Una pasi¨®n decepcionada
Llega el primer t¨ªtulo de la gloriosa saga de espionaje de Alan Furst. Pero desconf¨ªen -?mucho!- del tramo espa?ol.
UNA CLANDESTINIDAD ?PICA
Me enamor¨¦ hace cosa de diez a?os, durante un verano igual de abrasador. En una de esas librer¨ªas que venden material en lenguas extranjeras encontr¨¦ una edici¨®n barata de Alan Furst. Pens¨¦ que se trataba de novela negra y piqu¨¦. Me deslumbr¨®: espionaje, guerrillas y sabotaje en los a?os 30/40. Argumentos desarrollados en escenarios perif¨¦ricos (pero siempre pasando por Par¨ªs). Vidas perdidas en la vor¨¢gine de la Segunda Guerra Mundial, nada de esas grotescas aventuras entre los grandes personajes, donde el polic¨ªa nazi desembarca en Argentina y ese mismo d¨ªa est¨¢ departiendo con Per¨®n y Evita.
Cuando Furst finalmente lleg¨® a Espa?a, su nombre aparec¨ªa por todas las partes, incluso en textos de comentaristas pol¨ªticos como Miguel ?ngel Aguilar. Entend¨ªa perfectamente ese deseo de compartir el descubrimiento, aunque se estuviera escribiendo sobre asuntos muy lejanos: ?pasi¨®n!
Pero vuelvo a mi Verano Alan Furst. En las semanas siguientes, fui cazando otros t¨ªtulos suyos, todav¨ªa in¨¦ditos en Espa?a, comercializados por Phoenix o Random House. Estaba tan atrapado que los le¨ªa desordenadamente, seg¨²n ca¨ªan en mis manos, mientras advert¨ªa con deleite que alg¨²n personaje se repet¨ªa y admiraba la ambici¨®n del empe?o: la cara B de la Historia de la Segunda Guerra Mundial, tal como la experimentaron actores menores, combatientes de segunda fila que tal vez podr¨ªan llegar a paladear la victoria sobre el monstruo nazi pero que ser¨ªan engullidos por la trituradora de la Guerra Fr¨ªa. Hasta que, sin darme cuenta, llegu¨¦ al primer volumen, el que ahora se traduce, y que precisamente bautiza a la serie: Night soldiers. Y se me hundi¨® el mito. M¨¢s a¨²n: me indign¨¦. Luego lo explico.
CU?NTAME EL ARGUMENTO
A principios de los a?os 30, la URSS recluta agentes for¨¢neos, chicos motivados por la injusticia social y la ascensi¨®n del fascismo. A trav¨¦s del b¨²lgaro Jristo (prefiero la graf¨ªa original, Khristo) Stoianev, seguimos la educaci¨®n del Frente Fraternal de 1934, una promoci¨®n de la academia de espionaje de la calle Arbat, en Mosc¨². Pertenecen a diferentes nacionalidades del Este de Europa e ingresan en el poderoso NKDV (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos, que se transformar¨ªa en KGB). Les animan a lograr la liberaci¨®n de sus pa¨ªses por la v¨ªa de la dictadura del proletariado. Algunos de ellos, sin embargo, hacen un pacto secreto de ayuda mutua: han visto la crueldad de sus amos sovi¨¦ticos y no se hacen ilusiones respecto a ellos.
Les seguimos mientras intervienen en la Guerra Civil Espa?ola, durante 1936. Se refugian luego en Par¨ªs, capital del exilio europeo. Khristo Stoianev es condenado a cadena perpetua en Francia pero uno de sus compa?eros -un cura nacionalista polaco- le libera y puede unirse al maquis. Recorre diversas ciudades europeas -Basilea, Praga- hasta que oye que su maestro ruso en las artes del espionaje, Sasha Votets, ha sobrevivido a las purgas de Stalin y quiere negociar con informaci¨®n ultrasecreta sobre el NKDV. Debe ser localizado a partir de tal fecha en cierto punto, junto al Mar Negro.
EL DANUBIO ROJO
Olvida el viaje por el r¨ªo de Apocalypse now. En las 50 ¨²ltimas p¨¢ginas, Khristo baja por el Danubio, atravesando diferentes pa¨ªses en llamas, hacia el lugar de la costa de Rumania designado por Sasha. Se topa con los triunfales ej¨¦rcitos sovi¨¦ticos: "son soldados mongoles, que luchan borrachos de vodka y, si eres mujer, pues que Dios te de una muerte r¨¢pida. Hace mil a?os que no les ve¨ªamos por aqu¨ª, pero no nos hemos olvidado de ellos".
Avanza entre multitudes que han perdido hasta las fuerzas para huir de la guerra: "?stos eran los vencidos, los desterrados: la desesperanza y la angustia flotaba entre ellos como el humo. Caminaban con lentitud, hipnotizados por el cansancio, sin despegar nunca los ojos del suelo."
LA CONCESI?N AL MERCADO
Furst hab¨ªa publicado varias novelas y centenares de textos period¨ªsticos antes de sacar Soldados de la noche en 1988. Algo sab¨ªa del mercado: imagin¨® que el p¨²blico estadounidense tendr¨ªa dificultades para identificarse con sus personajes, europeos y encima ?comunistas! As¨ª que introdujo un par de estadounidenses en la acci¨®n. Ah¨ª est¨¢ Robert E. Eidenbaugh, un creativo de la agencia J. Walter Thompson, que se presenta voluntario a la OSS (la primera CIA) y termina dirigiendo un grupo guerrillero en los Vosgos franceses. Y lo hace con ¨¦xito:
"Los brit¨¢nicos, convencidos de que su sistema social, con todas sus exigencias, serv¨ªa para prepararlos para la vida clandestina, dudaban de la capacidad de la personalidad americana para adaptarse a un mundo en el que nada era exactamente lo que parec¨ªa ser. ?C¨®mo esa gente tan llana y sincera iba a ser capaz de dominar la sutileza, el enga?o y la artima?a realizada con astucia? Pero no hab¨ªan convivido y entrenado con Robert Eidenbaugh y sus colegas, y por lo tanto no pod¨ªan entender cabalmente que el lado oscuro de la personalidad americana consist¨ªa en el lado aventurero. Y que, precisamente, los tiempos de guerra proporcionaban el clima perfecto para que ese esp¨ªritu floreciera".
EN HOLLYWOOD LES ENCANTAR?
El improbable duelo nocturno entre un Messersmichtt 109 pilotado por el capit¨¢n Luders y una brava muchachita de Brooklyn. El alem¨¢n despega de Sevilla, con la misi¨®n de bombardear cierta casa madrile?a, marcada por un farol colocado en una terraza. Estamos en 1936 y Madrid est¨¢ sometida a las incursiones de la Legi¨®n C¨®ndor. Pero la voluntaria antifascista, Faye Berns, descubre el truco del farol y -?imagine la secuencia, se?or Spielberg!- espera a p¨ªe firme al p¨¢jaro de hierro, armada con una ametralladora. Intercambian r¨¢fagas de disparos y, aunque ella no lo sepa, el M 109 recibe varios impactos y termina aterrizando en un campo de trigo. Unos campesinos espa?oles ven la llegada del piloto de la Luftwaffe y....
INDICE DE VEROSIMILITUD
M¨ªnimo por lo que respecta a las aventuras espa?olas del Frente Fraternal. Furst no ha hecho sus deberes respecto a los partidos en conflicto: repite que el POUM es una organizaci¨®n anarquista; solo en un momento les califica (correctamente) de trostkistas. No comprende que esas ideolog¨ªas son incompatibles, solo unidas ante el enemigo com¨²n.
No hace falta buscar los disparates: te saltan a los ojos. Todo est¨¢ pintado con brocha gordo: se sit¨²a a Le¨®n Trotsky en M¨¦xico...un a?o antes de que llegara all¨ª. Los miembros del POUM son un desastre con patas: hemos de creer que convierten en arsenal un edificio en medio de un barrio popular de Madrid, que dejan sin vigilancia; es precisamente el blanco para el bombardeo nocturno del l¨²brico capit¨¢n Luders.
Los traductores han disimulado muchos de los errores de Furst pero nada han hecho respecto a los deslices geogr¨¢ficos. Los protagonistas se mueven por un Madrid imposible, donde est¨¢n conectadas las calles de la Victoria, Salda?a y Plata.
M¨¢s fuerte: Khristo y sus amigos huyen de Madrid por carretera hasta Bilbao, parando en Burgos. A pesar de que la Caput Castellae estuvo en manos franquistas desde el 18 de julio, el ¨²nico sobresalto que sufren es que no les devuelven el cambio ("pesos", en el texto original) en una gasolinera. Evidentemente, Furst parte del supuesto de que los golpistas sub¨ªan por el sur y que, a partir de Madrid, la mitad norte de Espa?a era leal a la Rep¨²blica.
SEXO...
Khristo es, c¨®mo no, un hombre atractivo. En contra de lo aprendido en su entrenamiento, confraterniza con las nativas: "Sab¨ªa que estaba atrayendo la atenci¨®n hac¨ªa s¨ª. Sab¨ªa que esas mujeres no eran prostitutas, simplemente necesitaban dinero y necesitaban hacer el amor, y no se opon¨ªan a ir a la cama con un hombre generoso. Y ¨¦l lo era."
Son precisamente esas mujeres, unas checas de vida alegre, las que le permiten acudir al encuentro con Sahsa. En un pasaje digno de El buen soldado Svejk , esas locas se suben a un taxi, con un conductor borracho, y parten hacia el frente; Khristo se oculta bajo un edred¨®n. Los estupefactos centinelas de la Wehrmacht permiten circular a tan extraordinaria expedici¨®n, ya que ellas explican que quieren ficker, quiz¨¢s por ¨²ltima vez, con sus amigos alemanes, que andan por Bratislava.
...DROGAS
Durante una francachela con la plana mayor del NKVD, Khristo se anticipa a la resaca: "Extendi¨® mantequilla en rebanadas de pan negro, no sin antes haber olido el pan. Un remedio consagrado por la tradici¨®n para la ingesta excesiva de vodka". Por lo que cabe deducir del final de la noche, la receta no funciona.
Y HOT JAZZ
Seg¨²n Furst, el asediado Madrid de 1936 se alivia con ritmos negros. Todos los d¨ªas, a las ocho, se emite un programa radiof¨®nico de jazz ?y blues! dedicado a los combatientes del "no pasar¨¢n". M¨¢s asombroso: el locutor madrile?o es un erudito, ya que incluso lee la formaci¨®n del Quintette du Hot Club de France antes de que suene su recreaci¨®n del exquisito In a sentimental mood.
?La pedanter¨ªa no tiene enmienda!. Aunque Duke Ellington lanz¨® In a sentimental mood en 1935, creo que la versi¨®n del Quinteto del Hot Club de Francia no se grab¨® hasta 1937. Igual ese locutor es el antecesor de esos modernos DJs radiof¨®nicos, ya conocen el tipo, que solo presentan exclusivas y novedades, aunque haya que invent¨¢rselas.
LO QUE CONVIENE SABER SOBRE EL ESPIONAJE RUSO
El b¨²lgaro Khristo trabaja brevemente para el OSS en Suiza, cribando la prensa y la radio de la Bulgaria fascista en busca de informaci¨®n y pistas sobre la moral del enemigo. Reflexiona que no tendr¨ªa un empleo similar en la NKDV:
"Ese enfoque concreto, lo de estudiar peri¨®dicos y transcripciones radiof¨®nicas, hab¨ªa sido rechazado de plano por los instructores del NKDV, en la calle Arbat, por ¨®rdenes del propio camarada Stalin. Cualquier informaci¨®n de inteligencia de valor, razvedka, ten¨ªa que provenir de canales subterr¨¢neos, agentes secretos o informadores sobornados. El resto, es decir, el uso de fuentes abiertas, no se consideraba m¨¢s que simple an¨¢lisis, trabajo para mujeres, que de poco serv¨ªa al heroico aparat de inteligencia sovi¨¦tico. El lema era: 'S¨®lo podemos creer en lo que hemos robado'".
TRADUCCI?N
Sospechosa. Parece como si, dada la longitud del libro, se hubiera buscado aligerar su volumen. Aunque puede que los abrumados traductores desconfiaran de la ambientaci¨®n de Furst. As¨ª, desaparecen las marcas (Ducados, Fundador...) y los productos quedan reducidos a gen¨¦ricos: cigarrillos, co?ac... Lo mismo en otras descripciones: "the Moorish brigades and Spanish Legionnaires" se simplifica como "las tropas sublevadas". En esa misma p¨¢gina (120), esas tropas est¨¢n al mando de Varela; unas l¨ªneas m¨¢s abajo es Mola. Cabe pensar que los traductores dudan, como algunos estudiosos, si fue Varela o Mola el general que habl¨® de la quinta columna que tomar¨ªa Madrid. Pero no hay justificaci¨®n para los frecuentes falsos amigos. As¨ª, casualties (bajas) pasa a convertirse fatalmente en "casualidades".
MANUAL DE USO
Soldados de la noche puede durar una semana pero la urgencia por conocer el desenlace hace que el lector acelere. Las p¨¢ginas espa?olas despiertan la duda: ?es Alan Furst as¨ª de incierto en sus otros escenarios? Seamos bondadosos: se trata del primer libro de la serie y cabe imaginar que mejor¨® sus m¨¦todos de documentaci¨®n. Lo que no excusa su vagancia: un m¨ªnimo de pundonor profesional le obliga a rehacer el texto.
VALORACI?N
6. Se ha rebajado un punto por la traducci¨®n y dos por las meteduras de pata en el tramo espa?ol.
FICHA
ALAN FURST: SOLDADOS DE LA NOCHE. Traducci¨®n: Pedro Donoso y Vicente Villacampa. Seix Barral. Barcelona, 2010. 510 p¨¢ginas. euros.
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