Las peligrosas carabelas portuguesas echan el ancla en las playas espa?olas
Hasta ahora se ve¨ªan unas semanas a principios del verano, pero la presencia a estas alturas de estos animales, que causan graves picaduras, desconcierta a los cient¨ªficos, que apuntan al cambio clim¨¢tico
A Roberto P¨¦rez M¨ªguez, de 42 a?os, le pic¨® el viernes de la semana pasada una carabela portuguesa en la playa de Abrela, en O Vicedo (Lugo) y casi no lo cuenta. El agua estaba en calma y comenz¨® a nadar mar adentro, como acostumbra. A la media hora, algo le abraz¨® la pierna, el t¨®rax y los dos brazos. ¡°Me lo quit¨¦ y vi a la carabela, pens¨¦ que pod¨ªa regresar, pero ten¨ªa los brazos y la pierna paralizada, el cuerpo me ard¨ªa y las piernas me temblaban, me salv¨¦ gracias a que llevo una boya¡±, relata. Estuvo 12 horas en el hospital y ahora est¨¢ perfecto, aunque sigue con medicaci¨®n y le quedan las marcas como l¨ªneas tatuadas en el cuerpo.
La carabela portuguesa que pic¨® a este vecino de Celeiro es una de las que est¨¢n apareciendo en las dos ¨²ltimas semanas por Galicia. Pero a finales de agosto, esta especie (Physalia phisalis), similar a las medusas aunque de picadura m¨¢s dolorosa y grave, deber¨ªa haber desaparecido de la costa espa?ola hasta el pr¨®ximo verano. Pero sigue ah¨ª, y est¨¢ provocando cierres de arenales y la aparici¨®n de carteles de advertencia por la peligrosidad de la especie. En Oleiros (A Coru?a) se retiraron este lunes 59 ejemplares de las playas de Santa Cristina, Bastiagueiro y Espi?eiro. Esa persistencia de las carabelas a estas alturas del a?o desconcierta a los cient¨ªficos.
¡°Llegan habitualmente en verano desde el Atl¨¢ntico a Galicia, Cantabria, Asturias, Pa¨ªs Vasco y m¨¢s tarde pasan el Estrecho y alcanzan el Mediterr¨¢neo, y sab¨ªamos que estaban m¨¢s o menos un mes y el resto del verano pr¨¢cticamente desaparec¨ªan, lo que no es normal es su presencia ahora, porque su ciclo de vida deber¨ªa haber finalizado¡±, afirma Josep Mar¨ªa Gili, profesor de investigaci¨®n del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC). Quedar¨ªan las larvas, creciendo, en aguas abiertas del Atl¨¢ntico, hasta el a?o pr¨®ximo. El veneno de la carabela produce escozor y dolor intenso y en algunos casos reacciones como taquicardias, temblores, diarrea, v¨®mitos y convulsiones.
Lo que podr¨ªa estar ocurriendo, plantea Gili, es que el aumento de la temperatura del mar durante periodos prolongados desencadene una mayor reproducci¨®n y ¡°que haya m¨¢s de una generaci¨®n al a?o¡±. Por eso se las detectar¨ªa ahora y ¡°podr¨ªan seguir llegando m¨¢s¡±. La falta de depredadores y los cambios en las din¨¢micas de las corrientes marinas son otros de los factores que pueden estar influyendo, al igual que con ciertas especies de medusas.
Aunque recuerde a una medusa y se la trate como tal, la carabela es en realidad una sofisticada colonia de individuos asociados, cada uno con su especializaci¨®n: defensa, alimentaci¨®n y reproducci¨®n. Evoluciona desde una peque?a larva, que genera esos individuos y crece poco a poco por gemaci¨®n hasta que se forma la colonia, alcanza su madurez sexual, se reproduce y muere. Al ser una especie de mar abierto se mueve empujada por las corrientes superficiales y el viento, y cada vez alcanza las playas con mayor facilidad debido a que se est¨¢ perdiendo la barrera natural que separa masas oce¨¢nicas y agua de la costa por la diferencia de temperatura y salinidad que existe entre ellas. El calentamiento est¨¢ difuminando esas diferencias y las aguas oce¨¢nicas penetran con mayor facilidad en las costas. Con ellas llegan m¨¢s medusas, y tambi¨¦n carabelas.
Gili puntualiza que no se trata de generar alarma, de momento es un primer indicio de que ¡°podr¨ªamos estar ante un aumento de las poblaciones en el Atl¨¢ntico¡± y hay que tomar medidas de precauci¨®n. Pero falta mucha investigaci¨®n y, en la actualidad, ¡°no existen pr¨¢cticamente proyectos que garanticen una recogida de datos suficiente y eso que se trata de un problema de salud p¨²blica¡±, advierte. La disminuci¨®n de los depredadores de medusas es otro de los factores que est¨¢ detr¨¢s de su crecimiento. Las medusas son una fuente de alimento de muchas especies, que obtienen de ellas col¨¢geno (una prote¨ªna) y agua (el 95% de estos organismos es agua). ¡°Piensa que una tortuga boba (Caretta caretta) en el Mediterr¨¢neo se come una tonelada de medusas a la semana y si hay menos, pues claro que afecta¡±, se?ala.
Lo positivo de las carabelas es que no pasan desapercibidas en las playas. La colonia est¨¢ compuesta por una c¨¢mara de gas, violeta y transl¨²cida, coronada por una vela que sobresale por encima de la superficie del mar. Por debajo quedan los peligrosos tent¨¢culos: ¡°Puede llegar a tener m¨¢s de 100, muchos de ellos de entre 20 y 30 metros de longitud¡±, advierte Gili. Cada uno contiene una gran cantidad de c¨¦lulas urticantes y se rompen muy f¨¢cilmente cuando llegan a los arenales, ¡°porque vienen a morir, no tienen capacidad de escapatoria¡±. Durante un d¨ªa o dos esos trozos flotan en el agua y aunque no se vean pican igual. Por eso, cuando se detectan ¡°hay que cerrar la playa s¨ª o s¨ª¡±, concreta Gili.
El alcalde de O Vicedo (Lugo), Jes¨²s Novo Mart¨ªnez, tom¨® esa decisi¨®n el viernes de la semana pasada despu¨¦s de que una carabela picara a Roberto P¨¦rez M¨ªnguez en el arenal de Abrela, hasta que ya no hubo peligro. Novo, pescador adem¨¢s de regidor, es testigo del aumento de carabelas portuguesas en sus playas. ¡°Tengo 65 a?os y es cierto que cuando ten¨ªa 20 ya ve¨ªas carabelas, pero una o como mucho dos. De unos cuatro a?os a esta parte han ido apareciendo m¨¢s¡±, describe. Tambi¨¦n lo ha comprobado cuando sale a pescar: ¡°Veo much¨ªsimas, una aqu¨ª, otra all¨¢... no s¨¦ si es un tema de cambio clim¨¢tico o qu¨¦¡±.
A ellos les supone un gran problema el control, porque es un municipio peque?o, con mucha costa y sin personal suficiente en verano, cuando la poblaci¨®n pasa de 1.700 habitantes a 6.000. Este a?o no han encontrado socorristas que quisieran trabajar all¨ª. ¡°Todos los d¨ªas vamos a vigilar las playas y sacamos lo que encontramos, y si hay muchas carabelas ponemos la bandera roja, pero luego ya depende de la responsabilidad de la gente¡±. Muchas pueden ser cinco ejemplares en una playa como Abrela, de 900 metros de longitud.
El regidor no es muy optimista: ¡°Se nos va a ir de las manos e igual hay que ir pensando en pedir ayuda de las administraciones¡±. El problema se encuentra sobre todo en las playas que reciben los vientos del nordeste, los predominantes en verano: Abrela, San Roman y Aeralonga. La situaci¨®n se repite en otros lugares. P¨¦rez M¨ªnguez, el vecino que se top¨® con la carabela, asegura que no era consciente de que algo as¨ª pod¨ªa pasar, porque lleva muchos a?os nadando cuatro o cinco kil¨®metros. Volver¨¢ a meterse en el mar, pero tomar¨¢ precauciones como nadar en paralelo a la playa y recomienda a los ba?istas que escojan arenales en los que haya socorrista.
Este martes la Consejer¨ªa de Sanidad gallega envi¨® una nota de prensa en la que informaba sobre c¨®mo actuar en el caso de picadura. Primero se deben eliminar los restos de tent¨¢culos con pinzas, guantes o el borde de un objeto r¨ªgido, sin frotar la zona o usar arena. Despu¨¦s hay que lavar la zona afectada con agua de mar, nunca con agua dulce porque se libera m¨¢s veneno, ni usar vinagre, amoniaco u orina. En tercer lugar, se debe aplicar fr¨ªo con una bolsa de pl¨¢stico con hielo durante 15 minutos, para evitar que el veneno pase al torrente sangu¨ªneo y el ¨²ltimo paso ser¨ªa desinfectar la herida con tintura de yodo. Se intentar¨¢ evitar otra posible picadura durante el resto del verano, pues sus consecuencias pueden ser mucho peores al quedar el cuero sensibilizado al veneno. En caso de que hay socorristas en la playa, lo mejor es acudir a ellos y si se tienen n¨¢useas, v¨®mitos, mareos, calambres musculares, dolor de cabeza, o dificultad para respirar, ir a un centro sanitario.
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