El universo morentiano, de la A a la Z
Como homenaje al fallecido artista Enrique Morente, ofrecemos algunas entradas del diccionario del cantaor, incluido en el libro La voz de los flamencos, de Miguel Mora, y publicado por la editorial Siruela en 2008
Andaluc¨ªa. El t¨®pico me gusta: Andaluc¨ªa gitana y mora. Suena bien. Hay varias y me gustan todas. La cuna del flamenco, s¨ª. Pero hoy ya no es s¨®lo de Andaluc¨ªa. Es de muchos sitios, y cuantos m¨¢s sean, mejor. ?El Estatuto de Autonom¨ªa dice que el flamenco es nuestro? Eso me recuerda a mi maestro Pepe de la Matrona, que en la posguerra fue a buscar el carn¨¦ de artista al sindicato vertical, a la Falange. Un jurado te examinaba de muchos g¨¦neros. "?Qui¨¦n me examina?", pregunt¨® Matrona. "El Canario de Madrid." "Pues d¨ªgale que est¨¢ aqu¨ª Matrona y le va a pegar una patada a la jaula y va a salir el p¨¢jaro volando." ?Vamos a examinar los andaluces a un flamenco de Extremadura? ?A decidir si la rumba de El Pollito se atiene a los c¨¢nones?
Aurora (Carbonell, su mujer). Albore¨¢, amanecer, la Aurora de Nueva York. Y luego est¨¢ Aurora, la grana¨ªna del Rastro de Madrid, que habla mejor grana¨ªno que los de Gran¨¢.
Ava (Gardner). La conoc¨ª en Zambra. Un d¨ªa junto al mostrador de la entrada, por donde sal¨ªamos al escenario, en un saloncito precioso. Llegu¨¦ y hab¨ªa all¨ª una mujer con vaqueros y camisa blanca. Buenas noches, buenas noches. Pens¨¦: "?Y esta t¨ªa tan guapa?". Cuando sal¨ª me di cuenta. As¨ª que volv¨ª y all¨ª estaban El Gallina y Peric¨®n: me la presentaron. No llevaba una gota de pintura, era una maravilla. Con El Gallina, Varea y Peric¨®n simpatiz¨® mucho. Ha quedado una imagen injusta y fr¨ªvola de ella; o fue mal contada por los flamencos, mal descrita, o mal escuchada. Le gustaba mucho el cante bueno. Para ir de fiesta con artistas como aqu¨¦llos te ten¨ªa que gustar mucho el cante. La impresi¨®n de que todos se acostaron con ella es mentira. En aquella ¨¦poca el Sacromonte tambi¨¦n estaba lleno de artistas americanos que ven¨ªan a o¨ªr flamenco. Anthony Quinn, Ingrid Bergman... Entonces era distinto... Dec¨ªan que el flamenco para turistas iba a acabar con el flamenco; pero en los tablaos era m¨¢s peligroso el turismo interior que el exterior.
"Ay". Pepe de la Matrona criticaba mucho a los cantaores que no sab¨ªan decir "ay". Siempre nos daba una disertaci¨®n: "Se?ores, el ay es un lamento, no un rebuzno".
Belmonte, Juan. La ¨¦poca de gloria: ?haber conocido a Belmonte y a Joselito escuchando a Chac¨®n! Tambi¨¦n a Manuel Torre, que era ¨ªntimo amigo de Chac¨®n aunque los flamenc¨®logos se encargaron de separarlos. Siempre que pod¨ªan se llamaban para escucharse. En realidad, Chac¨®n fue un gran promotor de Manuel Torre.
Cabales. Uno de los cantes grandes. Se llama as¨ª no porque haya reuniones de aficionados cabales cerca, sino porque en la ¨¦poca de las cabales, el cantaor que no cerraba la siguiriya con la cabal no remataba la noche: el cante no quedaba cabal. Hac¨ªa tiempo que no se cantaba, y yo lo empec¨¦ a hacer m¨¢s r¨ªtmico, m¨¢s r¨¢pido, con una guitarra diferente y con percusi¨®n. Es un cante que siempre exige mucho, en el fondo es una siguiriya, el ¨²nico cambio real de la siguiriya. Hay que cogerle el truco, pero salir adelante con ella no es f¨¢cil. Yo cada vez que vuelvo a hacerla le saco m¨¢s partido. Tiene vuelo y muchas posibilidades.
Camar¨®n de la Isla. Hizo pasar momentos muy dolorosos con su desaparici¨®n. Se fue demasiado pronto. En la garganta ten¨ªa el alm¨ªbar gitano, lo dulce y lo rancio. Era un gran m¨²sico natural, con una intuici¨®n asombrosa. Ten¨ªa muchos fuertes: el color de la voz, un sentido r¨ªtmico extraordinario, un conocimiento del flamenco espl¨¦ndido. Todo lo que hac¨ªa estaba siempre bien colocado, perfectamente cuadrado, y adem¨¢s con inspiraci¨®n y con duende. No se pod¨ªa pedir m¨¢s. Una maravilla. El mundo entero, cuando enferm¨®, intuy¨® que se perd¨ªa alguien fuera de lo normal. Y ah¨ª empez¨® la angustia de la gente y se empez¨® a mostrar m¨¢s atenci¨®n hacia el flamenco. Cuando muri¨®, muchos creyeron que iba a pasar como uno m¨¢s, pero no fue as¨ª: su m¨²sica no ha hecho m¨¢s que crecer, cada vez va a m¨¢s. El equipo era imbatible. Paco fue un inmenso productor, y el padre de Paco les anim¨® a cantar la antolog¨ªa entera. Muri¨® sin herederos y dej¨® una maravilla que no se puede imitar.
Candela. El bar m¨¢s flamenco de Madrid. Recuerdo la noche que entr¨® Camar¨®n por la puerta de atr¨¢s. Miguel, el due?o, ech¨® a todo el mundo de la cueva y pudimos pasar juntos esa noche. Ven¨ªa con Luis, Carlos y Pepe Habichuela y dos o tres amigos m¨¢s. ?ramos pocos y se pod¨ªa hablar. Aquella noche habl¨® mucho, cosa rara en ¨¦l. Fue una noche sana, ¨¦l tom¨® Fanta de naranja. No hab¨ªa drogas ni metepatas. Hablamos, cantamos... Las noches sin comunicaci¨®n, s¨®lo con el ruido de la m¨²sica, son insoportables. Una copa, una charla, un cante, una guitarra. Fue una noche bonita, estuvimos muy a gusto. El Candela ha sido muy importante porque nos permiti¨® a un mont¨®n de profesionales reunirnos, vernos, y empez¨® a bullir todo y a crecer. Hubo momentos muy bonitos, cada d¨ªa iba all¨ª gran parte de la profesi¨®n, y muchos ven¨ªan de fuera. Se gestaban discos, conciertos, grupos, colaboraciones... Ketama y La Barber¨ªa del Sur salieron de all¨ª; y recuerdo que la llegada de Gerardo N¨²?ez al Candela fue un acontecimiento; esas facultades, esa intuici¨®n, ese coraje... Nos quedamos impresionados. Fue una sorpresa. Tambi¨¦n llegaron Rafael Riqueni, Ca?izares, y Sabicas incluso estuvo alguna vez, en la ¨¦poca que grabamos el disco juntos (1990). Es el local m¨¢s importante para el flamenco de los ¨²ltimos 30 a?os; Miguel Candela tiene ese m¨¦rito. El Candela es una parte de mi casa.
Comp¨¢s. La forma, la t¨¦cnica de medir el ritmo. Unos lo entienden de una manera, otros de otra, pero es una de las riquezas del flamenco, una forma de medir que no existe en otras m¨²sicas, sobre todo cuando hablamos de sole¨¢s, buler¨ªas, siguiriyas o tientos... La medida del fandango es m¨¢s universal, est¨¢ en la jota aragonesa por ejemplo, pero si la aceleras y le cambias un poco el car¨¢cter, te descuidas y te sale una buler¨ªa. Ese tipo de juego r¨ªtmico existe mucho en el flamenco. El comp¨¢s es para escribirlo y el tiempo para sentirlo. Hay trabajos perfectamente cuadrados, muy medidos, pero que est¨¢n sin arte. Hay gente que tiene mucho comp¨¢s y no es artista. Chocolate cantaba totalmente libre, fuera de los c¨¢nones del comp¨¢s y de la guitarra, y es un artista que ha quedado en la historia. La Paquera no ten¨ªa el estilo moderno de la buler¨ªa de Jerez, pero mejor que ella no ha cantado nadie por buler¨ªas... Casos y cosas as¨ª se dan mucho en el laberinto, a veces confuso, del flamenco. Una prueba m¨¢s de que en el arte los dogmas no valen para nada.
Chac¨®n, Antonio. El m¨¢s grande compositor de cante que ha habido, seguramente. Ten¨ªa la habilidad de coger una cartagenera o una taranta peque?a y hacer un grandioso cante. Lo m¨¢s importante de ¨¦l es su capacidad creativa; ¨¦l es la encarnaci¨®n del creador flamenco, junto a otros como El Mellizo. El cante ha sido creado por los cantaores, igual que la guitarra la crearon los guitarristas y el baile, los bailaores. La pena fue que el invento de la grabaci¨®n lleg¨® tarde y nos perdimos a algunos creadores important¨ªsimos, y como el cante no se escribe en partituras, s¨®lo se transmiti¨® oralmente. Sabemos c¨®mo es la m¨²sica de Mozart e incluso la medieval. La pregunta es si la malague?a del Mellizo se parecer¨¢ a la original que ¨¦l compuso, teniendo en cuenta la anarqu¨ªa del arte flamenco, las noches ajetreadas e inspiradas, efusivas y generosas, y a veces dolorosas, de esta profesi¨®n. Es posible que muchos de los cantes que se achacan a tal o cual autor tengan muy poco que ver con el punto de partida. Chac¨®n s¨®lo grab¨® una peque?¨ªsima parte de su repertorio, porque una de sus virtudes era su largueza como cantaor. Yo hice 24 cantes suyos, pero ¨¦l era un gran dominador de cantes sin guitarra y creo que nunca cantaba igual, no se parec¨ªa dos noches distintas. Martinetes, siguiriyas, sole¨¢s, ton¨¢s, romances, de una vez a otra era una historia distinta. En todo caso, todo lo que dej¨® es sublime.
Dinero. En el flamenco no se ha movido el dinero como en otros g¨¦neros. Nunca se ha movido como ahora, pero se ha movido. Los flamencos han estado siempre en ello. La droga del tiempo anterior era el juego. Hab¨ªa muy buenos crupiers y estupendos jugadores de cartas flamencos. Y de loter¨ªa. Marchena tomaba una calle de Madrid y le dec¨ªa a su representante que fuera por la otra acera comprando loter¨ªa a los ciegos. Por lo visto le toc¨® varias veces. Y luego se lo gastaba otra vez.
Duende. Una palabra inventada, una invenci¨®n rom¨¢ntica para no decir pellizco, pero es lo mismo: la inspiraci¨®n, el coraz¨®n, la transmisi¨®n.
Espa?a. Siempre en la boca del cante: en los jaleos se dec¨ªa antes: "?Espa?a-Jerez!". Claro que yo he llegado a decir hasta "Viva Grecia". Ya no sabemos d¨®nde estamos, ni lo que comemos. ?No ha tenido que sufrir nada el flamenco hasta que le ha hecho caso Espa?a! Tuvieron que venir de fuera a convencerlos y aun as¨ª est¨¢n dudosos, no le gusta a casi ning¨²n bur¨®crata. Y eso que parece que el flamenco es espa?ol. Resulta dif¨ªcil decir que el flamenco es un arte de perseguidos, pero es verdad que procede de los barrios marginados... Otra figura muy espa?ola son los se?oritos, pero supongo que habr¨ªa de todo, con arte y sin arte, igual que en todos los dem¨¢s oficios. Parece claro que el cante surgi¨® en diferentes ciudades, hace siglos, casi siempre en sitios de mal vivir. En Gran¨¢ sali¨® en las cuevas y las ventas, Zoraida, El ?lamo... All¨ª se buscaban la vida los cantaores con los se?oritos y pasaban cosas graciosas. Le dec¨ªan al se?orito: "?No tiene usted una foto de su nieto?". "Aqu¨ª tengo una, mire qu¨¦ cosa m¨¢s bonita." Los artistas se pasaban la cartera y s¨®lo le dejaban la foto al pobretico. Pese a todo eso, el flamenco representa a la patria en todo el mundo desde hace much¨ªsimos a?os. Se exporta mejor que los toros, claro. Ese ¨¦xito que tiene fuera a algunos les sigue pesando, cosa que entiendo. Como nunca han convivido en un entorno favorable hacia el flamenco, no se sienten representados.
Flamenc¨®licos. Dicen que yo invent¨¦ la palabra, pero tambi¨¦n se me acusa de otras cosas. Incluye melanc¨®lico; c¨®lico; coliflor; alcoh¨®lico, y seguramente tiene connotaciones m¨¢s graves. Viene de flamenc¨®logo, claro, que es una palabra que invent¨® Anselmo Gonz¨¢lez Climent, un argentino que era buen aficionao. La flamencolog¨ªa es un mundo de hombres apasionados que han hecho una labor por una parte buena, cuando los libros est¨¦n bien hechos; porque un libro siempre es importante pero una copia de un libro de otro libro de otro libro es menos importante, ?no? Lo que ha sucedido es que algunos empezaron a representar la Real Academia del Cante Flamenco y a dirigir los sentimientos de la gente y de los artistas; a decir lo que se ten¨ªa que hacer y lo que no, y se perdieron en partidismos, y entonces muchos artistas se aprovecharon para conveniencia de sus carreras personales. Hay trabajos muy v¨¢lidos y respetables, aunque han contribuido a algunos equ¨ªvocos. Pero siempre que un g¨¦nero musical tiene muchos libros escritos sobre ¨¦l es porque merece la pena. ?No?
Guitarra. Nuestro instrumento. Un instrumento de volumen sutil, pero que tiene problemas: no llega como el saxof¨®n o la trompeta; por eso es muy dif¨ªcil sonorizar la guitarra en los conciertos y en los espacios grandes hay que enchufarla. No hay m¨¢s remedio. Tiene posibilidades maravillosas pero est¨¢ inventada para la distancia corta. Soy un gran admirador de la diversidad de expresiones de la guitarra flamenca desde Manolo de Huelva hasta ahora mismo. Mi hijo Kiki parece que va a ser tocaor. En El peque?o reloj hice un homenaje a la guitarra, soy un guitarrista frustrado. Si no veo dos o tres guitarras por la casa no estoy contento, me gusta tenerlas cerca. Aunque no soy gran lector de m¨²sica, es un instrumento muy dif¨ªcil. Le tengo much¨ªsimo respeto. Me imagino que piano a mitad de carrera ser¨¢ igual de endemoniado, pero hacer un acorde de Do en un piano debe ser f¨¢cil y hacerlo en la guitarra requiere much¨ªsimo tiempo. Exige m¨¢s ensayo que el cante, m¨¢s sacrificio: sin eso, nadie toca un pimiento. Los tocaores siempre est¨¢n tocando. El cante tiene otra ventaja: ensayar un cante es muy dif¨ªcil, de hecho yo jam¨¢s ensayo.
Habichuela, Los. He pasado gran parte de mi vida junto a la familia. Ligado por destino, por amistad y por admiraci¨®n; por paisanaje tambi¨¦n. Y por arte, sobre todo. Juan y Pepe comparten el esp¨ªritu, pero su t¨¦cnica es muy distinta. Pepe puede hacer un concierto de rasgueo. Juan tiene esa flamencura extraordinaria, ese sonido tan personal y de tanta calidad. Pepe ha conseguido un nivel t¨¦cnico espectacular, el de las grandes guitarras. A ¨¦l le debo el disco de Chac¨®n, el Despegando y muchos trabajos. A Juan, muchos momentos muy importantes de inspiraci¨®n. El mito de la contenci¨®n del tocaor que acompa?a y el de la sincronizaci¨®n perfecta del guitarrista con el cantaor no existen. Lo importante es la intenci¨®n, el concepto, la expresi¨®n, la habilidad de hacer la falseta que viene a cuento despu¨¦s del cante, la sutileza y la intuici¨®n. La leyenda de esos que chanelan [presumen] de "cazadores" no existe. El guitarrista y el cantaor tienen que escucharse mutuamente. Ir juntos no siempre se consigue. Si eres un prodigio de t¨¦cnica, vas al mismo tiempo. El di¨¢logo puede ser respuesta y pregunta. Pero para contestar hay que preguntar antes. Juan tiene fama justa de acompa?ar bien.
Hispavox, Antolog¨ªa Flamenca de. De las primeras que me compr¨¦ y de lo primero que pude escuchar en mi pickup; me parec¨ªa una maravilla y todav¨ªa me lo parece. La hicieron los franceses, la casa de Le Chant du Monde, y luego la compr¨® Hispavox. La mont¨® Perico el del Lunar, ¨¦l fue el productor, lo que entonces no exist¨ªa. No se ha superado.
Indio Gitano, El. Maravilloso extreme?o, una voz entre lo gitano y el soul y el blues. Sonaba como Louis Armstrong y era un personaje extraordinario.
Juicio, El. Ja, ja. Aquello ocurri¨® en Motril en los a?os 80. Era un festival. Hab¨ªa dos ambig¨²s al borde del escenario, as¨ª que el artista que sal¨ªa a cantar a las tres de la ma?ana llegaba ciego. Recuerdo que hab¨ªa dos micr¨®fonos para seis artistas, el sonido era p¨¦simo... Sal¨ª y deb¨ª cantar 15 minutos, quiz¨¢ 16. El contrato, que lo hab¨ªa arreglado Pulp¨®n, estipulaba que cantar¨ªa la ca?a, la siguiriya y la liviana. Pero para terminar antes los cant¨¦ todos de un tir¨®n y acab¨¦. Entonces sali¨® un cojo del Ayuntamiento al escenario y con el contrato en la mano empez¨® a gritar: "?Motrile?os, ha venido a enga?arnos! ?Mirad lo que pone aqu¨ª!". Para no pagarme, alegaron que hab¨ªa incumplido el contrato. As¨ª que los llev¨¦ al juzgado para poder cobrar. En el juicio, el abogado me pregunt¨® si era cierto que no hab¨ªa cantado la liviana. Y yo le dije: "Cant¨¦ la m¨ªa personal". Y ¨¦l: "?Pero se alivi¨® al cantarla?". Entonces le expliqu¨¦: "Mire, se llama as¨ª porque es un cante de preparaci¨®n, pero se la voy a cantar para que la conozca". Ah¨ª terci¨® el juez: "Vuelva usted al banquillo que son las once de la ma?ana y aqu¨ª no se canta". Al final gan¨¦ el pleito y cobr¨¦. Lo que ya no s¨¦ es si la jurisprudencia qued¨® a favor de la libertad del cante o no. Lo ¨²nico que s¨¦ es que programar esos festivales que duran siete horas como defensa de la pureza del flamenco es un disparate. Muchos acaban a silletazos.
Kafka. Hicimos una cosa de Kafka con Israel Galv¨¢n. Hice un tema, le¨ª La metamorfosis y es impresionante; la idea es genial, y que Israel lo montara s¨®lo se le puede ocurrir a alguien de un talento extraordinario.
Libertad. He dado la impresi¨®n de ser m¨¢s libre de lo que he sido. Los pasos que he dado han sido m¨¢s por desesperaci¨®n que por otra cosa, por no tener m¨¢s remedio. Muchos han sido m¨¢s largos de lo que deber¨ªan haber sido, huidas hacia delante. Est¨¢s intentando encontrarte con el cante cl¨¢sico, que es lo que m¨¢s me ha gustado... Pero si me hubiera ce?ido a eso, muchas cosas que est¨¢n hechas no se habr¨ªan hecho, claro. Aunque muchas veces las he hecho porque me ayudaban a aprender a cantar mejor por siguiriyas. Cuando te tiras una temporada cantando con una guitarra el¨¦ctrica, paras y vuelves, el o¨ªdo te lo agradece. Sobre todo por el cambio, por el descanso de la rutina. Tambi¨¦n es cierto que me gusta la sorpresa, el riesgo, otras posibilidades. A veces pienso: de mantener la pureza que se encarguen otros. Pero siempre vuelvo; es una regresi¨®n, porque siento que todav¨ªa hay mucho que hacer ah¨ª. Se ha perdido el rito de la afici¨®n, y es parad¨®jico que lo diga yo que me he paseado por ah¨ª con guitarras estridentes, pero ese respeto por los anteriores ya no est¨¢. Escuchar a los viejos es lo primero para poder caminar; los que has conocido, los que te han entusiasmado, los que no has podido o¨ªr porque no estaban grabados y has tenido que imagin¨¢rtelos... ?sos son siempre los m¨¢s inspiradores.
Madrid. La calle de Alcal¨¢, aparte de ser preciosa, es la calle por donde han bajado y subido los mejores toreros despu¨¦s de triunfar en Las Ventas. Cantando all¨ª se sufre mucho m¨¢s que se goza, pero cuando las cosas salen bien duran m¨¢s. No hay una ciudad en el mundo con m¨¢s arte, flamenco y del otro. Sin menospreciar a ninguna: vamos los andaluces y los antiandaluces, y Madrid nos recibe a todos. El ole se dice muy bien, porque hay mucha costumbre de escuchar. Y de ir a los toros. Le debo a Madrid todo lo que soy. Siempre la defender¨¦. Aunque se haya convertido en un mastodonte, conserva el sabor y la nobleza.
Marchena, Pepe. La flamencolog¨ªa nos hizo ver que Marchena era la denigraci¨®n del arte flamenco. Ahora sabemos que es una de las glorias m¨¢s sensacionales del arte flamenco, para cualquiera que tenga los o¨ªdos medianamente en su sitio. Un creador nato.
Melismas. Esas notas y esos giros que hacemos los cantaores y los ¨¢rabes. Debe ser cosa del Mediterr¨¢neo. Lo cual no quiere decir que nos ba?emos todos los d¨ªas en Marbella.
Mirabr¨¢s. Pregones andaluces, arte popular a un paso del flamenco y que muchas veces se confunde. Han desaparecido los pregoneros de Andaluc¨ªa, pero el cante sigue. No tiene la difusi¨®n de los Rolling Stones, pero sigue siendo una maravilla.
Morente, Estrella. Una sorpresa dentro del panorama flamenco. Grab¨® el primer disco y a los pocos meses era un reguero de p¨®lvora. Eso sucede muy espor¨¢dicamente en el flamenco. No me gustan las posturas de decir "es la mejor que ha salido en no s¨¦ cu¨¢ntos a?os" porque eso es un desprecio inmediato al resto de los j¨®venes, y los buenos no son superiores a los otros, son diferentes. Lo que puedo decir es que mejor que Estrella no ha cantado nadie hasta la fecha. Y que est¨¢ en la edad de aprender y competir dentro de su grupo de poblaci¨®n.
Nitri, Tom¨¢s El. A ¨¦se no le hemos o¨ªdo, s¨®lo tenemos las patillas iguales. Le dieron la Llave del Cante, que debi¨® ser un invento de un empresario habilidoso de la industria del flamenco: el hombre vino a Madrid, puso en competencia a las figuras y tambi¨¦n le dio la Llave a Vallejo; antes la hab¨ªa ganado El Nitri, probablemente por idea de otro empresario. Lo de las llaves tiene un peligro. Si el que la recibe se cree que tiene la llave del cante, no tiene arreglo. Como operaci¨®n comercial o reconocimiento a una proyecci¨®n, bueno, est¨¢ bien. Pero parece que el que tiene la llave es algo. Imaginemos la llave de la pintura. ?Por d¨®nde empezamos? ?El Greco, Picasso, Barcel¨®, Sicilia? No habr¨ªa cerrajeros para tanta gente.
Ortega y Gasset. Ten¨ªa nombre de torero retirao. No lo he le¨ªdo.
Pellizco. La transmisi¨®n. Lo que sucede cuando la gente dice ole. ?Por qu¨¦ dicen ole? Yo creo que hay dos tipos de ole: el del efecto (un gran alarde de voz, por ejemplo) y el del efectismo. A m¨ª me gusta el del efecto, el del arte, el del pellizco. Es igual que el de los toros. Por eso el flamenco y los toros son los dos ¨²nicos artes en que se dice ole.
Rev¨®lver (Sala). Un sitio al que guardo mucho cari?o, hicimos all¨ª actuaciones de mucha emoci¨®n en un momento muy bonito, en plena Movida madrile?a, y algunos iban con las crestas, los punkis y los m¨¢s vanguardistas... Santi fue un atrevido maravilloso y encontr¨® la tecla de los "lunes flamencos".
Sanl¨²car, Manolo. El mejor cantaor con la guitarra. Es un cantaor que lleva guitarra. Esencia y pureza del toque flamenco.
Templarse. Prepararse, buscar la entonaci¨®n y templar el cante antes de empezarlo. Se hizo una ley, y de ese temple hubo quien hac¨ªa verdaderos cantes. Por ejemplo, Chac¨®n: una salida de Chac¨®n era un cante.
Uni¨®n, La. Un festival veterano, empezaron unos cuantos hombres con pocos recursos y ahora es uno de los m¨¢s importantes de Espa?a. Se mantiene, cada a?o va a m¨¢s porque tienen la imaginaci¨®n que hab¨ªa hecho falta en otros festivales de Andaluc¨ªa.
Vallejo, Manuel. Uno de los m¨¢s geniales artistas de la historia del cante flamenco. Tuvo muy mala suerte, v¨ªctima de los "revertefascistas", lo metieron en la c¨¢rcel y lo sac¨® un militar amigo y aficionado al flamenco, pero ya estaba destrozado de las palizas que le dieron. Todo, por cantar los fandangos republicanos. Como cantaor ha sido de los m¨¢s grandes, y hubiera dado dinero por conocerlo. Pero mucho dinero.
Yerbag¨¹ena, Frasquito. Era uno de los que le ped¨ªan la cartera al se?orito para ver la foto de su nieto. Gran aficionado de Gran¨¢ que cantaba un fandango del Albaic¨ªn muy personal. Es un cante muy bonito que ha prosperado mucho: lo hemos cantado todos.
Plaza de los Herradores. A las puertas de Gran¨¢, est¨¢ la Virgen del Triunfo con veinticinco faroles. Recuerdo que hab¨ªa coreograf¨ªas de las cuevas del Sacromonte por ese palo; es un cante bailable que se conserva gracias a los gitanos. En la conservaci¨®n de cantes y m¨²sicas ancestrales, la importancia de los gitanos ha sido crucial.
Zorongo. Canci¨®n popular de Federico, una belleza a la que el mundo del cante tambi¨¦n le ha metido mano. Es tan peque?o el escal¨®n dentro del laberinto entre el folclore, la canci¨®n popular andaluza y castellana, el flamenco y la canci¨®n tradicional, todo est¨¢ tan cerca, que muchas veces distinguirlo es dif¨ªcil. Pero esa confusi¨®n, y esa fusi¨®n, me gustan mucho.


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