¡°El periodismo local te ense?a empat¨ªa¡±
Un a?o despu¨¦s de recibir el Premio Ortega y Gasset de Periodismo, la periodista Isabela Ponce reflexiona sobre la importancia de las historias de proximidad
Dice Isabela Ponce, periodista ecuatoriana, que alcanzar Jubones es una verdadera haza?a. Es tan grande la extensi¨®n de este desierto de Ecuador, y a la vez tan poco conocida su existencia, que serpentear sus peque?as aldeas aisladas requiere hasta cuatro horas para llegar de unas a otras. Jubones es una poblaci¨®n escasamente poblada que vive principalmente de la agricultura, pero esta es tan tradicional que apenas existe innovaci¨®n que mejore su producci¨®n. Todo esto lo contaba Ponce en Las mujeres que le ganaron al desierto, un reportaje de largo aliento que le vali¨® en 2021 un Premio Ortega y Gasset de Periodismo, los cuales tienen su 39? edici¨®n abierta a candidaturas. En ¨¦l ilustra, de forma tangible, c¨®mo las mujeres que labran la tierra encuentran, sin apenas ayuda, la forma de llevar el agua a sus cultivos.
Hace ya un a?o que Ponce gan¨® el Premio Ortega y Gasset. M¨¢s de dos desde que pis¨® un Jubones casi desconocido. Y pese al reconocimiento que alcanz¨® este premio en su pa¨ªs, seg¨²n cuenta la periodista, poco ha cambiado en este tiempo para sus protagonistas. Se lo confiesan las mujeres de su historia, que casi podr¨ªa decirse que improvisan sus t¨¦cnicas a modo de ensayo y error ante el aumento de las sequ¨ªas y, sin embargo, mitigan los efectos del cambio clim¨¢tico gracias a la adaptaci¨®n. Aunque algunas ni siquiera saben qu¨¦ es exactamente eso. Ni falta les hace.
Sin embargo, el eco de un reportaje local y en profundidad ha cambiado la mirada de muchos ciudadanos. Es la reflexi¨®n a la que llega Ponce despu¨¦s de todo este tiempo por los comentarios de lectores de todo el mundo, pero sobre todo desde Ecuador: ¡°Uno no sabe de d¨®nde viene el mango que come a la mesa hasta que no ve el esfuerzo real de tantas personas que trabajan la tierra. Son ellos los que te traen la papa, el pollo, que no viene del supermercado. Yo quer¨ªa ense?ar su d¨ªa a d¨ªa, su hacer. Aunque no me guste la palabra, mostrar su resiliencia¡±.
No es que fuera la intenci¨®n de Ponce destacar lo heroico de las mujeres que labran la tierra, tampoco denunciar el posible olvido que padecen a pesar de unas t¨ªmidas ayudas que algunas de estas mujeres recibieron de un proyecto estatal. Para eso est¨¢ el lector, que lo valore por el relato, aclara. Si algo tuvo en mente Ponce fue tener presentes las bases del periodismo: ¡°Mi enfoque tuvo que ver con ir a las motivaciones de la profesi¨®n en s¨ª misma, que son poder explicar conceptos complejos. Yo quer¨ªa explicar qu¨¦ es la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico, pero eso no palpas en la ciudad porque abres el grifo y tienes agua; tu congelador y tienes pollo¡±. No es f¨¢cil mostrar el cambio medioambiental en una ciudad que todo lo tiene, donde aparentemente, nada cambia; s¨ª se palpa en el desierto. ¡°Una cosa que intento hacer con los textos es aterrizarlos a tal nivel de detalle en la narraci¨®n que uno pueda entender el esfuerzo¡±, aclara la periodista.
Ponce, que reflexiona sobre el periodismo por videollamada desde la redacci¨®n de la GK ¡ªla revista que cofund¨® y en la que public¨® esta historia ¡ª, habla de Blanca Atre, Adriana Tapia, Daisy Dota, y M¨¦lida Romero, que lo mismo recogen berenjenas, que siembran mango, papaya o mel¨®n; algunas solo lo hacen para alimentar a sus familias, otras lo llevan al mercado. Algunas solo siembran cebollas; otras han aprendido a diversificar t¨¦cnicas y frutos. Ninguna de ellas se conoce entre s¨ª, pero la historia que las une le ha servido a Ponce para hablar de la importancia de una historia local: ¡°Creo que sigue siendo un reto del periodismo contar el cambio clim¨¢tico que apele al d¨ªa a d¨ªa. El periodismo local aporta otras miradas para apreciar las cosas m¨¢s all¨¢ de la cotidianidad de la ciudad. Puede que incluso suene a clich¨¦, pero tambi¨¦n te ense?a empat¨ªa¡±.
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