La nueva pintura callejera de Banksy abre el debate sobre la degradaci¨®n del arbolado urbano
El viejo cerezo podado que ha inspirado al artista es el gran olvidado en medio de una nube de curiosos e ¡®instagrammers¡¯
Hay un revuelo constante estos d¨ªas en Hornsey Road, la calle de Finsbury Park al norte de Londres. Una fauna de curiosos, periodistas e instagrammers se amontona alrededor de la nueva obra del artista callejero Banksy, que ha revolucionado este barrio multicultural. Dos japonesas se hacen selfis, un grupo de chicas brit¨¢nicas vestidas como para la portada de Vogue se turnan para hacerse fotos entre ellas. Una periodista de la BBC busca cualquier declaraci¨®n entre el grupo de curiosos que ha acudido al barrio.
En medio del circo espont¨¢neo, un hermoso y noble cerezo salvajemente podado ¡ªdesmochado, ser¨ªa la expresi¨®n correcta, porque su copa ha desaparecido¡ª se yergue como una especie de candelabro de hierro en medio del paisaje urbano.
La pintura de Banksy ¡ªel artista reivindic¨® la autor¨ªa en su cuenta de Instagram¡ª pretende precisamente denunciar el sacrilegio. Sobre la pared lateral blanca de un complejo de apartamentos situada justo detr¨¢s del ¨¢rbol (una superficie codiciada por cualquier grafitero), el autor ha pintado una enorme mancha verde que se desliza por el muro como lianas de musgo. En una esquina, una mujer parece estar fumigando el follaje inexistente de las ramas ahora mutiladas.
¡°Poco a poco, comenc¨¦ a sentirme horrorizada. Desconsolada ante la tribu de periodistas que grababa la escena y la muchedumbre de curiosos que murmuraba y levantaba los tel¨¦fonos m¨®viles para hacer una foto¡±, escribe en las p¨¢ginas de The Guardian la escritora Gio Iozzi, que fund¨® en su d¨ªa la organizaci¨®n en defensa del arbolado urbano Haringey Tree Protectors. ¡°Todo ese cacareo centrado en la obra de un ser humano hab¨ªa perdido de vista la cuesti¨®n fundamental de lo ocurrido: ?c¨®mo es posible que un ¨¢rbol urbano maduro haya sido podado de un modo tan agresivo, hasta el punto de que nunca pueda volver a regenerarse o a florecer en todo su esplendor cuando llegue la primavera?¡±, se pregunta Iozzi.
El condado de Islington, al que pertenece el barrio, asegura que el ¨¢rbol, que tiene ya entre 40 y 50 a?os, hab¨ªa entrado en un proceso de declive. Estaba enfermo y hab¨ªa sido da?ado por hongos.
El due?o de Thor¡¯s Trees, la compa?¨ªa que ha llevado a cabo la poda, ha asegurado a la BBC que los responsables municipales les dieron instrucciones ¡°hasta el m¨ªnimo detalle¡± del modo en que deseaban que se llevara a cabo el trabajo. La t¨¦cnica del desmochado, explica Lawrence-Thor Stephen, ayuda a que las ramas, que en esa especie crecen hacia arriba, no aumenten demasiado de tama?o y puedan caer sobre alg¨²n peat¨®n, por culpa de la enfermedad del ¨¢rbol.
Es probable que Banksy pretendiera denunciar la desaparici¨®n de la naturaleza en el paisaje urbano, al vincular su obra con el ¨¢rbol en cuesti¨®n. Al alejarse unos metros de la escena, el espectador puede imaginar que el manchurr¨®n pintado por el artista repuebla al cerezo de hojas. Pero lo cierto es que las conversaciones de los curiosos giran m¨¢s estos d¨ªas en torno a la belleza o fealdad de la obra del artista, o sobre la revalorizaci¨®n que pueden llegar a tener las viviendas tocadas por la mano del genio.
El condado de Islington ya ha dado instrucciones al equipo municipal que normalmente se encarga de eliminar las pintadas y grafitis del barrio para que respeten el nuevo banksy.
Un artista pol¨¦mico
La ma?ana del mi¨¦rcoles, dos enormes manchas blancas aparecieron sobre la obra del autor, como si alguien hubiera arrojado pintura para arruinarla. Algunos vecinos se lamentaban de la aparente gamberrada ¡ªlas piezas urbanas de Banksy, con una cotizaci¨®n cada vez m¨¢s alocada, se salvan de entrar en esa categor¨ªa¡ª, pero otros recordaban que se trataba del mismo artista que plane¨® en su d¨ªa la trituraci¨®n en directo de uno de sus cuadros, en medio de su subasta. El resultado de aquella broma fue que el lienzo, o lo que qued¨® de ¨¦l, colgando del marco el que Banksy hab¨ªa ocultado una trituradora de papel, vio duplicado su valor. Quiz¨¢ el vandalismo sobre la obra proced¨ªa del mismo autor.
Los propietarios del edificio sobre el que ha aparecido la nueva genialidad del an¨®nimo artista callejero ya han puesto a su alrededor vallas para intentar proteger el valor a?adido. Al lado del cerezo, un peque?o cartel proh¨ªbe que las personas se suban al ¨¢rbol. La curiosidad es insaciable, y son muchos los que ya han saltado las vallas provisionales instaladas alrededor de la obra para lograr una mejor fotograf¨ªa. Tarde o temprano, alguien acabar¨¢ escalando las ramas del cerezo para lograr mejor detalle del manchurr¨®n de Banksy, ignorando por completo que el prop¨®sito inicial de este arte guerrillero urbano era precisamente denunciar el abandono del ¨¢rbol.
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