El jazz que trepa por los pies
LizzWright e Inc¨®gnito en una noche de jazz en Cartagena
Unos pies descalzos se deslizan por el negro suelo del escenario. Se posan. Comienzan a moverse bajo el negro vestido de Lizz Wright. Los dedos golpean el suelo como si se tratase de un piano. La acompa?an un pianista loco, una bater¨ªa, guitarra y bajo. Talento y clase. Eternity. Los pies aceleran el ritmo. De las u?as pasa los dedos, luego al tobillo. All¨ª se quedan en la poderosa versi¨®n del Old man de Neil Young. Los tobillos se mecen con el Idolize you de Ike Turner.
El teatro est¨¢ lleno. La gente expectante. La voz de Lizz se desgarra en el primer tema de cosecha propia, My hear. Mucha pasi¨®n en una voz que se desboca entre el silencio de la platea. "?No s¨¦ qu¨¦ esper¨¢is de m¨ª?", pregunta Lizz al auditorio. Justo lo que est¨¢ dando. En Hey mann se le sube a las rodillas que esconde bajo el vestido. El jazz tiene alma de alpinista. Los temas se van enlazando. Subiendo, asombrando al p¨²blico. Todos sentados menos un tipo que se agita enloquecido contra la pared. Leave me standing, Coming home, Speak your heart. Cintura, caderas, pecho.
Aplausos. Est¨¢ colgado el cartel de no hay billetes. Se despide con Salt. Llega al cuello. Ovaci¨®n.
La banda saluda y se despide. Lizz Wright vuelve sola al centro del escenario. Con su pelo corto, su vestido negro y el jazz trep¨¢ndole hasta la boca para estallar entre el silencio con Peace flows, sola, a capela. Con el largo viaje desde el dedo del pie hasta el centro del alma. El p¨²blico se levanta de sus asientos y aplaude con pasi¨®n. Primer triunfo. Se baja el tel¨®n.
La familia de inc¨®gnito
Se sube el tel¨®n y aparecen dos ingleses, un escoc¨¦s, dos jamaicanos, un jud¨ªo, una chica de Sri Lanka, un tipo de una isla del Caribe y otro de Isla Mauricio. No es un chiste. Son los diez m¨²sicos que forman Incognito. Una familia musical que va a cumplir treinta a?os de carretera. Los explica Bluey, el m¨¢s veterano. "Solo quer¨ªa formar una familia que viajase por el mundo con un mensaje de paz y amor". Las dos coristas rompen con su canto el silencio de un teatro que no tarda en levantarse y bailar, en dejar de ser un teatro. Funky, disco, dance. Todo se junta en un sonido que sale uniforme. Diez grandes m¨²sicos forman siempre una gran banda.
Cincuenta y un a?os tiene Bluey y treinta con la misma idea. M¨¢s de media vida. Presentan canciones de su ¨²ltimo disco Tales from de beach. Un buen ¨¢lbum que en directo suena mejor. Pianista, saxo, trompeta, tromb¨®n, guitarra, bajo, bater¨ªa y tres buenas voces. Toda un orquesta en dieciocho canciones que forman un mensaje, una idea. El teatro ya parece un festival. Ultima canci¨®n, Dont you worry. "Antes sol¨ªa irme del escenario y esperar los aplausos para volver a tocar, ya estoy mayor para esas cosas, Quer¨¦is otra canci¨®n". Presenta a la familia, mucho cari?o en esa banda, mucho amor. "Nosotros solo queremos trasmitir paz y amor y esta noche nos hab¨¦is dado mucho". Suena One love de Bob Marley, los m¨²sicos se van yendo, alguno se acerca a saludar, el teatro se va vaciando en otra gran jornada.
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