La Andr¨®maca de Racine y Donnellan se estrena en Almagro
El minimalismo esc¨¦nico del director brit¨¢nico se apoder¨® de los versos y del p¨²blico
Racine, junto a Corneille, es uno de los principales escritores franceses de tragedias. Y nada mejor que los griegos para escribir tragedias. As¨ª, Andr¨®maca es uno de sus principales textos, y de los que ha cosechado m¨¢s ¨¦xitos a lo largo de su historia. Estrenada para la corte de Luis XVI en la c¨¢mara privada de la reina, ahora llega a Espa?a de la mano de Declan Donnellan, que se ha vuelto a aliar con el franc¨¦s para traer hasta Almagro los versos del autor galo.
Con el tercer libro de la Eneida y la obra cl¨¢sica de Eur¨ªpides, de la que Racine tom¨® tambi¨¦n el t¨ªtulo para su pieza, como partida, el dramaturgo construye una obra en la que el amor es la base, aunque viaja en un solo sentido. Orestes ama a Hermione, esta desea a Pirro que no piensa en otra cosa que poseer a Andr¨®maca. Esta ¨²ltima s¨®lo tiene dos motivos para seguir con vida: su hijo Astianacte y la fidelidad a su esposo, asesinado frente a las murallas de Troya por Aquiles, padre del hombre que la mantiene cautiva.
En Andr¨®maca luchan el amor de madre y el amor de mujer
Mira el tiempo que va a hacer en Almagro |
Los griegos quieren la sangre de Astianacte, porque en ¨¦l ven la llama de su padre. Ya intent¨® matarlo Ulises en la propia Troya pero por un enga?o consigui¨® salvar la vida y ser finalmente conducido como esclavo al ?piro donde, junto con su madre, vive confinado en el palacio de Pirro. Orestes llega hasta all¨ª para reclamar la vida del peque?o. Si lo logra conseguir¨¢ el respeto de los suyos, si no, el amor de la mujer que desea, ya que Pirro s¨®lo se negar¨ªa a matarle para conseguir el amor de la doliente viuda.
En Andr¨®maca luchan el amor de madre y el amor de mujer y as¨ª rogar¨¢ a todos por la vida de su hijo aunque finalmente s¨®lo le quedar¨¢ una salida: volver a casarse para que Pirro lo tome como propio y evitar su destino a pesar de enfrentarse a toda la H¨¦lade. De nuevo, como lo fue en su anterior obra (Alejandro Magno), Racine estudia la pasi¨®n humana como desencadenante de la tragedia, un elemento que ir¨ªa depurando hasta llegar a su m¨¢xima expresi¨®n con Fedra.
Empleando pocos recursos m¨¢s que las palabras del autor franc¨¦s, Donnellan ha subido a las tablas del teatro municipal de Almagro, un montaje sobrio que habr¨ªa sido imposible sin el plantel de actores del Th¨¦?tre du Nord de Lille, ya que como es habitual en el ingl¨¦s lo fundamental de la obra es el trabajo de los int¨¦rpretes. Una vez iniciada la funci¨®n, el torrente de acci¨®n no se detiene y las escenas se solapan sin dar descanso al espectador.
Actual y cl¨¢sica
Actual y cl¨¢sica a un tiempo, la Andr¨®maca que se pudo ver ayer en el Teatro Municipal de Almagro prescinde casi por completo de la escenograf¨ªa y su vestuario se basa ¨²nicamente en dos colores: el blanco y el negro. Blanco que s¨®lo aparece en el segundo acto, cuando el luto por el marido muerto da paso al traje de novia, que tambi¨¦n tiene un aire de mortaja. Elementos, pues, los m¨ªnimos para sugerir m¨¢s que para mostrar.
El p¨²blico, no muy numeroso tal vez por ser jueves o por ser en franc¨¦s, se vio arrollado por un ritmo fren¨¦tico en el que una escena daba paso a la siguiente casi antes de haber concluido. As¨ª, las dos horas y cuarto de la representaci¨®n transcurrieron casi en un suspiro dominado de forma indiscutible por el tr¨ªo protagonista, Camile Cayol como Andr¨®maca, Christophe Gregoire c¨®mo Pirro y Sylvaine Levitte como Astianacte, a los que secundaba un potente Xavier Boiffier como Orestes, que al final comprueba c¨®mo todos le han utilizado y ¨¦l se ha dejado manejar.
La obra, que se estren¨® en el Th¨¦?tre du Nord de Lille el pasado octubre, tambi¨¦n podr¨¢ verse en el Teatro Nacional de Catalu?a en septiembre, antes de volver a Francia donde terminar¨¢n sus funciones. Sin embargo, esta noche repiten su cita con los espectadores espa?oles en una segunda funci¨®n en el festival.
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