Ciudadanos que crean y comparten su propia energ¨ªa frente a las grandes el¨¦ctricas
La Comisi¨®n Europea quiere impulsar las comunidades energ¨¦ticas. Pese a que no hay legislaci¨®n espec¨ªfica en Espa?a, algunos proyectos pioneros adelantan un bum de estas entidades
Los altos precios de la electricidad han llevado a muchas personas a esperar con miedo cada nueva factura de la luz. Sin embargo, algunos ciudadanos est¨¢n poniendo en marcha iniciativas para crear, gestionar y compartir su propia energ¨ªa verde, y venderla a un precio justo, como alternativa a las grandes compa?¨ªas que pr¨¢cticamente monopolizan el mercado. Son las comunidades energ¨¦ticas, un nuevo tipo de entidades que convierten a los consumidores en protagonistas. La Comisi¨®n Europea quiere impulsar esta figura que todav¨ªa no cuenta con legislaci¨®n espec¨ªfica en Espa?a ¡ªla directiva europea deb¨ªa haberse traspuesto en junio¡ª pero s¨ª con algunos proyectos pioneros que adelantan un bum de esta nueva forma de empoderamiento ciudadano.
Cristina Alonso, responsable de Justicia Clim¨¢tica y Energ¨ªa de la ONG Amigos de la Tierra ¡ªque ha publicado varios informes sobre el tema¡ª, explica que esta nueva figura puede ayudar a democratizar el sistema energ¨¦tico: ¡°El autoconsumo colectivo se centra en la posibilidad de que varias personas propietarias puedan compartir una instalaci¨®n de placas solares, pero las comunidades energ¨¦ticas renovables van m¨¢s all¨¢, porque tienen que asegurar la participaci¨®n abierta de la ciudadan¨ªa, incluyen tambi¨¦n otras energ¨ªas ¡ªhidr¨¢ulica, e¨®lica¡ª y su objetivo debe ser dar beneficios ambientales y sociales a los territorios donde se implementen¡±.
La Cooperativa El¨¦ctrica de Crevillent (Valencia), matriz de Enercoop, naci¨® en 1925 impulsada por la industria textil local. Joaqu¨ªn Mas, director de Enercoop, explica su caso: ¡°Antes ¨¦ramos distribuidora y comercializadora, pero ahora adem¨¢s estamos produciendo energ¨ªa en la propia poblaci¨®n mediante placas fotovoltaicas colectivas. Montamos las instalaciones en espacios municipales y la inversi¨®n la hace la propia cooperativa, con lo que los usuarios no tienen que desembolsar una gran cantidad de golpe. La mitad de los ahorros energ¨¦ticos van para los consumidores y la otra mitad para pagar la instalaci¨®n¡±. El proyecto, denominado Comptem, pretende convertir la localidad (29.000 habitantes) en una gran comunidad energ¨¦tica y, de paso, mejorar los espacios p¨²blicos donde instalan las placas. Sus 11.000 socios ¡ªlos consumidores vulnerables no pagan¡ª cuentan con una app para aprender a ahorrar en la factura, ajustar los consumos¡ Y el pr¨®ximo a?o instalar¨¢n t¨®tems en la ciudad para informar sobre la energ¨ªa.
Este proyecto piloto fue uno de los primeros que apoy¨® el Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE) del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, que a falta de legislaci¨®n ya ha publicado una gu¨ªa orientativa sobre esta nueva figura. En los pr¨®ximos tres a?os, 100 millones de euros del plan de recuperaci¨®n europeo se destinar¨¢n a estas entidades. Un portavoz del IDAE confirma que el departamento est¨¢ trabajando para trasponer al completo la normativa europea sobre comunidades energ¨¦ticas, que incluye comunidades de energ¨ªas renovables (CER) y comunidades energ¨¦ticas locales (CEL). De las primeras hay ya una definici¨®n en la Ley del Sector El¨¦ctrico: ¡°Entidades basadas en la participaci¨®n abierta y voluntaria, aut¨®nomas y controladas por socios, situadas en las proximidades de sus propios proyectos de energ¨ªas renovables¡±.
Cooperativas renovables
Alfonso Garc¨ªa, presidente de Uni¨®n Renovables, apunta que las 21 cooperativas de energ¨ªas renovables que aglutina la uni¨®n que preside encajan con la definici¨®n, ¡°pero mientras no haya una trasposici¨®n de las directivas europeas no est¨¢ claro si lo son al 100%¡±. En su opini¨®n, cuando llegue la norma ¡°las cooperativas no van a tener problemas, porque su funcionamiento encaja con las comunidades energ¨¦ticas¡±, pero el miedo es que esta figura se abra a propuestas donde el consumidor siga siendo pasivo. Garc¨ªa participa en la cooperativa Goiener, que produce energ¨ªa ¡ªfotovoltaica e hidroel¨¦ctrica¡ª, cuenta con una comercializadora y tiene proyectos para crear comunidades energ¨¦ticas en el Pa¨ªs Vasco y Navarra.
El Ayuntamiento de Puente la Reina-Gares (Navarra, 2.800 habitantes) impulsa el proyecto Gares Energ¨ªa, con el que quiere recuperar una peque?a central hidroel¨¦ctrica para abastecer el alumbrado y los edificios municipales y, la vez, incentiva que los residentes creen su propia comunidad energ¨¦tica. ¡°El Consistorio ha instalado placas solares en el front¨®n, y ha cedido otra parte para que los ciudadanos puedan establecer un autoconsumo colectivo¡±, cuenta Esther Mu?oz, del despacho Kisar, que asesora la iniciativa ciudadana. La idea es que los ciudadanos se empoderen en energ¨ªa a la vez que recuperan espacios sociales y fortalecen la comunidad. ¡°Lo importante es que estos procesos se impulsen desde la participaci¨®n ciudadana, que se capacite a las personas, y que en el futuro las comunidades energ¨¦ticas se creen con la facilidad con que ahora se crean las asociaciones culturales¡±, a?ade Mu?oz.
En Arroyomolinos de Le¨®n (Huelva), un pueblo de menos de mil habitantes, tienen en marcha una comunidad energ¨¦tica rural denominada Alumbra y centrada en los ni?os. As¨ª lo cuenta Rosario Alcantarilla, una de las socias: ¡°En el inicio de curso queremos tener dos instalaciones funcionando, una municipal, que compartir¨¢ los excedentes con los vecinos, y otra que vamos a financiar los vecinos con un crowdfunding impulsado por Greenpeace. El Ayuntamiento nos cede la cubierta del colegio para instalar las placas y nosotros vamos a formar a los ni?os como gestores energ¨¦ticos. Los ni?os son la v¨ªa de mayor impacto a nivel comunitario¡±.
Alginet (Valencia, 13.000 habitantes) cuenta con una cooperativa que comercializa energ¨ªa, tiene red de distribuci¨®n propia y contadores inteligentes para sus 6.000 socios. Estas caracter¨ªsticas hicieron que resultada elegida en el proyecto europeo Lightness, que impulsa este tipo de iniciativas. Elena Roig, presidenta de la cooperativa de Alginet, se?ala: ¡°Vamos a poner en marcha una comunidad energ¨¦tica en unos 15 o 20 edificios. Hasta ahora, los socios son consumidores pasivos, mientras que los integrantes de esta comunidad tienen que ser m¨¢s activos en la producci¨®n de energ¨ªa; puede ser gente que ya tenga placas solares, o que use coche el¨¦ctrico, o que quiera investigar sobre el autoconsumo¡±.
El proyecto servir¨¢ para ver c¨®mo se puede integrar una peque?a comunidad en la gran cooperativa. Gonzalo Navarrete, de Traza Territorio, socio de Lightness, ahonda en los cambios: ¡°Una cooperativa energ¨¦tica es como si ellos fueran clientes de cualquier compa?¨ªa¡±, dice, ¡°pero al convertirse en comunidad energ¨¦tica pasan a ser actores activos, es decir, no solo pagan su factura, sino que pueden participar en tomar decisiones sobre c¨®mo se genera y se vende la energ¨ªa¡±.
Vivir del aire del cielo
Otro caso que destaca es el de Viure de l¡¯aire del cel, un proyecto de energ¨ªa e¨®lica comunitaria impulsado, entre otros, por Pep Puig. ¡°Arrancamos la idea en 2009 y no pudimos instalar un aerogenerador hasta 2018¡±, dice Puig. La compra e instalaci¨®n de ese molino de viento en Pujalt (Barcelona) cost¨® 2,8 millones, y participaron unas 600 personas y entidades (una media de 5.000 euros por participante). ¡°La falta de normativa no nos permite disponer de la electricidad que generamos, as¨ª que la vendemos en el mercado mayorista y luego lo repartimos entre los part¨ªcipes. Ya hemos recuperado en torno al 10% de lo aportado¡±, a?ade.
Julia Prats, del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, espera que la norma lo permita en breve: ¡°La idea es que haya un r¨¦gimen favorable para las comunidades energ¨¦ticas, que deber¨ªan tener m¨¢s beneficios que las cooperativas, por ejemplo fiscales¡±. Iv¨¢n Aranda, de R2M, que coordina Lightness, cree que la futura normativa deber¨ªa ampliar el radio de acci¨®n de las comunidades ¡ªahora est¨¢ en 500 metros¡ª y permitir los coeficientes din¨¢micos, es decir, repartir la electricidad de una instalaci¨®n de forma diferente seg¨²n en qu¨¦ hora la necesite m¨¢s cada usuario.
En Viladecans cuentan con Vilawat, un consorcio p¨²blico que compra energ¨ªa verde y la distribuye, m¨¢s barata, entre sus 660 socios. ¡°Una parte del ahorro se transforma en una moneda local ¡ªllamada tambi¨¦n Vilawat¡ª que se puede usar en los comercios del municipio¡±, dice Jordi Maz¨®n, teniente de alcalde. ¡°Ahora, vamos a instalar placas en 25 instalaciones municipales, y vamos a crear tres comunidades energ¨¦ticas en otros tantos edificios. Y toda la energ¨ªa se va a compartir entre todos los socios¡±, prosigue.
Un ¨²ltimo ejemplo es el Barrio Solar de Zaragoza, impulsado por la energ¨¦tica EDP, la ONG Ecodes y el ayuntamiento zaragozano. Cecilia Foronda, portavoz de Ecodes, explica la idea: ¡°Es un proyecto de autoconsumo colectivo que busca proporcionar energ¨ªa renovable, de proximidad y solidaria en un barrio. Hemos instalado placas solares en dos pabellones municipales y cualquier vecino puede inscribirse pagando seis euros al mes. Las personas vulnerables no pagan¡±. Adem¨¢s, en torno a las instalaciones fotovoltaicas se va a tratar de dinamizar el barrio e impulsar la participaci¨®n social.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.