The Hives no se hicieron los suecos
La formaci¨®n n¨®rdica presenta con br¨ªo en Madrid 'The black and white album'
Atronadores como pocos, los escandinavos The Hives (quince a?os dando el cante ya) tomaron al asalto La Riviera para atacar (que no defender) su condici¨®n de quiz¨¢s la mejor banda de punk rock garage del mundo. La exageraci¨®n de semejante aseveraci¨®n se fundamenta en una concepci¨®n b¨¢sica y apabullante del rock. Tal experimento s¨®nico y semejante actitud los convierte en unos nuevos The Sonics, en unos juerguistas que han encontrado en la m¨²sica la salida natural a una creatividad enjaulada en Fagersta, su localidad sueca de origen.
El esp¨ªritu indomable de su l¨ªder, Howlin Pelle Almqvist (tan suelto en espa?ol que parec¨ªa un Erasmus, lo mismo que desprendido en el ingl¨¦s de todas las canciones), se contagia al resto de la banda, en¨¦rgicos como los m¨ªticos The Romantics (de los que copian, adem¨¢s, el trajearse uniformemente, corbata y chaqueta poco a poco desprendidas) y dominadores de los decibelios para convertir la reuni¨®n/concierto en una cita imprescindible a la que los fieles asistentes no pueden si no entregarse como adoradores descontrolados del c¨¢liz s¨®nico.
Presentaron con contundencia y una sonrisa mal¨¦fica su mejor disco de estudio, el cuarto y ¨²ltimo hasta la fecha, The Black and White Album, tan lleno de singles que el mundialmente conocido Tick, tick, boom (para cerrar el concierto de 1:15 minutos) se pierde entre la pl¨¦yade de ¨¦xitos (Hey little word, You got it all... wrong, Won't be long, Well all right!, Try it again, You dress up for Armageddon...) que van uno tras otro como las olas a la playa. Tambi¨¦n resultaron los hits anteriores, tipo Walk idiot walk, festejados por la masa conocedora. El concepto de show ante todas las cosas, y por encima de todas las cosas, ya viene casi por s¨ª s¨®lo cuando los tipos de hacen llamar Howlin, Vigilante, Doctor Destruction, Dangerous o Nicholaus, en plan los Madness o Beastie Boys. Muchas referencias, mil fuentes bebidas (Bowie, The Stooges, B-52's, Devo, no Franz Ferdinand ni The Strokes -es al rev¨¦s-...) y diversi¨®n tipo fiesta toga ofrecieron en Madrid, como deb¨ªa esperarse de semejantes elementos libertarios glam del rocanrol. La que liaron fue parda con dos guitarras, un bajo, una bater¨ªa y un vocalista vigoroso (cual Farin Urlaub de Die ?rzte) al frente de estos leg¨ªtimos herederos trastornados de un pa¨ªs que ya no es Abba, sino ni m¨¢s ni menos que el claro dominador de la inspiraci¨®n europea musical m¨¢s original en el siglo XXI.
Babelia
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