Espa?a elaborar¨¢ el primer inventario de suelos contaminados por radiactividad tras a?os de dilaciones y una condena europea
Pese a existir al menos seis zonas afectadas por accidentes nucleares y otras actividades industriales, el pa¨ªs no cuenta todav¨ªa con un cat¨¢logo oficial que recoja los planes de limpieza
Tras una condena del Tribunal de Justicia de la UE y varios lustros de dilaciones, Espa?a ha aprobado una norma que debe ayudar a sacar del limbo a los suelos contaminados por accidentes con material radiactivo. Porque en Espa?a hay al menos seis emplazamientos afectados por este problema. A pesar de que las autoridades son conscientes de ello, estas tierras no cuentan con un reconocimiento oficial ni con un seguimiento de las medidas de control o limpieza, como est¨¢ establecido en una directiva europea de diciembre de 2013 que los ¨²ltimos gobiernos del PP y del PSOE en coalici¨®n no han terminado de trasponer a pesar de las repetidas advertencias de Bruselas. La ausencia de ese cat¨¢logo ha contribuido al oscurantismo.
El Gobierno public¨® la semana pasada en el Bolet¨ªn Oficial del Estado (BOE) un real decreto con el que se aprob¨® el reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas. En la disposici¨®n adicional sexta se establece que el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica ¡°elaborar¨¢ y mantendr¨¢ actualizado un inventario de suelos o terrenos contaminados radiol¨®gicamente y de suelos o terrenos con restricciones de uso¡±. Ese inventario, seg¨²n figura en un anexo, deber¨¢ incluir, entre otras cosas, la causa de la contaminaci¨®n radiol¨®gica y su alcance, las ¡°previsiones y actuaciones de descontaminaci¨®n realizadas¡± y las ¡°medidas de control y restricciones de uso¡±. B¨¢sicamente, arrojar luz y transparencia sobre un problema que ha estado en muchos casos envuelto en el secretismo desde la dictadura, pero tambi¨¦n durante los ¨²ltimos 45 a?os de democracia.
El ejemplo m¨¢s conocido es el de la contaminaci¨®n radiactiva en Palomares, una pedan¨ªa de Cuevas de Almanzora (Almer¨ªa) v¨ªctima del mayor accidente nuclear de la Guerra Fr¨ªa. En enero de 1966 un bombardero B-52 y un avi¨®n cisterna KC-135 del ej¨¦rcito de Estados Unidos colisionaron durante una operaci¨®n de repostaje en vuelo y dejaron caer cuatro bombas termonucleares; dos fueron recuperadas intactas, pero otras dos dispersaron su carga de plutonio y contaminaron la zona, aunque sin llegar a detonar. Casi seis d¨¦cadas despu¨¦s todav¨ªa hay 50.000 metros c¨²bicos de tierras contaminadas repartidas por cuatro decenas de parcelas en Palomares. Su limpieza sigue pendiente de un posible acuerdo con Estados Unidos que nunca llega y cuya resoluci¨®n positiva se disipa, de nuevo, con la vuelta de los republicanos a la Casa Blanca de la mano de Donald Trump.
El ej¨¦rcito estadounidense en colaboraci¨®n con la dictadura de Franco llev¨® a cabo una limpieza de la zona tras el accidente y pagaron algunas indemnizaciones. Pero un estudio de 2007 del Ciemat (Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas) confirm¨® que 40 hect¨¢reas segu¨ªan contaminadas con plutonio. Tres a?os despu¨¦s, en 2010, el mismo Ciemat elabor¨® un proyecto de plan de descontaminaci¨®n que nunca se ha llevado a cabo por la falta de acuerdo entre Espa?a y EE UU sobre d¨®nde ir¨¢n los residuos. Los distintos gobiernos espa?oles han mantenido clasificado ese plan de limpieza. Cuando el inventario est¨¦ aprobado, en el cap¨ªtulo dedicado a Palomares deber¨¢n figurar las ¡°previsiones y actuaciones de descontaminaci¨®n¡± de esta zona. Tambi¨¦n los planes de al menos cinco zonas m¨¢s que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha reconocido que est¨¢n contaminadas por radiaci¨®n.
Ese reconocimiento ¡ªa trav¨¦s de un comunicado de prensa, no en un registro oficial, porque no existe¡ª lleg¨® despu¨¦s de que EL PA?S desvelara en 2018 la existencia de ocho zanjas en varios puntos de los m¨¢rgenes de la real acequia del Jarama, un canal de riego a caballo entre Madrid y Toledo, en los que se hab¨ªan enterrado lodos con restos contaminados con Cesio-137 y Estroncio-90, dos is¨®topos radiactivos. Las zanjas, que siguen sin estar se?alizadas porque entre otras cosas no existe un reconocimiento oficial que las declare como contaminadas, son el resultado de un accidente producido en 1970. Varias decenas de litros de l¨ªquido altamente radiactivo se vertieron hace m¨¢s de cinco d¨¦cadas desde un reactor nuclear experimental ubicado en el Centro Nacional de Energ¨ªa Nuclear Juan Vig¨®n, en la Ciudad Universitaria de Madrid. El l¨ªquido se col¨® por las alcantarillas y fue a parar al Manzanares; de ah¨ª pas¨® al Jarama, a la real acequia de ese r¨ªo y al Tajo. El franquismo no puso en marcha ning¨²n plan de contenci¨®n y ocult¨® el accidente. Luego realiz¨® una operaci¨®n de limpieza secreta y los lodos con una menor carga radiactiva fueron abandonados en esas zanjas, cuya existencia nunca fue comunicada a la poblaci¨®n.
De hecho, los alcaldes de la zona y las autoridades de Castilla-La Mancha se enteraron de la existencia de esas banquetas por la publicaci¨®n de EL PA?S en 2018. En el real decreto aprobado ahora se especifica que el ministerio deber¨¢ informar del inventario al ¡°Consejo de Seguridad Nuclear, a la comunidad aut¨®noma en cuyo territorio se ubique el suelo o terreno, y al ayuntamiento en cuyo t¨¦rmino municipal se sit¨²e el mismo¡±.
Condena europea y dilaciones
La obligaci¨®n de contar con ¡°estrategias para garantizar la adecuada gesti¨®n de las situaciones de exposici¨®n¡± a los elementos radiactivos existentes en las zonas contaminadas est¨¢ establecida por la directiva europea 2013/59/Euratom, que se aprob¨® en 2013 tras el desastre de Fukushima en Jap¨®n. En esa norma se daba de plazo hasta 2018 a los miembros de la UE para que traspusieran todo su contenido a su legislaci¨®n nacional. En el caso de Espa?a, eso se deber¨ªa materializar en el inventario que a¨²n no se ha aprobado y en un real decreto de suelos contaminados radiol¨®gicamente que el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica todav¨ªa sigue tramitando.
La Comisi¨®n Europea ha enviado en los ¨²ltimos a?os varios avisos a Espa?a para que cumpla con estas obligaciones. La dilaci¨®n ha sido tal que el Tribunal de Justicia de la UE conden¨® a Espa?a en septiembre de 2023 por este motivo, aunque sin llegar a imponer sanciones m¨¢s all¨¢ del pago de las costas. Si contin¨²a el incumplimiento respecto al control de los suelos afectados, Espa?a se expone a ser multada.
El reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas publicado la semana pasada en el BOE sustituy¨® a otro similar que data de 2008. En el de hace 16 a?os ya se conminaba al Consejo de Seguridad Nuclear a que elaborara ¡°un inventario de los terrenos o recursos hidrol¨®gicos de los que tenga conocimiento que se hayan visto afectados por contaminaci¨®n radiol¨®gica¡±. Pero tras a?os sin ponerse en marcha ese cat¨¢logo se lleg¨® a la conclusi¨®n de que era necesario modificar la ley franquista de energ¨ªa nuclear, que data de 1965 y sigue vigente, y en la que ni siquiera se contemplaba una definici¨®n para un terreno contaminado radiol¨®gicamente. Esa modificaci¨®n de la ley no se realiz¨® hasta mediados de 2022, lo que abre la puerta ahora al futuro inventario cuando se apruebe el real decreto de suelos contaminados que est¨¢ todav¨ªa pendiente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.