Cuando el sida se hace literatura
Clive Barker recoge el latido de aquellos tiempos de sida y angustia. Lo hace cont¨¢ndonos una historia terror¨ªfica alrededor de la Muerte, inventando una epidemia que se propaga desde el pasado
Clive Barker es un autor de culto, c¨¦lebre por haber creado una mitolog¨ªa que ya forma parte del imaginario del terror. Sus historias, cubiertas de sangre y tripas, nos remiten a lo m¨¢s oculto, a lo que habita en nuestro inconsciente y que solo aflora en momentos cr¨ªticos. En una de esas historias, incluida en sus Libros de sangre (Valdemar), el autor de Liverpool nos cuenta c¨®mo una mujer curiosea por un cementerio subterr¨¢neo que acaba de ser descubierto bajo una antigua iglesia.
Resulta que los cad¨¢veres fueron hacinados siglos atr¨¢s, durante la epidemia de peste negra que asol¨® Europa entre los siglos XIV y XVIII. Todo empez¨® en 1340, cuando los t¨¢rtaros entraron en conflicto con los genoveses que se protegieron del ataque en Caffa (Feodosia), la ciudad que dar¨ªa entrada a la pandemia. Con esto, los genoveses dispersaron la infecci¨®n por todos los puertos; los barcos se convirtieron en ata¨²des flotantes y Europa vivi¨® una infecci¨®n bacteriana que diezm¨® su poblaci¨®n. En alg¨²n otro sitio hemos hablado de esto.
Pero lo que aqu¨ª nos interesa -a partir del relato de Barker- es otra enfermedad, en este caso de transmisi¨®n sexual, cuyo contagio sigue amenazando en cada contacto carnal. Nos referimos al VIH que debilita el sistema inmunitario y ataca a los gl¨®bulos blancos, por lo que el riesgo de contraer enfermedades y tumores es alto. Hoy en d¨ªa tenemos el mapa de esta temible enfermedad, pero, al principio, no hab¨ªa informaci¨®n, y supuso lo que vino a ser una pandemia reci¨¦n llegada, es decir, especulaciones, elucubraciones y falsos diagn¨®sticos que no son otra cosa que distintas maneras de expresar el p¨¢nico ante lo desconocido.
Por todo ello, Clive Barker recoge el latido de aquellos tiempos en el relato titulado La vida de la muerte donde nos cuenta una historia terror¨ªfica que sucede alrededor de una epidemia que se propaga desde el pasado. Ya dijimos que es un relato ochentero que recoge el pulso de los tiempos, cuando el sida era un virus que asolaba en cada encuentro y tener una cita con alguien era lo m¨¢s parecido a citarse con la muerte.
En otro registro, el novelista norteamericano Bret Easton Ellis, en su novela American Psycho, ofrece una lectura de aquellos tiempos en los que el sida era una amenaza. Y lo describe desde las primeras p¨¢ginas, cuando uno de los personajes exclama que si pillas el sida puedes pillar cualquier cosa, incluso dislexia.
Con todo, seg¨²n cuentan los pijos de la novela de Bret Easton Ellis, el sida resulta muy dif¨ªcil pillarlo, un cero coma cero, coma cero uno de posibilidades de cogerlo, dicen, quitando gravedad al asunto. De esta manera, Easton Ellis convierte la novela en una historia de riesgo y promiscuidad donde la sangre salpica en cada p¨¢gina. Entre Barker y Easton Ellis existe un v¨ªnculo secreto. Porque, aunque en apariencia parezcan escritores distintos, en el fondo les une el gusto por lo macabro y el tener la sangre envenenada por una literatura cuyo patriarca es Stephen King.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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