Garo?a: As¨ª se desmantela una central nuclear
Tras una d¨¦cada parada, la planta burgalesa se prepara para desaparecer del mapa, un proceso que durar¨¢ una d¨¦cada y en el que el principal reto es la gesti¨®n de los residuos radiactivos. EL PA?S disecciona el desmantelamiento y el tratamiento de los peligrosos desechos
Funcionan 24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana. Las c¨¢maras siempre est¨¢n activas en el lugar m¨¢s peligroso (y controlado) de la central de Santa Mar¨ªa de Garo?a. Es el edificio en el que est¨¢ el antiguo reactor nuclear BWR, de la firma General Electric, y la piscina en la que se guarda desde 1971 todo el combustible que se us¨® para generar electricidad durante algo m¨¢s de 40 a?os. Ese uranio enriquecido es la raz¨®n por la que, aunque la central lleva ya m¨¢s de 10 a?os desconectada de la red, las c¨¢maras siguen activas, igual que muchas de las medidas de seguridad.
Controlando esas im¨¢genes, en Viena, est¨¢ el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA). Se vigila el combustible gastado porque algunos de sus elementos se pueden usar todav¨ªa para la fabricaci¨®n de armas. Bajo una de esas c¨¢maras, Manuel Ondaro explica que todo el proceso de desmantelamiento de la central comenzar¨¢ por vaciar la piscina de los elementos de combustible. Este ingeniero de minas, con m¨¢s de dos d¨¦cadas de experiencia en el desmantelamiento de este tipo de instalaciones, ser¨¢ el encargado de dirigir las operaciones para borrar del mapa esta planta, un proceso que durar¨¢ alrededor de 10 a?os.
Porque a Garo?a le ha llegado la hora de desaparecer. Esta peque?a central ¡ªera la menor de las existentes, con una potencia instalada de 466 MW¡ª est¨¢ ubicada en el municipio de Valle de Tobalina (900 habitantes), en la comarca burgalesa de las Merindades. Fue desconectada de la red en diciembre de 2012 por sus propietarias, Endesa e Iberdrola. Desde entonces, ha estado en el centro de la batalla entre antinucleares y pronucleares en Espa?a. Finalmente, en 2017, las el¨¦ctricas, con el visto bueno del Gobierno del PP, decidieron que no sal¨ªa a cuenta acometer las millonarias obras para que reabriera, conden¨¢ndola a su desaparici¨®n. El Gobierno de PSOE y Podemos aprob¨® por fin este verano el desmantelamiento de las instalaciones, que llevar¨¢ a cabo la empresa p¨²blica que gestiona los residuos radiactivos en Espa?a: Enresa.
EL PA?S ha visitado las instalaciones para intentar diseccionar ese desmantelamiento, un proceso en el que solo en la primera fase se tendr¨¢n que gestionar 2.000 toneladas de residuos radiactivos, adem¨¢s del combustible gastado. Atravesar las puertas de Garo?a es viajar al pasado, hasta la ¨¦poca dorada de la energ¨ªa nuclear.
La ¨¦poca dorada de la energ¨ªa nuclear est¨¢ llegando a su fin en Espa?a. Eso es, al menos, lo que acordaron en 2019 el Gobierno y las compa?¨ªas el¨¦ctricas propietarias de las cinco centrales nucleares que permanecen activas. Se pact¨® entonces un calendario de cierre, que empezar¨¢ con la central de Almaraz (C¨¢ceres) a partir de 2027 y se rematar¨¢ con Trillo (Guadalajara) en 2035. En este contexto, el desmantelamiento de Garo?a se convierte en un banco de pruebas perfecto para lo que vendr¨¢ en los pr¨®ximos a?os.
El desmantelamiento
Enresa, a la que ya se le ha traspasado la titularidad de la planta burgalesa, estima que el desmantelamiento durar¨¢ 10 a?os. Se dividir¨¢ en dos fases. La primera se prolongar¨¢ durante tres a?os y se espera que arranque a principios de 2024. Y, como detalla Ondaro, se centrar¨¢ en buena medida en ¡°la gesti¨®n del combustible gastado¡±. Es decir, en sacar de la piscina las barras de uranio, el residuo de m¨¢s alta actividad que se genera en una nuclear y cuya gesti¨®n es la m¨¢s complicada.
Almacenar temporalmente el combustible gastado en el agua es la soluci¨®n que se aplica en la mayor¨ªa de las centrales en operaci¨®n. La piscina de Garo?a tiene unas dimensiones de siete metros de ancho por 13 de largo. Su profundidad es de 11,4 metros y las barras con el combustible ¡ªque miden cuatro metros de alto¨D se depositan en el fondo. Dentro de la piscina hay unas 440 toneladas de uranio, cuya radiaci¨®n est¨¢ contenida ahora por el agua.
Para poder llevar a cabo el desmantelamiento hay que sacar de la piscina esos elementos de combustible. Se cambiar¨¢ el blindaje que ofrece el agua por unos contenedores especiales para guardar en seco el material radiactivo. Los contenedores cil¨ªndricos se trasladar¨¢n hasta el denominado ATI (Almac¨¦n Temporal Individualizado), ubicado a unos 300 metros de distancia del edificio del reactor, dentro de las instalaciones de Garo?a. Est¨¢ previsto que los trabajos de carga de los contenedores comiencen a principios de 2024, y durar¨¢n tres a?os. En total, se usar¨¢n 49. Hasta ahora, solo se ha cargado uno y se necesitaron 160 horas de trabajo para completar la maniobra.
Si no hay cambios en la planificaci¨®n de la gesti¨®n de los residuos nucleares en Espa?a, esos 49 contenedores quedar¨¢n depositados en el ATI, al menos, hasta la d¨¦cada de los a?os setenta de este siglo. En ese momento, seg¨²n los planes actuales de Enresa, Espa?a ya dispondr¨¢ de un almac¨¦n geol¨®gico profundo para poder albergar los residuos radiactivos de alta actividad de todas las centrales del pa¨ªs.
El coste estimado del ATI asciende a 183 millones de euros. A eso hay que a?adir otros 600.000 euros anuales del mantenimiento de este almac¨¦n. Y el coste total del desmantelamiento de Garo?a, sin contar el ATI, ser¨¢ de unos 475 millones. ?Qui¨¦n lo pagar¨¢? Enresa es la que hace frente a los gastos; y esta empresa p¨²blica se financia principalmente con las tasas que pagan las nucleares para hacerse cargo de sus residuos y de desmontar las centrales cuando llegue el momento.
En la fase primera del desmantelamiento, que ya cuenta con todos los permisos de las administraciones y en la que se estima que trabajar¨¢n 350 personas, tambi¨¦n se llevar¨¢ a cabo el desmontaje del edificio de turbinas. Porque esta zona de Garo?a se convertir¨¢ ¡°en el centro neur¨¢lgico¡± del proceso, se?ala Ondaro, que ya dirigi¨® para Enresa los trabajos de desmantelamiento de la central de Zorita (Guadalajara).
Una vez despejado, el edificio de turbinas ser¨¢ el lugar en el que se clasifiquen todos los residuos que genere el desmantelamiento para saber qu¨¦ destino deben tomar. Aproximadamente, un 20% de los desechos ser¨¢n radiactivos. El resto ser¨¢n convencionales.
El mayor volumen de residuos se generar¨¢ durante la segunda fase del desmantelamiento, que durar¨¢ siete a?os. Ser¨¢ el momento en el que se proceda al desmontaje y la demolici¨®n de todas las estructuras de la central. ¡°El desmantelamiento se hace de dentro a fuera¡±, detalla Ondaro. As¨ª se podr¨¢n clasificar los residuos correctamente, aunque ya se ha realizado un trabajo previo para identificar los elementos que deber¨¢n ser tratados como residuos radiactivos.
Al final, cuando dentro de 10 a?os est¨¦ concluido todo el proceso de desmantelamiento, donde hoy est¨¢ la central solo quedar¨¢ el ATI con los 49 contenedores que guardan encapsulado el combustible gastado, que deber¨¢n ser controlados durante miles de a?os. Esos dep¨®sitos, que tambi¨¦n tendr¨¢n un control constante por parte de la OIEA, permanecer¨¢n ah¨ª durante, al menos, 50 a?os m¨¢s, ya que Espa?a no cuenta todav¨ªa con un cementerio para los residuos radiactivos m¨¢s peligrosos.
El combustible usado est¨¢ clasificado como residuo de alta actividad. Pero en el desmantelamiento de Garo?a tambi¨¦n se producir¨¢ basura radiactiva de media, baja y muy baja actividad. Solo en la primera fase se generar¨¢n unas 6.000 toneladas de residuos en total, de los que unas 2.000 toneladas ser¨¢n radiactivos de ese tipo, estima Enresa. Esas 2.000 toneladas s¨ª saldr¨¢n de Burgos. Lo har¨¢n rumbo a una rec¨®ndita finca ubicada al norte de la provincia de C¨®rdoba, hasta El Cabril.
El Cabril
A casi 800 kil¨®metros por carretera de Garo?a, perdido en la Sierra Albarrana, que forma parte de la Sierra Morena cordobesa, est¨¢ el ¨²nico cementerio nuclear de Espa?a. All¨ª aguardan ya a los camiones procedentes de Burgos la directora de este complejo propiedad tambi¨¦n de Enresa, Eva Noguero, y todo su equipo.
La desaparici¨®n completa de Garo?a generar¨¢ 7.500 metros c¨²bicos de desechos de muy baja actividad y 5.900 de baja y media, seg¨²n los c¨¢lculos de Enresa. Desde que oficialmente El Cabril comenz¨® a operar en 1986, han llegado cerca de 60.000 metros c¨²bicos de residuos radiactivos de este tipo procedentes de las casi mil instalaciones radiactivas que hay en el pa¨ªs. Aunque los principales clientes son y ser¨¢n las centrales nucleares, y m¨¢s a medida que vayan cerrando y desmantel¨¢ndose las plantas.
Los or¨ªgenes de este almac¨¦n, que ahora ocupa 35 hect¨¢reas dentro de una finca de m¨¢s de 1.220, est¨¢n en el franquismo y en una antigua explotaci¨®n de uranio, la conocida como Mina Beta. Cuando ces¨® la actividad minera, a partir de los a?os sesenta, la dictadura empez¨® a guardar ah¨ª de forma clandestina los residuos radiactivos procedentes de diferentes actividades e incidentes, como el accidente que ocurri¨® en 1970 en plena ciudad universitaria de Madrid con una reactor experimental y que termin¨® por contaminar el r¨ªo Jarama y parte de sus m¨¢rgenes. El Gobierno franquista acometi¨® una operaci¨®n secreta de limpieza y parte de los residuos acabaron escondidos en la Mina Beta.
Con la llegada de la democracia y la creaci¨®n a principios de los a?os ochenta de la empresa p¨²blica Enresa, a unos metros de la antigua explotaci¨®n de uranio se empez¨® a construir el actual centro de almacenamiento. ¡°En 1986 se extrajeron todos los residuos de la mina y se llevaron a los m¨®dulos que se construyeron¡±, recuerda Noguero desde estas rec¨®nditas instalaciones que est¨¢n rodeadas de encinas y ciervos; el n¨²cleo de poblaci¨®n m¨¢s pr¨®ximo est¨¢ a m¨¢s de 30 kil¨®metros.
El Cabril cuenta con un laboratorio para analizar los residuos que le llegan y con un ¨¢rea de recepci¨®n y acondicionamiento en la que se evita el contacto de los trabajadores con los desechos m¨¢s peligrosos. Hay dos zonas de dep¨®sito de la basura, una para los residuos de baja y media actividad y otra para los de muy baja actividad.
En el caso de los de media y baja actividad, los desechos llegan en los caracter¨ªsticos bidones amarillos de 220 litros. Luego se encapsulan en contenedores c¨²bicos a los que se les inyecta mortero. Esos contenedores se depositan a su vez en unas de las celdas, que tienen capacidad para 320 contenedores. Cuando est¨¢n completas se sellan con mortero y se tapan con una estructura de hormig¨®n. El Cabril cuenta ahora mismo con dos plataformas con capacidad para 28 celdas. Una de las plataformas est¨¢ ya completa y la otra va camino de llenarse tambi¨¦n. ¡°Con los desmantelamientos de las centrales no hay suficiente espacio¡±, reconoce la directora del complejo, que est¨¢ ya preparando la ampliaci¨®n de estas instalaciones para poner en funcionamiento dos nuevas plataformas. ¡°Para 2028, ya estar¨¢n completas todas las celdas que tenemos ahora¡±, advierte Noguero.
El futuro de esas plataformas en las que est¨¢n encapsulados los bidones con los residuos es estar cubiertas por tierra y vegetaci¨®n. El pr¨®ximo a?o est¨¢ previsto que comience un proyecto piloto para cubrir una de las celdas, adelanta Noguero. ?Y cu¨¢nto tiempo deber¨¢ pasar para que se pueda considerar liberado este emplazamiento porque ya no sea peligroso para el ser humano? Trescientos a?os, responde la directora de El Cabril.
La otra zona de almacenamiento es la destinada a los residuos de muy baja actividad, que requieren un tratamiento menos severo. B¨¢sicamente, los desechos se entierran, con lo que se consigue contener la radiaci¨®n.
Como en el caso de los de media y baja actividad, Enresa planea la construcci¨®n de dos celdas m¨¢s para poder hacer frente a todos los residuos que llegar¨¢n con el desmantelamiento de Garo?a primero y luego de las otras cinco centrales nucleares que a¨²n est¨¢n activas en Espa?a pero que ya tienen fecha de caducidad.
El incierto futuro de los residuos m¨¢s peligrosos
Realmente, el problema de la gesti¨®n de los residuos radiactivos no est¨¢ en los que acaban en El Cabril, sino en los de alta actividad, fundamentalmente, el combustible gastado. La construcci¨®n del ATI en Garo?a (y en el resto de centrales en activo y la antigua Zorita) ha sido una soluci¨®n temporal adoptada por descarte. Hasta hace poco, el objetivo era construir un ¨²nico almacenamiento temporal para guardar todo el combustible gastado. El lugar designado fue una localidad de Cuenca, Villar de Ca?as, que no contaba con ninguna instalaci¨®n nuclear. Pero las dudas sobre el emplazamiento elegido y, sobre todo, la oposici¨®n del Gobierno de Castilla-La Mancha hicieron naufragar el proyecto.
La gesti¨®n de los residuos radiactivos en Espa?a se rige a trav¨¦s de planes nacionales que se aprueban peri¨®dicamente. El s¨¦ptimo plan est¨¢ ya rematado y con todos los tr¨¢mites cumplidos, aunque se est¨¢ a la espera de que se constituya el Ejecutivo para que sea definitivamente aprobado en el Consejo de Ministros. En el documento se renuncia ya a la construcci¨®n de un almac¨¦n centralizado y se indica que la soluci¨®n temporal ser¨¢n siete silos, uno en cada central (las cinco operativas m¨¢s Garo?a y Zorita, que est¨¢n ya cerradas). Porque ninguna comunidad aut¨®noma se ha ofrecido para acoger los residuos de todas las nucleares.
Esa es la soluci¨®n transitoria, la definitiva es la puesta en marcha del llamado almac¨¦n geol¨®gico profundo. Ese silo empezar¨ªa a funcionar a partir de 2073, seg¨²n el plan nacional de gesti¨®n que est¨¢ a punto de aprobarse. Aunque lo cierto es que actualmente no existe un deposito de este tipo en funcionamiento en ning¨²n lugar del mundo. El m¨¢s avanzado es el proyecto de Finlandia, donde ya se han iniciado las excavaciones y la construcci¨®n. Est¨¢ previsto que pueda empezar a operar en torno al a?o 2025.
En Espa?a, en los a?os noventa se realizaron trabajos previos para identificar zonas del pa¨ªs que geol¨®gicamente sean susceptibles para albergar un almac¨¦n de este tipo. En el plan de residuos que est¨¢ pendiente de ser aprobado se ofrece un calendario tentativo para la construcci¨®n de este silo. Pero se resalta que el emplazamiento no solo solo debe cumplir los requisitos t¨¦cnicos y los criterios de seguridad, sino que tambi¨¦n debe contar ¡°con la aceptaci¨®n social y pol¨ªtica necesaria¡±.
Seg¨²n ese calendario, a partir de 2029 se empezar¨ªan a seleccionar los emplazamientos favorables, un proceso que concluir¨ªa una d¨¦cada despu¨¦s, en 2039. A partir de ese momento comenzar¨ªa el proceso t¨¦cnico y administrativo para poder iniciar la construcci¨®n del almac¨¦n geol¨®gico profundo a partir de 2060 y que, te¨®ricamente, llevar¨¢ a que en la d¨¦cada de los setenta se depositen ah¨ª los residuos radiactivos que han generado las nucleares del pa¨ªs. Tambi¨¦n, esas 440 toneladas de uranio que hay en la piscina de Garo?a y que las c¨¢maras controlan 24 horas al d¨ªa y siete d¨ªas a la semana.
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