Antonio Vercher, fiscal de Medio Ambiente: ¡°Todos tenemos perfectamente claro que El Algarrobico se va a demoler¡±
El representante del ministerio p¨²blico considera que la condena europea por la contaminaci¨®n en Madrid y el ¨¢rea metropolitana de Barcelona ¡°es una importante llamada de atenci¨®n a las autoridades espa?olas¡±
Antonio Vercher (69 a?os, Tavernes de la Valldigna, Valencia) es desde 2006 el fiscal coordinador de Medio Ambiente y Urbanismo de Espa?a, lo que le ha convertido en un observador de excepci¨®n de la evoluci¨®n del derecho ambiental en el pa¨ªs. Autor de siete libros, acaba de publicar Delincuencia ambiental y empresas (Marcial Pons), donde vuelca una parte de su experiencia como fiscal, una carrera que arranc¨® en 1980.
Pregunta. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s ha cambiado desde 2006?
Respuesta. Hay un amplio sector judicial, incluso jueces, a los que no les llamar¨ªa activistas ambientales pero que est¨¢n cerca de eso. Algunos forman parte de ONG y esto antes era absolutamente ins¨®lito, impensable. Pero ahora hay un amplio sector de gente muy comprometida y muy activa en la tem¨¢tica ambiental.
P. ?Cree que es un reflejo de la sociedad actual? ?Hay m¨¢s conciencia?
R. Creo que la respuesta adecuada a esto la dar¨ªa un soci¨®logo, pero lo que s¨ª es evidente es que el proceso de concienciaci¨®n es lento, aunque va sobre seguro. Pero, lamentablemente, desde el punto de vista penal, con los delitos medioambientales no pasa lo mismo que con otros, como los robos o agresiones, cuyo efecto se detecta de inmediato. En los asuntos medioambientales la relaci¨®n de causalidad o no aparece o tarda mucho en aparecer, con lo cual realmente es dif¨ªcil que aparezca esa concienciaci¨®n necesaria para que a su vez se desarrolle empat¨ªa. En cierta ocasi¨®n hicimos un peque?o experimento en el metro un grupo de alumnos y yo. Uno de ellos fingi¨® un robo y la verdad es que reaccion¨® el vag¨®n entero. Todo el mundo inmediatamente hizo causa con la v¨ªctima. Luego hicimos lo mismo en otra l¨ªnea de metro, pero argumentando que ol¨ªa fatal y que seguramente hab¨ªa un vertido de azufre. Y nos miraban como a taraos.
P. ?El problema es que la gente pueda conectar el delito medioambiental con sus consecuencias?
R. Exactamente. Porque lo que est¨¢ claro es que la gente empieza a reaccionar cuando siente que la v¨ªctima puede ser cada uno de los ciudadanos.
P. ?Quiz¨¢s ahora estamos en un punto de inflexi¨®n con el incremento de los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos por el cambio clim¨¢tico?
R. Creo que todav¨ªa no hemos llegado a ese punto, estamos extraordinariamente lejos. La gente no tiene la oportunidad de centrarse en temas de esta naturaleza, que quedan relegados a lo tangencial o accidental. Lo que vemos en la primera p¨¢gina de todos los peri¨®dicos es el Parlamento, el Consejo General del Poder Judicial y las iniciativas pol¨ªticas. No es ni malo ni bueno, simplemente est¨¢ ocurriendo, es verdad. Pero creo que el aspecto ambiental tiene una importancia infinitamente superior a muchos temas que en este momento est¨¢n primados. Esto lo vimos con el Prestige y lo vimos tambi¨¦n con Do?ana. Y lo que me temo es que en un determinado momento la llamada de atenci¨®n sea realmente potente, algo mucho m¨¢s serio que Do?ana o el Prestige.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Pues, por ejemplo, a que el cambio clim¨¢tico se acelere infinitamente m¨¢s de lo que los propios cient¨ªficos est¨¢n planteando, algo que puede pasar. Entonces ver¨ªamos que la tem¨¢tica ambiental se pondr¨ªa en primer plano y toda la gente pasota que ha adoptado posturas de absoluta dejadez pedir¨ªa m¨¢s penas, penas brutales, y modificaciones legales con sanciones dur¨ªsimas.
P. En su libro habla de los intentos que ha habido por elevar la protecci¨®n del medio ambiente a un derecho fundamental. ?Por qu¨¦ es tan importante que ocurra?
R. Si colocas un derecho en su m¨¢s alta instancia, tienes much¨ªsimos m¨¢s instrumentos para proteger ese derecho. Es igual que con la libertad de expresi¨®n, que todo el mundo clama por su protecci¨®n. Si se produjera una evoluci¨®n hacia esa consideraci¨®n, creo que ser¨ªa altamente positivo. El ejemplo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es muy positivo, porque es un caso ins¨®lito donde el derecho al medio ambiente, que no est¨¢ previsto en la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos de 1950, ha sido creado de la nada. Y de rebote. Porque mezclan el derecho a la intimidad, el derecho a la vida, a la integridad f¨ªsica y el derecho a la salud. Han empezado con problemas que tienen que ver con el medio ambiente ac¨²stico, con aeropuertos en Inglaterra, y luego lo han ampliado a otros temas.
P. ?No tiene la sensaci¨®n de que la Uni¨®n Europea es lo mejor que le ha podido pasar al medio ambiente en Espa?a?
R. S¨ª, sin duda. Es interesante el sentido com¨²n que est¨¢ demostrando la Uni¨®n Europea.
P. ?Qu¨¦ le parece la condena contra Espa?a que acaba de dictar el Tribunal de Justicia de la UE por la contaminaci¨®n en Madrid y el ¨¢rea metropolitana de Barcelona?
R. Se ve¨ªa venir desde hac¨ªa bastante tiempo, no es ninguna sorpresa. La sentencia pone de manifiesto que las cosas van en serio. Es una importante llamada de atenci¨®n a las diferentes autoridades espa?olas, b¨¢sicamente a las de car¨¢cter local, en relaci¨®n con estas obligaciones. Las consecuencias del incumplimiento de las sentencias de la UE a nivel econ¨®mico pueden ser francamente altas. Tenemos el camino perfectamente trazado y hasta cierto punto puede ayudar a clarificar las cosas. Desde esa perspectiva, a lo mejor incluso nos facilita la labor.
P. En su libro tambi¨¦n explica que una parte muy importante del trabajo de los fiscales de Medio Ambiente en Espa?a se centra en el urbanismo. ?Por qu¨¦?
R. Primero porque el urbanismo fue determinante de la creaci¨®n de la especialidad. En 1977, el Consejo de Europa ya recomienda a todos los Estados miembros que especialicen a jueces y fiscales en medio ambiente. En Espa?a no se hace hasta 2006 y creo que el pistoletazo de salida fueron los casos Malaya y Ballena Blanca. Ah¨ª se vio que hab¨ªa graves problemas de corrupci¨®n ligados al blanqueo de dinero, much¨ªsimo procedente de la droga, a trav¨¦s de la construcci¨®n. Era escandaloso. Y aquello determin¨® que se tomara la decisi¨®n por el Gobierno de entonces, en 2006, de crear la Fiscal¨ªa especial con el respaldo del Parlamento.
P. ?Por qu¨¦ es tan complicado en Espa?a que se ejecute la demolici¨®n de una edificaci¨®n ilegal?
R. Porque no hay tradici¨®n. Aqu¨ª hist¨®ricamente jam¨¢s se ha demolido y tengo la impresi¨®n de que una parte importante es por razones pol¨ªticas. Las competencias esenciales para demoler est¨¢n en los ayuntamientos y normalmente demoler el edificio a alguien supone que el entorno familiar y de amistades te identifiquen como el que ordena la demolici¨®n. En fin, es verlo con cierto estrabismo, por llamarlo de alguna manera.
P. ?Una cuesti¨®n de votos?
R. Exactamente. Aunque insisto en que no soy soci¨®logo. Pero me baso en la praxis y en lo que he observado.
P. ?C¨®mo le podemos explicar a la sociedad que 16 a?os despu¨¦s de que se paralizaran las obras del hotel de El Algarrobico este edificio declarado ya ilegal siga en pie?
R. Una demolici¨®n es extraordinariamente cara y ese es un aspecto que tambi¨¦n se olvida. Y claro, el que se ve obligado a afrontar una cosa as¨ª [los propietarios y subsidiariamente la administraci¨®n local] va a recurrir a todos los medios y todos los aspectos legales a su disposici¨®n en defensa de sus intereses. Esto es comprensible, nos guste m¨¢s o menos.
P. ?Pero no es un mensaje da?ino para la sociedad que este s¨ªmbolo tan evidente del ladrillazo siga en pie?
R. Es un mensaje da?ino, sin duda. Pero hay algo positivo: lo que ser¨ªa realmente perturbador y preocupante es que aquello se hubiera puesto en marcha. Desde luego, est¨¦ticamente es infame, pero el hecho de que est¨¦ parado pone de manifiesto a su vez que ha habido una serie de reacciones sociales importantes. Yo conf¨ªo en que se va a demoler. Creo que todo el mundo tiene perfectamente claro que la demolici¨®n va a ser el resultado final. Pero hay estos otros aspectos, generalmente de contenido econ¨®mico, e importantes responsabilidades, y hay quien puede intentar escurrir el bulto.
P. Su departamento ha mostrado algunas dudas sobre la ley de bienestar animal que se tramita en el Congreso.
R. Cuando la recibimos, nos ce?imos estrictamente a lo que ten¨ªa que ver con la intervenci¨®n del Ministerio Fiscal. Y punto, por razones evidentes. B¨¢sicamente, nuestra competencia es sobre normativa procesal penal. Lo dem¨¢s hubiera sido especulativo y poco ¨¦tico.
P. ?Y qu¨¦ le parece la pol¨¦mica por la inclusi¨®n o no de los perros de caza?
R. La verdad es que no tengo el tema estudiado con suficiente rotundidad como para poder expresarme. Lo que s¨ª tengo claro es que hay una realidad social en el pa¨ªs que no se puede obviar. Es decir, el robo lo tiene todo el mundo claro, y no hay nadie en Espa?a que dude de las caracter¨ªsticas del robo. Pero hay toda una serie de aspectos que van a obligar a un sector de la poblaci¨®n a revisar sus principios. Esto hay que hacerlo con mucha paz, con mucha tranquilidad, con mucha ecuanimidad y sent¨¢ndose de forma tranquila y ponderada. Y no es precisamente el momento mejor para hacerlo. Pero no solo con esto. Hay un totum revolutum de aspectos important¨ªsimos que est¨¢n saliendo a la palestra al mismo tiempo y que dan una sensaci¨®n de inseguridad y de incertidumbre.
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