Mibu sale al escenario

De crear una ceremonia gastron¨®mica para ocho comensales a mostrarla en un escenario ante un auditorio de 800 personas. Hiroyoshi y Tomiko Ishida, los art¨ªfices de Mibu, el restaurante m¨¢s exclusivo del mundo, han cocinado y han servido en directo una cena con la m¨¢s pura esencia japonesa dentro del congreso San Sebasti¨¢n Gastronomika , que se celebra en el Kursaal. El p¨²blico ha podido ver y oler todo el proceso, pero cinco invitados (con palillos de doble punta, para que coman los dioses) han saboreado los platos, entre los que se encontraban los cocineros Juan Mari Arzak y Pedro Subijana.

La atm¨®sfera ha sido creada expresamente para la ocasi¨®n, con flores, manteles, vajilla, buda e inciensos como si los participantes estuvieran en el peque?o pero ya famoso restaurante de Ginza. Con la diferencia de que la min¨²scula cocina tokiota se ha transformado en una gran mesa de operaciones. Tocar y olfatear hojas reci¨¦n ca¨ªdas de los ¨¢rboles, para ambientarse en el oto?o, ha iniciado la secuencia de platos (en el m¨¢s puro estilo kaiseki), que ha culminado con un postre dual, fr¨ªo y caliente, con la figura de la bah¨ªa de la Concha como homenaje de Mibu a la ciudad anfitriona.

Una rosa invernal hecha con nueces de ginko, un pescado (ayu) del que se come hasta la espina, un nabo con distintas texturas... componen un men¨² con nombres como oc¨¦anos, dios de los mares, o bendici¨®n de la tierra. En Mibu todo es ritual. "Es comida para el alma", dec¨ªa Juan Mari Arzak.

Ha habido tambi¨¦n momentos para la broma con el asunto de sorber con ruido la sopa caliente con ruido y para la iron¨ªa que romp¨ªa el protocolo y la sorpresa o estupefacci¨®n de los comensales cuando Tomiko Ishida les daba la comida en la boca como un p¨¢jaro alimentando a los polluelos. Tras las reverencias de rigor y los saludos, un reconocimiento al cocinero de Mibu por parte de los cocineros donostiarras: le han nombrado Cofrade de Honor.