La biblioteca port¨¢til de Manuel Vicent
El escritor re¨²ne en 'P¨®quer se ases' a los autores que marcaron su biograf¨ªa como lector
"Todos los grandes escritores son bipolares. Llevan una vida secreta y utilizan la literatura como tapadera para ocultar sus sentimientos. Lo que hacen en transferirlos a sus personajes". Lo dice Manuel Vicent al hablar de los 31 autores -de Arthur Miller a Gertrude Stein pasando por Virginia Woolf, C¨¦line o Rilke- que ha retratado en P¨®quer de ases (Alfaguara), un volumen que se completa con las caricaturas de los poetas y novelistas a cargo del ilustrador Fernando Vicente.
El autor de Tranv¨ªa a la Malvarrosa los ha publicado a lo largo de los ¨²ltimos a?os en las p¨¢ginas de este peri¨®dico y se refiere a ellos como "daguerrotipos", nombre de la secci¨®n del suplemento Babelia en la que ha aparecido la mayor¨ªa de los textos: "No son ni cr¨ªticas ni retratos literarios. La parte psicol¨®gica de un escritor tiene aqu¨ª tanta o m¨¢s importancia que su obra", dice Vicent.
Con todo, en el principio, como en la Biblia, fue el verbo, la literatura. "S¨ª, los eleg¨ª porque son personajes representativos de un tiempo y un espacio, pero tambi¨¦n porque han influido mucho en mi biograf¨ªa de lector". De ah¨ª que el libro se abra con Albert Camus, cuyo Mediterr¨¢neo argelino se mezcla con el Mediterr¨¢neo valenciano de Vicent. "Es el primer autor que le¨ª en serio. Con 18 a?os me abri¨® los ojos", recuerda el periodista y escritor, que admite que a medida que iba retratando autores se fue alejando de la primera persona: "Llegado un momento, quise ser m¨¢s as¨¦ptico".
El autor de El extranjero es uno de los favoritos del autor de P¨®quer de ases, un libro sobre el que ¨¦l mismo da una pista: "Si se lee de corrido es como una novela con 31 personajes". Para Vicent, Camus es el anverso ¨¦tico de una moneda cuyo reverso est¨¦tico ser¨ªa su compatriota Andr¨¦ Gide, que tambi¨¦n pag¨® con una larga traves¨ªa del desierto su denuncia del totalitarismo comunista en tiempos en los que en los cafetines de Par¨ªs lo chic era brindar por Stalin.
Dice Vicent que ning¨²n escritor se le ha "ca¨ªdo" al regresar a ¨¦l para escribir su retrato. As¨ª, se mantienen intacta su fascinaci¨®n por el mundo de Scott Fitzgerald y su recuerdo de la primera y decisiva lectura juvenil de La monta?a m¨¢gica, la obra maestra de Thomas Mann, tal vez el "bipolar" por excelencia: arquet¨ªpico padre de familia y homosexual reprimido a la vez.
De entre los autores a los que conoci¨® personalmente -"trat¨¦ a Benet y a Bioy y vi de pasada a Pla, Borges Beckett y Cort¨¢zar"-, Vicent destaca a su amigo Rafael Azcona: "Un talento puro, un maestro". En su daguerrotipo, el cari?o por la persona se mezcla con la admiraci¨®n por el artista: "Nunca cont¨® un chiste, pero no dec¨ªa nada que no fuera sorprendente y divertido. Nadie ve¨ªa lo que ¨¦l ve¨ªa. Azcona ten¨ªa el don de convertir lo cotidiano en surrealista y por muy extra?a que fuera su salida, al final llegabas a la conclusi¨®n de que ten¨ªa raz¨®n y que te acababa de mostrar el rev¨¦s del espejo. Antes de volver a casa a pie o en autob¨²s, en la sobremesa con los amigos, hab¨ªa desmitificado el amor, la patria, Dios, la iglesia, la pol¨ªtica, el dinero, el ej¨¦rcito, los banqueros, los obispos, todo con ejemplos y datos concretos, inapelables, sin ret¨®rica alguna, s¨®lo con la ayuda de un par de orujos". Como en toda partida de cartas, en este P¨®quer de ases de Manuel Vicent se escribe mucho y se bebe mucho m¨¢s.
![Louis-Ferdinand C¨¦line visto por Fernando Vicente.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PFKBH6DOH765FPGRRQSLBTESEA.jpg?auth=7a07104b00ffc0a7a9bec30acdffdfbeb0d7585a7e4d73df9df8d3b880b8cf9d&width=414)
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