La consagraci¨®n de Israel Galv¨¢n
El bailaor triunfa en Sevilla con 'El final de este estado de cosas, Redux'
El teatro estaba lleno y el p¨²blico rompi¨® en aplausos desde antes de que Israel Galv¨¢n empezase a bailar. El bailaor (Sevilla, 1973), probablemente el m¨¢s rupturista, arriesgado y vanguardista del flamenco actual, se consagr¨® anoche en el Teatro de la Maestranza de Sevilla con su ¨²ltimo trabajo, El final de este estado de cosas, Redux. Un espect¨¢culo que ya hab¨ªa presentado antes en el Festival de Jerez y en M¨¢laga, pero que anoche bail¨® en un montaje depurado (de tres horas que dur¨® en M¨¢laga ha pasado ahora a una hora y media) y en su versi¨®n definitiva.
Un viaje personal por el Apocalipsis con un gui?o a Francis Ford Coppola (El Redux del t¨ªtulo, seg¨²n explic¨® Pedro G. Romero, director art¨ªstico del espect¨¢culo, es un homenaje a la versi¨®n m¨¢s personal de Apocalypse now del director de cine estadounidense) con el flamenco como base pero con influencias de otras artes, como la danza japonesa butho o la tarantella italiana.
El espect¨¢culo arranc¨® con un silencio absoluto, silencio que durante toda la obra juega un papel fundamental y que el bailaor utiliza para crear intensidad dram¨¢tica de igual forma que utiliza la m¨²sica. Una traves¨ªa por el desierto personal que muestra al bailaor desnudo, solo, enfrent¨¢ndose a su baile descalzo y sin m¨¢s. Y ya desde la arena, en un arranque ¨ªntimo, Israel Galv¨¢n apunta lo que mostrar¨¢ durante todo el espect¨¢culo. Un baile que recurre a la esencia, que concentra la mirada en el gesto m¨¢s simple, sin aspavientos, en el movimiento preciso, en la pat¨¢ oportuna pero no constante.
Una introducci¨®n ¨ªntima del bailaor que da paso a uno de los momentos de mayor carga dram¨¢tica del espect¨¢culo, la proyecci¨®n de un v¨ªdeo que es en realidad una carta que una alumna libanesa de Galv¨¢n le env¨ªa para hablarle de la guerra en su pa¨ªs. Un paso de baile (Non, homenaje a Samir Kasir, de Zad Moultaka, bailado por Yalda Younes) montado sobre las ense?anzas de Galv¨¢n sobre el sonido real de las balas en el cielo de Beirut en la reciente guerra entre Israel y L¨ªbano. No deja de ser parad¨®jico que la carta comience con un "Hola Israel". El nombre del artista inspirador del baile. El nombre del pa¨ªs que ataca Beirut.
Despu¨¦s de la primera ovaci¨®n del p¨²blico, Israel Galv¨¢n baila por seguiriyas que se enlazan con una saeta. Unas seguiriyas en la voz de Fernando Terremoto, pero cargadas de silencios y de ru¨ªdos. Galv¨¢n, sobre una tarima, expresa su particular visi¨®n del flamenco en sus pies, en su braceo. El drama, la pasi¨®n, la entrega alcanzan su mayor momento de intensidad de todo el espect¨¢culo. Y para apuntalarlo, el grupo de heavy metal Orthodox, vestidos de negro, encapuchados. Cada zapateado, cada mano flamenca es aplaudida por el p¨²blico, que guarda silencio mientras Galv¨¢n se retuerce en las tablas.
Jerez y el Roc¨ªo
Nada de lo que hace Galv¨¢n es ortodoxo, y sin embargo, no se puede cuestionar su flamencura. Los villancicos jerezanos, en la voz de Diego Carrasco, enlazados con los verdiales, cantados por Juan Jos¨¦ Amador, con Alfredo Lagos a la guitarra, todo salpicado de pausas y silencios dan paso al momento m¨¢s c¨®mico, un baile con tambor rociero que termina con el bailaor por los suelos. La fatiga de una fiesta interminable, sobrevivir a la fiesta, el bailaor se retuerce en el suelo y hasta desde el suelo es capaz de expresar su gesto en una mu?eca, en un pie.
Bobote, anunciado como responsable de las palmas y los jaleos, homenajea al bailaor vestido de corto. Imita sus gestos m¨¢s caracter¨ªsticos, dialoga con ¨¦l, y se queda solo en el escenario para demostrar que ¨¦l tambi¨¦n sabe bailar. Descalzo, se contornea y descarga sus pies al comp¨¢s de la percusi¨®n y el saxo de Proyecto Lorca, jaleado por el p¨²blico.
El ¨²ltimo baile es sobre la tumba. La muerte y los ¨²ltimos de la fiesta por buler¨ªas, sin fin, reza el programa. Un juego sobre los ata¨²des que pone el cierre y que despierta la ¨²ltima de las ovaciones, la que muestra que Galv¨¢n est¨¢ llamado a escribir, con su nombre, un cap¨ªtulo propio en la evoluci¨®n del flamenco.
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