Harald Szeemann: el comisario art¨ªstico como estrella de rock
Venecia dedica dos jornadas al m¨ªtico ide¨®logo de exposiciones y bienales que cambiaron la historia
Viejo lobo marino, anarquista, comisario rock star, amigo de los artistas, gran utopista, viajero curioso, creativo profundo, astuto, h¨¢bil negociador... Las definiciones le caen como anillo al dedo a Harald Szeemann, pero la que mejor retrata su figura es la de curador independiente, como se dice en Am¨¦rica Latina, porque curaba cada detalle de sus exposiciones, provocatorias y l¨ªmpidas.
El espr¨ªritu del genial barbudo se respira estos d¨ªas en Venecia. Una gran foto de Szeemann (Berna, 1933-Tegna, 2005), con una camisa fucsia, los brazos abiertos, y de fondo, el Gran Canal, da la bienvenida a un selecto grupo de 10 expertos suizos, portugueses, italianos y estadounidenses. Han dibujado un retrato cr¨ªtico del transformador gradual del mundo en un museo. Bajo el t¨ªtulo Harald Szeemann en contexto, por primera vez, la vieja urbe ha querido rendir homenaje a su herencia, cuando se celebra el d¨¦cimo aniversario de la ¨²ltima Bienal veneciana de Szeemann (Platea de la Humanidad, 2001). Ya hab¨ªa desembarcado en la laguna, entre 1988-2002 para ocupar la silla del director art¨ªstico de la Bienal de arte.
Un volc¨¢n de ideas
Szeeman es un volc¨¢n de ideas. De 1961 a 1969 transforma la Kunsthalle de Berna en un laboratorio experimental, mezclando proyectos hist¨®ricos con otros de vanguardia. En forma paralera funda la Agencia para emigrantes del esp¨ªritu, convirti¨¦ndose en el "creador independiente permamente", seg¨²n se defin¨ªa a s¨ª mismo. El padre de muestras que han entrado en al historia del arte (When the actitudes become from, Berna, 1969; Documenta 5, Kassel, 1972, cuyo cat¨¢logo es un mamotreto de siete kilos) era un anarquista pol¨ªtico de primera, pero no lo reflejaba en la organizacion de su trabajo. "Ten¨ªa la gran capacidad de adelantarse a los eventos. En el fondo era muy suizo, muy meticuloso. Es cierto que daba demasiada libertad a los artistas. Sin embargo, al final los artistas quer¨ªan lo que ¨¦l quer¨ªa", comenta.
En el fondo, ¨¦l tambi¨¦n era un artista, formado en el teatro callejero de los a?os sesenta del siglo pasado, muy atento a las tendencias del arte, el cine y la antropolog¨ªa. Al llegar a la Kunsthaus, Zurich, uno de los espacios m¨¢s importantes para el arte en el mundo, encuentra el sitio ideal para reinventar una y otra vez la arquitectura. All¨ª experiment¨® por 28 a?os, en "un lugar para crear tendencias explosivas, con la clara intenci¨®n de dirigir cada exposici¨®n como un escenario teatral", destaca Bezzola.
La obra maestra de Szeemann es sin duda Documenta 5. Desde entonces, los museos dejaron de ser una instituci¨®n aburrida y los artistas se convierten en due?os del espacio. Y Szeemann, en el "comisario estrella de referencia mundial", explica Philip Ursprung, profesor de historia del arte suizo y gran conocedor de su compatatriota.
Alguien del p¨²blico le pregunta por qu¨¦ Szeemann nunca decidi¨® cruzar el charco y dedicarse a lo suyo, en Estados Unidos. "Los comisarios all¨ª tienen dinero, pero no tienen libertad. Amo la libertad", le respondi¨® un d¨ªa Szeeman a Ursprung, mientras compart¨ªan la ventanilla de un tren, en Suiza. El intelectual de la posmodernidad europea viajaba con pasaporte brit¨¢nico, hablaba alem¨¢n, italiano, franc¨¦s, pero no ingl¨¦s. Conoci¨® el Pop Art en Nueva York y lleg¨® a tener una colecci¨®n de Play boy, destinada a organizar una exposici¨®n que nunca realiz¨®, porque "hubiera sido un gran negocio, pero no, arte", seg¨²n sus propias palabras, pronuncidas en un documental aqu¨ª visto.
Sentado sobre una silla enorme, relajado y vestido como cantante de los Beatles, Szeemann responde a las preguntas de los periodistas, en la m¨ªtica Documenta 5. Uno de los presentes comenta, que, en aquel momento, al parecer, estaba bajos los efectos de un wisky en las rocas. Todos r¨ªen. As¨ª comienza el retrato de la actual comisaria de la 54 edici¨®n de la Bienal veneciana, Bice Curiger, quien lo define el "comisario rock star". La directora de la revista Parket, y dede 1993 de la Kunsthaus de Zurich, no se ha perdido ni una sola exposici¨®n de Szeeman, a quien agradece haberle ense?ado la pasi¨®n por su oficio. "Se dej¨® influenciar mucho por Joseph Beuys y era experto en dar a los medios de informaci¨®n detalles folc¨®ricos, pero era m¨¢s que eso: nos ense?¨® que, las exposiciones son un instrumento para ver y comprender el arte de otro modo. Nos abri¨® las puertas a otra percepci¨®n. No invent¨® todo lo que present¨®; era un genio que sab¨ªa reunir todos los elememtos en el momento justo".
Aqu¨ª no hay tiempo para domirse. Muy atentas han seguido el semirario Una Szeemann e Ingeborg L¨¹scher, hija y compa?era de Harald Szeemann, ambas artistas. Durante una pausa, Una, rubia de ojos que embisten como los de su padre, dice a EL PA?S: "No puedo creer que haya muerto. Ha trabajado tanto, ha dormido poco. Ha vivido el doble. Pero no ha muerto del todo, su trabajo ser¨¢ recordado. Y tambi¨¦n su esp¨ªritu. ?Verdad que se siente?". Una r¨ªe, toma un caf¨¦ y entra de nuevo al sal¨®n.
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