Escultor de emociones
Hace tiempo que Richard Serra juega seg¨²n sus propias reglas. En cuanto a su persona, suele ir vestido completamente de negro, es parco en palabras y sonrisas. Cualquiera dir¨ªa que se parece a sus esculturas y quiz¨¢ tendr¨ªa raz¨®n, porque la frialdad aparente de sus obras contrasta con las emociones inexplicables que ¨¦stas suelen producir. Sus esculturas compuestas por grandes planchas de acero de enormes proporciones se aferran a lo m¨ªnimo, a la s¨ªntesis. Y a¨²n as¨ª han sido objeto de pol¨¦mica y de censura porque su meta constante en el arte es la transgresi¨®n, como ha dicho Serra m¨¢s de una vez.. "En una ¨¦poca como ¨¦sta, que tiene tan pocos grandes artistas, Serra equivale en el siglo XXI a lo que signific¨® Brancusi a comienzos del XX", opina el prestigioso cr¨ªtico de arte Robert Hughes".
A este artista californiano, que es el prototipo del neoyorquino, el c¨¢lculo matem¨¢tico le interesa menos que el punto extremo de equilibrio de una figurita de cart¨®n; la forma es para ¨¦l menos importante que la experiencia que ¨¦sta produce. El mercado del arte le trae sin cuidado y no suele trabajar para exponer en galer¨ªas. Con obras en los principales museos y colecciones de todo el mundo, el conjunto m¨¢s representativo de su dimensi¨®n como artista se conserva en el Guggenheim de Bilbao. El conjunto titulado La materia del tiempo tiene su instalaci¨®n permanente en la sala Arcelor desde junio de 2005 y se ha convertido en un im¨¢n para los visitantes. Ocho piezas monumentales que invitan al espectador a convertirse en parte de ellas al penetrarlas y dejarse absorber por su elemental y a la vez inquietante laberinto. Para continuar con la impresi¨®n que le produjo a Hughes despu¨¦s de visitarla, ¨¦ste la considera "la mejor exposici¨®n de escultura contempor¨¢nea" que ha visto.
La austeridad es la marca de f¨¢brica de Serra desde el principio. Ya en 1967 hizo una lista de palabras que constituir¨ªan su vocabulario pl¨¢stico. Decenas de verbos, como doblar, cortar, quitar, simplificar, abrir, torcer, mezclar, rotar. Y ese restar hasta quedarse en el hueso del arte es tambi¨¦n una actitud vital para ¨¦l. "Poco a poco descubres tu trabajo al darte cuenta de lo que no eres, lo que no quieres conseguir, lo que te niegas hacer", escribe en uno de sus textos. Y por restar, Richard Serra se querr¨ªa excluir tambi¨¦n de la historia. "El axioma de que el conocimiento deriva de la historia lo lleva a uno hacia falsas expectativas, falsas aspiraciones", escribe. "La historia es algo de lo que uno debe desprenderse. Y ojal¨¢ fuera tan sencillo. No puedes permitir que la historia te defina, no puedes utilizar la historia para esconderte detr¨¢s, como un refugio". Lo malo es que a veces huir te hace caer en los brazos de tu enemigo. En este caso, la Historia reservada s¨®lo a los grandes.
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