Cada vez m¨¢s Little Italy
El barrio de Nueva York, idealizado por las pel¨ªculas de mafiosos, hace tiempo que dej¨® de ser italiano
Los neoyorquinos saben bien que el barrio de Little Italy , idealizado por Hollywood en decenas de pel¨ªculas sobre mafiosos, hace d¨¦cadas que dej¨® de ser italiano. Y las cifras del ¨²ltimo censo hablan claras: de los 8600 residentes no hay ni uno nacido en Italia. La raz¨®n es obvia: la inmigraci¨®n hoy tiene otros pasaportes. Pero tampoco quedan muchos italo-americanos. S¨®lo son unos 2000, frente a los m¨¢s de 10.000 que hab¨ªa oficialmente a mediados del siglo pasado. De aquella ¨¦poca en la que locales como el hoy rebautizado Mulberry's Bar serv¨ªan como punto de encuentro de los vecinos del barrio y de paso, como tapaderas de locales de juego ilegal, - las apuestas estuvieron prohibidas en la ciudad hasta los a?os 70- apenas quedan los recuerdos de algunos residentes y las leyendas que se han ido transmitiendo entre ellos.
Las cuatro manzanas que a¨²n pueden llamarse italianas viven sobre todo de alimentar las apariencias: es pr¨¢cticamente imposible encontrar un chef italiano en restaurantes con nombres como La Mela o Il Palazzo y hasta en locales como el c¨¦lebre Ferrara Caff¨¦ o el Caff¨¦ Roma la mano de obra es hispana. "El local a¨²n est¨¢ en manos de la familia original pero aqu¨ª todos los que trabajamos hablamos espa?ol" explican Ram¨®n y Yaniris, dos de los camareros del elegante y decadente Caff¨¦ Roma, en la esquina de Broome y Mulberry, con un siglo de vida. Ambos adem¨¢s residen desde hace a?os en este barrio que Ram¨®n, dominicano, ha visto transformarse aceleradamente. "Cuando John Gotti se paseaba por aqu¨ª ni siquiera pod¨ªas pisar su acera. Hab¨ªa tiroteos... Luego lleg¨® el alcalde Giuliani (en los 90) y todo cambi¨®. Ahora ya no hay casi italianos, s¨®lo hay turistas y el barrio vive de ellos".
?vidos por conocer aquellas calles en las que Robert de Niro y Harvey Keitel aprend¨ªan el oficio de gangster en pel¨ªculas como Malas Calles, de Martin Scorsese, los turistas siguen acudiendo para saborear la historia de un barrio que los chinos comenzaron a colonizar en los a?os 60, cuando cruzaron la calle Canal, hasta entonces 'la frontera' y abrieron una tienda de esmoquines en Elisabeth street. "Aquello fue simb¨®licamente el principio. Ahora casi todo el barrio 'se lo han comido' los chinos. Empezaron comprando los edificios. Y muchos italianos, que hab¨ªan venido en busca del sue?o americano, se tuvieron que ir a Brooklyn, a Queens o a New Jersey". Con su fedora de cuero y ese inconfundible acento que hace que el ingl¨¦s suene como esos falsos mafiosos de las pel¨ªculas -la realidad siempre supera a la ficci¨®n- Frank Aquilino, de 64 a?os, acaba de entrar en el Mulberry's Bar, antes conocido como el Tony's, abierto desde 1908. Viene simplemente a saludar a Larry Gagliardotto, uno de los managers de este local de bellos suelos de mosaico, paredes amarillentas con m¨¢s de un siglo de nicotina a cuestas y fotos desva¨ªdas de Frank Sinatra y otros italo-americanos c¨¦lebres, incluida Madonna, que utiliz¨® el local para grabar uno de sus primeros videos. Gagliardotto, de ojos rasgados y cuerpo fornido, es un producto inequ¨ªvoco de la transformaci¨®n que ha sufrido el barrio: "Soy chino-italiano aunque no s¨¦ hablar ninguno de los dos idiomas. Nac¨ª en Little Italy, crec¨ª en Brooklyn pero trabajo en este bar desde hace casi dos d¨¦cadas".
Pese a no tener ni 40 a?os, probablemente ¨¦l sea uno de los que m¨¢s saben sobre la historia de este barrio porque por el Mulberry's pasan todas las viejas glorias de Little Italy, como Frank. "Ya quedan pocos como ¨¦l, la mayor¨ªa se han muerto y muchos se han mudado a New Jersey. Pero es curioso porque los fines de semana incluso los que ya no viven aqu¨ª siguen viniendo a este bar. Supongo que les trae buenos recuerdos".
Claro que el Mulberry's ha cambiado mucho. "Tony, el due?o, era una celebridad del barrio. Pero cuando Giuliani prohibi¨® el tabaco decidi¨® que a sus 83 a?os no iba a salir a fumar a la calle y vendi¨® el local". Ahora adem¨¢s de las viejas reliquias hay dos pantallas gigantes de televisi¨®n para ver deportes y cerveza t¨ªpicamente americana como Bud Lite al lado de la italiana Peroni. "Ya nadie nos pide un Negroni como antes (bebida t¨ªpica italiana)" explica Gagliardotto.
Pero si Little Italy ha dejado de ser italiano tambi¨¦n es, seg¨²n Frank, porque los tiempos cambian. "Cuando yo era joven aqu¨ª hab¨ªa varias familias que controlaban el barrio. Era gente poderosa y muy conservadora. Pero en los 70 y los 80 ya no le pod¨ªas decir a los j¨®venes "c¨¢sate con una italiana". La gente se enamoraba de negras y blancas y chinas... lo normal. La gente se volvi¨® sofisticada y el barrio se les qued¨® peque?o".
Mafia y gangsters
Frank, que trabaja de manager en un restaurante y ha aparecido como extra en varias pel¨ªculas de mafiosos, incluida Uno de los nuestros, (bajo el apodo de Butch the hat), evita pronunciar la palabra 'mafia' aunque hable constantemente de "hombres poderosos" y nos acompa?e a un lugar "que usted tiene que ver para entender nuestra historia". Es un peque?o local en Broome street y en la puerta hay un poster del gangster Joe Gallo con la palabra 'Leyenda' y en 'formato Shepard Fairey' (como la imagen en tres colores de Barack Obama que se hizo c¨¦lebre durante las elecciones de 2008). En el interior de una angosta galer¨ªa hay una exposici¨®n dedicada a este mafioso muerto a tiros en 1972 en el vecino restaurante Umberto's Clam House, a una calle de distancia. Abierta hasta mediados de mayo, la muestra se titula Godfather Game: the legend of 'crazy' Joe Gallo, (El juego de El Padrino: la leyenda de Joe Gallo el loco) y se abre con los versos de la canci¨®n Joey, que Bob Dylan le dedic¨® a este gangster que provoc¨® una de las guerras entre familias m¨¢s sangrientas de los a?os 60.
"Los estadounidenses apenas tenemos historia y la poca que tenemos est¨¢ relacionada con el crimen organizado. No trato de alabarlo, simplemente quiero que la gente aprenda". Arthur Nash, un archivista que ha trabajado para la serie sensacionalista American Most Wanted, tiene debilidad por el mundo criminal. "La mafia siempre le ha dado a los americanos lo que quer¨ªan: alcohol cuando no les dejaban beber, juego cuando les prohibieron jugar y drogas cuando se las quitaron de las farmacias. Pero ese ¨²ltimo negocio les hizo perder la cabeza. A¨²n as¨ª eran hombres de negocios, igual de corruptos que los pol¨ªticos as¨ª que ?por qu¨¦ no dedicarles una exposici¨®n?". No ser¨¢ una sola, en la galer¨ªa Mob Scene, donde hoy se muestran fotograf¨ªas de Gallo en fiestas y prisiones, cartas que escribi¨® desde la c¨¢rcel, su gorro y sus corbatas, se mostrar¨¢n varias caras de la mafia. La siguiente se titular¨¢ La moda nostra. Quien sabe, en esta ciudad que todo lo fagocita igual hasta crear¨¢ nuevas tendencias est¨¦ticas.
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