Org¨ªas discretas en la Pen¨ªnsula
'Instant¨¢nea' es la tercera novela en la serie del inspector Hal Challis. Garry Disher revela nuevamente intimidades de la sociedad australiana
CU?NTAME EL ARGUMENTO
En un rinc¨®n rural de la Pen¨ªnsula de Mornington, al sureste de Melbourne , una psic¨®loga es tiroteada por un killer profesional; su hija se salva por un fallo del arma. Las pesquisas del inspector Hal Challis pronto encallan por la implacable interferencia del suegro de la asesinada, el superintendente McQuarrie. Su antipat¨ªa visceral por el marido de la victima se complica al descubrir que la pareja participaba en intercambios sexuales y que circulan unas cuantas fotos comprometedoras (las instant¨¢neas del t¨ªtulo). Estamos en 2005: hay veteranos de la guerra de Irak que se buscan la vida como pueden; Australia ha dejado de ser la legendaria tierra de asilo para encerrar sin complejos a los inmigrantes asi¨¢ticos y africanos que llegan a sus costas. Y los muertos se van acumulando.
SECUNDARIA FASCINANTE
Asciende en protagonismo la sargento Ellen Drestry, que ve desmoronarse su matrimonio con un amargado polic¨ªa de tr¨¢fico mientras siente crecer el magnetismo er¨®tico del inspector Challis. Surgen los celos y se recuerda el pecado secreto de la sargento: tiene episodios de cleptoman¨ªa. En los libros de Garry Disher , todos llevan una carga a las espaldas.
INDICE DE VEROSIMILITUD
A veces, Garry Disher cae en las simplezas de lo pol¨ªticamente correcto. Es decir, los sospechosos suelen tener ideolog¨ªas neocon o directamente son ex militares, pilares de la sociedad, racistas o maltratadores. Por el contrario, los buenos tienden a ser progresistas, polic¨ªas concienzudos, trabajadores sociales o periodistas de investigaci¨®n. Personalmente, espero de la (mejor) novela negra que sepa matizar los grises y que evite se?alar prematuramente a los malos con el dedo.
TEL?N DE FONDO
La furia de algunos de los personajes parece fruto de la impotencia ante la deriva derechista de sus compatriotas y la degeneraci¨®n de los laboristas locales. Uno de los polic¨ªas se indigna ante el trasvase de t¨¦cnicas de gesti¨®n del sector privado a la Administraci¨®n:
"Los h¨¦roes empresariales son aquellos que recortan gastos en lugar de los que crean empleo y aumentan el bienestar. Recortar gastos significa recortar plantilla y es un ejercicio abstracto para esa gente sin rostro con sus doctorados en administraci¨®n de empresas. Para ellos nada embarazoso ni humano, como el de llevarse a alguien a un rinc¨®n para excusarse, explicarse, y deshacerse en alabanzas. Bastante malo que el mundo estuviera infectado, pero trasladar esa misma crueldad a los funcionarios y especialmente a aquellos que ayudaban a los desfavorecidos, era realmente asqueroso desde su punto de vista".
Destaca Garry Disher que la privatizaci¨®n de las c¨¢rceles o los centros para inmigrantes ilegales propicia todo tipo de marranadas. En una posterior novela, Challis debera sufrir las consecuencias de la decisi¨®n de externalizar los servicios de los laboratorios de criminolog¨ªa. En esta, se anuncia una huelga decretada por la Asociaci¨®n de Polic¨ªas.
UNA MISI?N C?MICA
Una de las ocurrencias de los altos cargos pretende mostrar una cara m¨¢s amable de la polic¨ªa. Se encarga a una pareja uniformada que se instale en un deportivo y recorra las carreteras de la Pen¨ªnsula, buscando conductores ejemplares. Cuando son localizados, les felicitan y les premian....con una bolsa de regalos, donados por empresas locales. El tiro les sale por la culata: hasta el ciudadano m¨¢s respetuoso con la ley se lleva un susto cuando le paran dos polic¨ªas en un coche camuflado.
Para m¨¢s desdicha, se empareja a Pam Murphy, una polic¨ªa comprometida con las acciones comunitarias, con John Tankard, un bruto machista de manos largas:
"Tanto su empleo y estatus como su origen eran de clase trabajadora pura y dura y, sin embargo, ¨¦l siempre votaba a la coalici¨®n conservadora, aprobando su severidad tanto en los temas jur¨ªdicos como en los de inmigraci¨®n y terrorismo o cualquier otro tema que amenazara a la Australia blanca de clase media. Quiz¨¢ el primer ministro, el fiscal general o el ministro de inmigraci¨®n representaran al padre estricto que nunca tuvo".
Sin embargo, a la larga, esa tontorrona misi¨®n de relaciones p¨²blicas resulta esencial para la resoluci¨®n del caso de la psic¨®loga ejecutada.
SEXO...
A pesar de la portada y de la insistencia argumental en los intercambios de parejas, no estamos ante un libro particularmente sexy. Los investigadores tampoco son precisamente puritanos pero, enfrentados con los swingers, manifiestan su repulsa total. Seg¨²n ellos, lo que el gran p¨²blico denomina "org¨ªas" obedece a una imposici¨®n masculina. Ah¨ª coinciden con la primera victima:
"A Janine todo le parec¨ªa muy forzado y sent¨ªa desprecio. Todo el mundo tan amable, tan atento a la hora de asegurarse de que todos tuvieran la oportunidad de entrar en aquello, tocar lo otro, chupar esto, acariciar lo otro: haz esto, por favor; haz aquello otra vez, por favor. Su profesi¨®n era la de psic¨®loga pero no hac¨ªa falta tener un t¨ªtulo universitario para darse cuenta de que todo el rollo de las fiestas sexuales satisfac¨ªa las necesidades de los hombres, que no las de las mujeres, y que era un s¨ªntoma de ansiedades muy b¨¢sicas, como el aferrarse desesperadamente a la juventud, la b¨²squeda de la autoestima o el sentirse deseado. Se trataba, sobre todo, de la necesidad de ser amado y eso era pat¨¦tico e ilusorio."
Solo uno de los participantes en las sex parties desaf¨ªa las recriminaciones de los detectives. Y se trata de un soltero c¨ªnico, un contable relacionado con el submundo de las carreras de caballos. "Usted s¨ª que es pat¨¦tico", le escupe la sargento Destry.
DROGAS...
Son patrimonio de los malos. Challis asegura que han cambiado el car¨¢cter nacional:
"?l era hijo tard¨ªo de un padre que hab¨ªa luchado en la Segunda Guerra Mundial como piloto de la RAAF y de una madre que hab¨ªa sido enfermera del Ej¨¦rcito. No se consum¨ªan muchas drogas entonces, aparte del alcohol y el tabaco, y un poco de coca¨ªna y hero¨ªna entre los urbanitas bohemios. Las dos guerras mundiales hab¨ªan establecido, asimismo, un sencillo conjunto de valores: a los australianos se les consideraba valientes, pr¨¢cticos, igualitarios, llenos de recursos, de buenas costumbres, y leales para con sus compa?eros. Los gobiernos conservadores y la prensa popular segu¨ªan apoyando ese punto de vista, pero Challis pensaba que las cosas hab¨ªan cambiado [...] Esos eran conceptos anticuados e irrelevantes que manten¨ªan una escasa relaci¨®n con el mundo real. Las drogas ocupaban un espacio ahora, la vieja Australia no. Las drogas hab¨ªan conseguido que el delito fuera m¨¢s frecuente, perverso e impredecible tambi¨¦n, endureciendo el trabajo de Challis, pero nadie quer¨ªa enterarse de nada de eso."
...Y ROCK & ROLL
El inspector Challis resulta ser un purista en cuestiones musicales:
"Encendi¨® la radio. Alguien la hab¨ªa sintonizado en una emisora que emit¨ªa m¨²sica de los ochenta. Se apresur¨® a cambiarla a Radio Nacional.
"- Hal, enrr¨®llate, hombre, es m¨²sica de los ochenta.
"El replic¨® con brusquedad:
"-No hab¨ªa m¨²sica en los ochenta.
"Ella pens¨® en Duran Duran pero cedi¨®:
"-Me retiro por falta de argumentos".
M¨¢s adelante, se menciona a Jet, el grupo local que arras¨® en 2003 . Son parte de la dieta sonora de uno de los secundarios, una ladronzuela con afici¨®n a las drogas.
UN HALLAZGO
Como es habitual en sus libros, Garry Disher da cancha a los villanos, con p¨¢ginas narradas desde su perspectiva. El peor de todos, Vyner, complementa sus encargos homicidas con peque?as estafas: visita a las madres de soldados australianos muertos en Irak para contarlas una milonga y despertar su compasi¨®n.
En la soledad, Vyner escribe m¨¢ximas de moderno samurai:
"Los hombres son continentes, los hombres son islas, pero yo soy un banco rocoso bajo la superficie".
"Soy el diente mellado de un pe?asco solitario".
"Soy el hacedor del juicio final".
MANUAL DE USO
T¨¦cnicamente, estamos ante un police procedural. Pero Garry Disher evita la rutina del subg¨¦nero: el equipo de la UIC (Unidad de Investigaci¨®n Criminal) no se lleva particularmente bien y son iniciativas particulares -y la pura chiripa- las que permiten que el caso avance. Nada de la alegre complicidad de otros polic¨ªas de ficci¨®n; los conflictos con los superiores tambi¨¦n evitan las obviedades de "deje usted la chapa, est¨¢ relevado del caso.
Conviene leer Instant¨¢nea con calma: se trata de una novela coral. Al ser la tercera de la serie, Disher est¨¢ obligado a hacer paradas para insertar en la narraci¨®n algunos hechos importantes en las biograf¨ªas de los fijos, especialmente con el inspector Challis: la tr¨¢gica relaci¨®n con su primera esposa, su breve relaci¨®n con una periodista, su pasi¨®n por reconstruir antiguos aeroplanos (?es el propietario de un Dragon Rapide!). La riqueza de ambientes y situaciones nos ofrece una panor¨¢mica de una Australia ego¨ªsta y dubitativa, lejos de sus t¨®picos optimistas.
VALORACI?N
7,5 (siete y medio)
FICHA
GARRY DISHER: INSTANT?NEA. Traducci¨®n: Mar¨ªa Gonz¨¢lez Amez¨²a del Pino. Alba Editorial. Barcelona, septiembre de 2010. 465 p¨¢ginas.
FICHA GARRY DISHER: INSTANT?NEA. Traducci¨®n: Mar¨ªa Gonz¨¢lez Amez¨²a del Pino. Alba Editorial. Barcelona, septiembre de 2010. 465 p¨¢ginas.
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