como la novela Contact se bas¨® en hip¨®tesis cient¨ªficas v¨¢lidas, y esto mismo llev¨® a Thorne a implicarse en la novela de tal manera que lo llev¨® a impulsar la investigaci¨®n sobre las curvas cerradas de tipo tiempo, de las que hablaremos en la siguiente entrega.
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