La leyenda del toro asesino
Rat¨®n, la res m¨¢s cotizada de los encierros, agiganta su fama a golpe de cornadas y sangre
Al ganadero se le escapa una sonrisa maliciosa.
-?Sabes cu¨¢nto me daba uno que no deja de criticar a Rat¨®n? Me lo cambiaba por 25 vacas, un tractor y un carro mezclador. Y, adem¨¢s, pasta. Y dije: ?no! Lo feliz que me ha hecho este toro no lo cambio por nada. No tiene precio.
El ganadero Gregorio de Jes¨²s abre el pesado port¨®n met¨¢lico del establo y se?ala con la mano: "Ah¨ª est¨¢". Y ¨¦se es Rat¨®n, un toro de ocho a?os que ha forjado su leyenda de asesino en los encierros y festejos callejeros de Valencia, responsable de una muerte y m¨¢s de una treintena de cornadas. Llena plazas, sus seguidores acuden a todos los pueblos a los que va y en Internet se cuentan sus haza?as, exageradas y muchas veces desvirtuadas. Es parte del mito de este morlaco, el m¨¢s cotizado de toda Espa?a.
Rat¨®n, la res m¨¢s cotizada de los encierros, agiganta su fama a golpe de cornadas y sangre
"Lo feliz que me ha hecho este animal no lo cambio por nada. No tiene precio", afirma orgulloso su due?o
Rat¨®n se ha convertido en la celebridad de los bous al carrer, los festejos valencianos. Tiene muchos seguidores, pero cuenta tambi¨¦n con un gran n¨²mero de detractores. Unos alaban su valent¨ªa, su bravura e inteligencia. Otros, en cambio, lo tildan de cobarde, de que se aprovecha de los m¨¢s inexpertos, y le acusan de cornear a traici¨®n. El caso es que el bicho, berrendo en negro, lucero, calcetero y bragao, no deja indiferente a nadie.
Gregorio de Jes¨²s es un ex matador que tom¨® la alternativa en la Monumental de M¨¦xico en 1993 y que hace a?os dej¨® la espada para dedicarse a la ganader¨ªa en Sueca, un pueblo a 30 kil¨®metros de Valencia. Entre naranjos y una marisma de arroz, guarda a Rat¨®n en la finca Rafol. De Jes¨²s compara a su toro con Cassius Clay (Muhammad Ali), uno de los mejores boxeadores de la historia, por su habilidad a pesar de tratarse de un peso pesado. "Es ¨¢gil, inteligente, r¨¢pido. Muy alegre. No es bruto, no es como los dem¨¢s toros que act¨²an por instinto y chocan contra todo. ?ste piensa, analiza y despu¨¦s ataca".
En un sal¨®n con pinta de cocina que Gregorio tiene en su finca cuelgan los carteles, enmarcados, con todas las actuaciones de Rat¨®n. "?Ves? Va solo. No comparte cartel con nadie. All¨¢ donde va, ¨¦l es la estrella. Se lo ha ganado", cuenta sin ocultar su orgullo. De Jes¨²s abre las puertas de su ganader¨ªa cada semana a pe?as taurinas que viajan en autob¨²s desde Valladolid, Segovia o Madrid para fotografiarlo.
Los recortadores y aficionados a los festejos no saben cuantificar las v¨ªctimas de Rat¨®n. En pueblos como el de Museros (Valencia), una decena de personas fueron corneadas. Jes¨²s Esteve fue recortador y ahora se dedica a organizar espect¨¢culos taurinos. A punto de coger un avi¨®n a Canad¨¢ para promocionar la fiesta, dibuja con sa?a un perfil del animal: "Es un asesino. Es vago, no le gusta participar. Va a su bola, esperando al fallo de alguno. Y ah¨ª s¨ª, cuando te coge te da un trompazo y no te suelta".
Alejandro Cucala, propietario de una ganader¨ªa que hered¨® de su padre, sostiene que esto es un negocio y que los aficionados desean ver un espect¨¢culo sorprendente. "El p¨²blico quiere violencia. Cuanta m¨¢s gente pilla el animal, m¨¢s famoso se hace. El Rat¨®n no tiene nada especial, ha cogido a varios y a uno se lo ha cargado. El toro mata a uno y hace rico a su due?o. La cosa funciona as¨ª", comenta Cucala. El toro m¨¢s famoso de su ganader¨ªa es Tremendo, del que afirma medio en broma, medio en serio: "Siempre que sale coge a alguno, pero no mata a nadie...".
La historia de Rat¨®n tiene algo de leyenda, alimentada tambi¨¦n en buena parte por su due?o. La primera vez que se dio a conocer fue en Puerto de Sagunto, en 2006, cuando mat¨® a cornadas a un hombre de 50 a?os. El v¨ªdeo de la cogida fue visto por cientos de miles de personas en Internet y muchos aficionados empezaron a seguir su trayectoria. Durante esos a?os, se le adjudican m¨¢s de una treintena de cornadas. Fue el a?o pasado, en Fallas, cuando empiton¨® tres veces a un hombre de 27 a?os en la plaza de toros de Valencia. A Manuel, veterano aficionado, apenas le quedaban dos metros para llegar a la barrera, pero el corn¨²peta le alcanz¨® por la espalda y lo volte¨® varias veces en el aire hasta que lo dej¨® pisoteado en el coso. Los organizadores suspendieron, entre pitos de los presentes, el festejo. Fue el comienzo de la historia sangrienta de Rat¨®n.
Las apariciones de Rat¨®n se cotizan caras. Gregorio cobra unos 6.000 euros por su participaci¨®n, cuando lo normal por un toro de alquiler es 1.000. Nunca una res hab¨ªa cobrado tanto. Mientras que el resto de los animales suelen salir durante todo el a?o, Rat¨®n se limita a aparecer unas diez veces por temporada: s¨®lo lo hace en Arag¨®n, Valencia, Catalu?a y Navarra, comunidades en las que el reglamento no obliga a sacrificar a las reses despu¨¦s de ser toreadas.
Los puristas de la fiesta defienden que el espect¨¢culo no est¨¢ en la sangre ni en la muerte. Eso es s¨®lo morbo. El verdadero aficionado se interesa por los quiebros y las piruetas de los recortadores. Carlos Zorrilla y Manuel Vicent, directivos de la Federaci¨®n de Bous al Carrer, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que engloba a las pe?as participantes en las fiestas populares, defienden con una monta?a de papeles en la mano el buen nombre de la tradici¨®n. "Los toros con muchas v¨ªctimas suelen ser m¨¢s cobardes, menos nobles. El buen aficionado, no sigue a esos animales", se?ala Zorrilla. Pero aclara que ha habido actuaciones memorables de Rat¨®n que no han sido famosas, en parte, por la nobleza de la faena. No hab¨ªa sangre.
Los festejos taurinos dejaron 4 muertos y 676 heridos el a?o pasado en la Comunidad Valenciana, donde casi 300 pueblos -m¨¢s de la mitad de los existentes en la regi¨®n- celebraron alg¨²n evento taurino. Vicent opina que, en comparaci¨®n con las fiestas que hubo (m¨¢s de 6.000) han sido pocos los incidentes. "Se ponen muchas medidas de seguridad. Esto es una fiesta, no se busca que nadie salga herido. Es una tradici¨®n y queremos que se trate con el m¨¢ximo respeto", dice.
Gregorio de Jes¨²s sabe que la fama viene acompa?ada de las cr¨ªticas. "Las figuras siempre han tenido sus detractores y sus admiradores", se?ala con picard¨ªa. "A Ra¨²l (delantero del Real Madrid) lo ponen en duda, pero ah¨ª est¨¢n sus goles. A Rat¨®n le pasa igual, van a quedar para siempre sus actuaciones". Rat¨®n es el heredero de otros toros que han hecho historia, como Ratonero, un animal que llen¨® plazas hace dos d¨¦cadas; El Mijares, que da nombre a una pe?a taurina; o Modisto, Cubano, Marinero y Fara¨®n, unos morlacos que tambi¨¦n se han granjeado su fama a golpe de asta. Son leyenda.
Cuando Rat¨®n apenas era una cr¨ªa, unos chicos se colaron en la finca y lo encerraron durante horas en un apartadero, a oscuras. Estaba temblando cuando lo sacaron. Gregorio lo rememora con dramatismo: "Pens¨¦ que se mor¨ªa. Creo que siempre se acuerda de aquella perrer¨ªa y desde entonces saca toda su mala leche". -
'La leyenda del toro asesino' es un reportaje del suplemento 'Domingo' del 25 de enero de 2009
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