El Medialab-Prado mide la fuerza de los blogs literarios
Un taller explora la definici¨®n, perspectivas y posibilidades que ofrecen las bit¨¢coras en relaci¨®n a la escritura art¨ªstica
?A qu¨¦ llamamos blogs literarios? ?Qu¨¦ aportan y c¨®mo influyen en la narrativa actual? ?Pueden convertirse en un g¨¦nero literario? ?Y ser comercializados? En torno a estas cuatro preguntas se reunieron en Medialab-Prado un centenar de blogueros, escritores, editores y libreros en un encuentro coordinado por el experto en comunicaci¨®n Gonzalo Garrido y la editora Bel¨¦n Bermejo. Organizado a trav¨¦s de las redes sociales ¨Cespecialmente Twitter- y emitido en streaming, el objetivo ¨²ltimo era aterrizar desde lo virtual para discutir cara a cara y analizar conjuntamente el estado del arte en ese ?g¨¦nero? ?fen¨®meno? ?medio? que es el blog literario.
Si bien parec¨ªa que las preguntas de base engendrar¨ªan nuevas preguntas en una cadena inagotable de dudas, apuestas y predicciones, muy pronto empezaron a asomar respuestas, m¨¢s o menos convencidas y convincentes, hasta alcanzar un grado de consenso sorprendente para lo que suelen ser este tipo de eventos. Existe unanimidad, por ejemplo, en la diferencia entre blogs de creaci¨®n literaria y blogs de cr¨ªtica literaria, siguiendo la distinci¨®n empleada por Revista de Letras para la concesi¨®n sus premios anuales. Ahora bien, el espacio entre ambas categor¨ªas es tan amplio que deja suficiente margen para distintas propuestas: hay quien se vale de un alter ego que recomienda libros como un elemento m¨¢s de su vida cotidiana (Paloma Bravo en La novia de pap¨¢) y quien hace de la recomendaci¨®n de lecturas un ejercicio de introspecci¨®n y reflexi¨®n personal sin pretensiones acad¨¦micas (David P¨¦rez Vega, Desde la ciudad sin cines). Otros como Pilar Ad¨®n (Leo en el oc¨¦ano) lo consideran una vertiente m¨¢s de su escritura, a la que imponen el mismo nivel de autoexigencia y perfeccionismo que a la composici¨®n de un relato. Y hay quien, como Jordi Corominas (Jordi Corominas), ven una v¨ªa de acceso a la profesi¨®n literaria que exige la misma objetividad y rigor anal¨ªtico que los medios tradicionales, aunque estas no sean virtudes frecuentes en la blogosfera y la formaci¨®n de opini¨®n a menudo derive en una ¡°lucha absurda de egos donde la gente de repente se considera un T.S. Eliot¡±. Y si varios de los participantes coinciden en que la capacidad de influencia de los medios tradicionales ha deca¨ªdo, hasta las m¨¢s j¨®venes ¨Clas directoras de la revista Granite & Rainbow- admiten el peso del papel, que da ¡°consistencia y seriedad¡± y sigue determinando la agenda literaria. En palabras de uno de los veteranos, el escritor y editor Juli¨¢n Rodr¨ªguez, ¡°los blogs hablan de los mismos libros que antes o despu¨¦s rese?ar¨¢n los suplementos¡± y, a fin de cuentas, no son tan novedosos como aparentan: el 99% son id¨¦nticos a lo que en su d¨ªa fueron los fanzines literarios.
O los pasquines, los panfletos, las cuartillas sat¨ªricas, los sonetos burlescos¡ como se ocupa de recordar Alberto Olmos (Hikikomori y Lector Malherido), para quien el blog interesante es aquel que constituye un espacio marginal para que se expresen opiniones disidentes. Si es cierto que su influencia en la construcci¨®n narrativa es escasa y la principal novedad consiste en un cambio de formato, Javier Avil¨¦s (El lamento de Portnoy) advierte sobre los riesgos de estar demasiado centrados en el medio, ¡°creando un c¨ªrculo endog¨¢mico donde nos estamos abrazando los unos a los otros dici¨¦ndonos lo bien que lo estamos haciendo¡±. Y es que cuesta medir el impacto real de los blogs ya no solo en el mundo real, sino tambi¨¦n en el mundillo literario. El escepticismo de dos profesionales de larga trayectoria como Constantino B¨¦rtolo y Luis Magriny¨¢ es buena prueba de ello. Para el primero el blog, a pesar de la continua referencia a fechas, ¡°responde a la constataci¨®n brutal del presente¡± precisamente porque la po¨¦tica del post es incapaz de captar el transcurso del tiempo tal y como requiere la narrativa. Magriny¨¢ por su parte se pregunta, con risas de fondo, ?de donde viene esa necesidad de hacer p¨²blicas ciertas cosas? Y ambos coinciden en una misma sospecha: que tras ese af¨¢n de ser le¨ªdo se esconde una intenci¨®n de automarketing en una ¨¦poca donde es indispensable venderse.
La gran sorpresa del encuentro, sin embargo, ha sido la contundencia con que todos los participantes han afirmado que el blog no es un genero literario. Salvo Gregori Dolz (de la editorial Al Rev¨¦s) que ha dejado la posibilidad abierta, a¨²n matizando que el dilema del blog es precisamente ese, que ¡°la puerta est¨¢ abierta a todo el mundo¡±, los dem¨¢s coinciden en que como ficci¨®n narrativa no funcionan (Juan Aparicio Belmonte) y como diario tampoco se puede hablar de novedad cuando hay precursores de la talla de Josep Pla, Eugenio d¡¯Ors o Andr¨¦s Trapiello. Para el escritor Sergio Molino la principal virtud del blog ser¨ªa tambi¨¦n su principal defecto, el amateurismo, del mismo modo que la vanidad ser¨ªa su ingrediente fundamental. Vanidad que explicar¨ªa esa necesidad de contar cosas, dejar huella, pero tambi¨¦n de formar opini¨®n, algo que seg¨²n Jos¨¦ Antonio Valverde, de la Casa del Libro, ha generado una forma de prescripci¨®n diferente a la de los medios convencionales, basada en la ¡°empat¨ªa entre lectores¡± m¨¢s que en el enfoque profesional de las rese?as tradicionales. Y este ir de boca en boca virtual ha beneficiado a las peque?as editoriales, tal y como admite Enrique Redel (Impedimenta), dando lugar a la siguiente paradoja: a pesar de que a veces sus cr¨ªticas est¨¦n peor fundamentadas o sean incluso chapuceras, los blogs disfrutan de una presunci¨®n de independencia que se niega a los grandes suplementos, aunque s¨®lo hasta que se hacen demasiado grandes o se convierten en camarillas de entendidos o, en cierta medida, se institucionalizan.
Problema que entronca directamente con la ¨²ltima pregunta del encuentro: ?c¨®mo se comercializan los blogs? Y si bien la edici¨®n en papel aparece como una de las v¨ªas inmediatas para rentabilizar el esfuerzo, Emi Lope (Plaza & Jan¨¦s) explica que hasta el momento s¨®lo funcionan aquellos g¨¦neros como la ciencia ficci¨®n que no reciben la atenci¨®n de los medios tradicionales. Sin embargo el bloguero Eduardo Laporte reconoce que ¡°el mero hecho de editar algo y separarlo del marasmo de internet te dice que es distinto, que merece la pena ser le¨ªdo¡±. En esta misma l¨ªnea, el librero Javier L¨®pez (La Independiente) considera que los escritores que empiezan como blogueros acaban alcanzando el prestigio y el reconocimiento de la comunidad literaria cuando publican en papel. Y precisamente porque Internet ha provocado que los gustos y opiniones de unos y otros circulen entremezclados, ahora es cuando m¨¢s falta hacen los filtros de calidad. O como concluye Inma Turbau: ¡°el modelo de negocio ser¨¢ el que sepa canalizar el discurso de la calidad en un mundo como Internet, fundado sobre el principio de libre acceso¡±. La palabra clave: criterio.
Babelia
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