Los pa¨ªses m¨¢s vulnerables exigen que se los compense por una crisis clim¨¢tica que los entierra en la pobreza
En medio de las tensiones por la guerra, las naciones menos desarrolladas quieren que la cumbre de la ONU sirva para establecer un mecanismo de compensaci¨®n por las p¨¦rdidas vinculadas al calentamiento
El 28 de febrero, solo cuatro d¨ªas despu¨¦s de la invasi¨®n de Ucrania, era imposible fijar la atenci¨®n en otra cosa que no fueran las columnas de tanques rusos avanzando por el coraz¨®n de Europa. Pero ese d¨ªa el IPCC, el panel de expertos internacionales que sienta las bases cient¨ªficas sobre el calentamiento global desde hace tres d¨¦cadas, ...
El 28 de febrero, solo cuatro d¨ªas despu¨¦s de la invasi¨®n de Ucrania, era imposible fijar la atenci¨®n en otra cosa que no fueran las columnas de tanques rusos avanzando por el coraz¨®n de Europa. Pero ese d¨ªa el IPCC, el panel de expertos internacionales que sienta las bases cient¨ªficas sobre el calentamiento global desde hace tres d¨¦cadas, public¨® un importante informe en el que sentenciaba que el cambio clim¨¢tico ¡°inducido por el hombre¡± ha causado ya ¡°impactos adversos generalizados¡± en los seres humanos y la naturaleza. El documento ¡ªque el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, defini¨® como ¡°un atlas del sufrimiento humano¡±¡ª repasaba los efectos negativos ¡°en todos los sectores y regiones¡± del planeta. Pero advert¨ªa: no a todos les golpea igual esta crisis, porque la peor parte se la llevan las regiones altamente vulnerables como ?frica, Asia meridional, Am¨¦rica Central y del Sur y los peque?os Estados insulares m¨¢s pobres. Un solo dato ayuda a comprenderlo: ¡°Entre 2010 y 2020, la mortalidad humana por inundaciones, sequ¨ªas y tormentas fue 15 veces mayor en las regiones altamente vulnerables en comparaci¨®n con las regiones con muy baja vulnerabilidad¡±.
Ocho meses despu¨¦s de aquel informe y del inicio de una invasi¨®n a la que no se le ve el final, la ciudad egipcia de Sharm el Sheij acoge desde este domingo la cumbre anual del clima de la ONU, la llamada COP27. A ella llegan los pa¨ªses m¨¢s vulnerables vapuleados por los fen¨®menos extremos cada vez m¨¢s frecuentes y duros debido a un cambio clim¨¢tico del que son los menos responsables, y que amenaza con frenar sus posibilidades de desarrollo. Durante las pr¨®ximas dos semanas de negociaciones, los delegados de estas naciones del llamado sur global intentar¨¢n que los pa¨ªses m¨¢s ricos ¡ªlos responsables hist¨®ricos del calentamiento¡ª se comprometan de la forma m¨¢s robusta a establecer f¨®rmulas de compensaci¨®n. Piden que se fije alg¨²n fondo o mecanismo espec¨ªfico para lo que se denomina en la diplomacia clim¨¢tica las ¡°p¨¦rdidas y da?os¡±. Es decir, los impactos irreversibles que ya se est¨¢n dando con el nivel de calentamiento actual, que alcanza de media los 1,1 grados Celsius respecto a la ¨¦poca preindustrial.
Este debate tiene especial importancia en un planeta que seguir¨¢ calde¨¢ndose y en el que los eventos extremos se incrementar¨¢n considerablemente, como advierte la ciencia. Pero este debate no se ha terminado de abordar nunca en las tres d¨¦cadas de negociaciones clim¨¢ticas, desde que la primera COP se celebr¨® en Berl¨ªn en 1995. ¡°Las p¨¦rdidas y da?os han sido el tema siempre pospuesto. No hay m¨¢s tiempo para posponerlo¡±, exig¨ªa esta semana Guterres. ¡°Obtener resultados concretos sobre p¨¦rdidas y da?os es la prueba de fuego del compromiso de los gobiernos¡±, a?ad¨ªa.
¡°Ser¨¢ un tema central de la cumbre¡±, admit¨ªa el viernes Wael Aboulmagd, el embajador especial designado por la presidencia egipcia de la COP27. Las negociaciones de los delegados de los casi 200 pa¨ªses que participan en la cumbre empiezan este domingo, pero la inauguraci¨®n oficiosa ser¨¢ durante el lunes y el martes, cuando tomar¨¢n la palabra alrededor de 125 jefes de Estado y de Gobierno, seg¨²n los c¨¢lculos de la presidencia de la COP. Estar¨¢n los principales mandatarios europeos y, aunque el presidente estadounidense, Joe Biden, no participar¨¢ en la inauguraci¨®n, si acudir¨¢ a la cumbre a finales de la semana que viene de camino a la reuni¨®n del G-20 en Indonesia.
A los que no se los espera en Egipto es a los m¨¢ximos mandatarios de China, India y Rusia. La tensi¨®n que ha generado la guerra en Ucrania y el aumento de los roces entre Estados Unidos y China, responsables en estos momentos de alrededor del 40% de las emisiones mundiales, entorpecen el avance en los grandes temas de la agenda multilateral. Y la lucha contra el cambio clim¨¢tico no es ajena. En la cumbre del pasado a?o, celebrada en Glasgow (Escocia), Estados Unidos y China sellaron un pacto para avanzar en algunas medidas concretas, como la reducci¨®n de las emisiones de metano. Pero tras las tensiones surgidas por el conflicto en Taiw¨¢n, las conversaciones entre ambos pa¨ªses quedaron en suspenso en agosto. Wael Aboulmagd rechaza, sin embargo, que esta tensi¨®n se vaya a trasladar a la cumbre egipcia. Y John Kerry, el enviado especial de EE UU para el cambio clim¨¢tico, dej¨® abierta la semana pasada una puerta a que se pueda reunir con su hom¨®logo chino, Xie Zhenhua, en Sharm el Sheij.
A esta cumbre, considerada de transici¨®n despu¨¦s de la del pasado a?o en Glasgow, los pa¨ªses m¨¢s pobres llegan con un peque?o tanto inicial: hay un amplio consenso para que se debata formalmente entre los delegados el asunto de las p¨¦rdidas y da?os, entre los que se incluye, por ejemplo, el riesgo cierto que tienen de desaparecer algunos Estados insulares, los impactos provocados por las sequ¨ªas e inundaciones o, incluso, las migraciones clim¨¢ticas. Entre los pa¨ªses desarrollados, las reticencias se han centrado durante los ¨²ltimos a?os en que se abra el tema de las reclamaciones cuyo final es incierto.
Fracasos
Tener que discutir sobre p¨¦rdidas y da?os es, en cierta forma, la constataci¨®n de un fracaso de la humanidad para afrontar el reto del cambio clim¨¢tico, que lleva m¨¢s de tres d¨¦cadas en la mesa de los gobernantes sin que se le haya puesto coto al incremento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero, cuyo origen est¨¢ principalmente en los combustibles f¨®siles que alimentan la econom¨ªa mundial. Estas negociaciones tienen dos patas: la mitigaci¨®n (reducir los gases hasta dejar el calentamiento dentro de los l¨ªmites de seguridad) y la adaptaci¨®n (preparar a las sociedades para los efectos que ya son inevitables del cambio clim¨¢tico). El compromiso de las naciones ricas era ayudar a las que tienen menos recursos en ambos campos con la ¡°movilizaci¨®n¡± de 100.000 millones de d¨®lares anuales (cifra similar en euros, seg¨²n el cambio actual) a partir de 2020. Pero lleg¨® 2020 y no se alcanz¨® esa meta. Seg¨²n los c¨¢lculos de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE), en 2020 se lleg¨® solo a 83.300 millones.
Dentro del t¨¦rmino ¡°movilizar¡± entran los recursos p¨²blicos y privados que llegan hasta los pa¨ªses en desarrollo a trav¨¦s de cr¨¦ditos y ayudas a fondo perdido. Pero el resultado es que la mayor¨ªa del dinero se recibe en forma de pr¨¦stamo (solo el 21% en 2020 fueron subsidios). Adem¨¢s, solo el 34% de los fondos (29.000 millones) se destinaron a acciones de adaptaci¨®n para que las naciones m¨¢s pobres se protejan frente a los estragos del calentamiento. A estos datos de la OCDE la Cruz Roja Internacional a?ade otro m¨¢s: ninguno de los 30 pa¨ªses m¨¢s vulnerables del mundo se encuentra entre los 30 mayores receptores de los fondos de adaptaci¨®n per c¨¢pita.
Este incumplimiento de los pa¨ªses desarrollados ha sembrado de desconfianza las negociaciones clim¨¢ticas en los ¨²ltimos a?os. Por eso Guterres pide recuperar ¡±la confianza¡± entre ¡°el Norte y el Sur¡±. Propone algo as¨ª como ¡°un pacto hist¨®rico entre las econom¨ªas desarrolladas y emergentes¡± para que las naciones ricas presten ayuda a los pa¨ªses emergentes para adaptarse y tambi¨¦n para reducir las emisiones.
Una meta que se escapa
Porque el otro punto en el que la humanidad tambi¨¦n va desencaminada es la reducci¨®n de los gases de efecto invernadero. El Acuerdo de Par¨ªs, que sali¨® de la COP celebrada en 2015 en la capital francesa, estableci¨® un l¨ªmite de seguridad: la temperatura media global a final de siglo no debe superar los 2 grados y en la medida de lo posible los 1,5 respecto a los niveles preindustriales. Pero, con un calentamiento de 1,1 grados y unos planes clim¨¢ticos de los pa¨ªses insuficientes, la posibilidad de cumplir con la meta de los 1,5 se est¨¢ volviendo ya remota.
Si se quiere tener alguna oportunidad de conseguir ese objetivo, la ciencia establece que las emisiones mundiales deber¨¢n haberse reducido en 2030 un 45% respecto a los niveles de 2010. Pero los planes clim¨¢ticos de los casi 200 pa¨ªses que est¨¢n en el Acuerdo de Par¨ªs llevar¨¢n a un incremento del 10,6% de las emisiones para finales de esta d¨¦cada.
La cumbre de Glasgow del pasado a?o termin¨® con un llamamiento a que los pa¨ªses endurecieran sus planes clim¨¢ticos para esta d¨¦cada. Y en los ¨²ltimos 12 meses 24 naciones lo han hecho, entre las que est¨¢n China o India. Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, por ejemplo, hab¨ªan actualizado sus objetivos antes de Glasgow. El PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) ha analizado el conjunto de planes de recorte de emisiones y concluye que, si se cumplen esas promesas, el aumento de la temperatura estar¨ªa entre los 2,4 y los 2,6 grados.
¡°Todav¨ªa es te¨®ricamente posible, pero nos estamos quedando sin tiempo. Si las emisiones globales contin¨²an en los niveles actuales, la posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5 grados desaparecer¨¢ a fines de esta d¨¦cada¡±, explica Anne Olhoff, una de las coordinadoras del informe del PNUMA. ¡°Por eso no puede haber m¨¢s retrasos en la acci¨®n y la ambici¨®n. Ya sabemos que cada fracci¨®n de grado importa, lo que significa que cada tonelada de emisiones evitada importa¡±, a?ade.
Importa, de nuevo, cuando se regresa al debate de p¨¦rdidas y da?os, porque con cada d¨¦cima de aumento crecen los impactos negativos que no golpean a todos por igual. El denominado V20 ¡ªun grupo de 58 naciones en desarrollo consideradas muy vulnerables al cambio clim¨¢tico¡ª ha difundido esta semana un informe sobre los efectos que ya est¨¢ teniendo el calentamiento en sus territorios. ¡°El impacto asim¨¦trico profundiza las desigualdades e injusticias globales. Las naciones m¨¢s pobres y vulnerables son, con mucho, las m¨¢s afectadas¡±, concluye este estudio. Y son las menos responsables. Por ejemplo, en estas 58 naciones del V20 (entre las que hay pa¨ªses centroafricanos, centroamericanos y naciones en riesgo del Pac¨ªfico) viven unos 1.500 millones de personas, cerca del 20% de la poblaci¨®n mundial, pero emiten solo el 5% de las emisiones globales. Lo mismo ocurre con los 54 pa¨ªses africanos, que acumulan solo entre el 3% y el 4% de las emisiones globales. Todos ellos ¡°han contribuido marginalmente¡± al calentamiento global, concluye el V20.
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