?Un gran f¨ªsico o solo un cient¨ªfico famoso? Stephen Hawking responde
Se editan las memorias, escritas por una ayudante, del divulgador del Big Bang
?Es el f¨ªsico Stephen Hawking realmente un genio o un cient¨ªfico que se ha hecho famoso por su condici¨®n f¨ªsica? ?Son sus libros ¨¦xito de ventas solo porque vienen envueltos en exitosas campa?as publicitarias? ?Piensa Hawking realmente en Dios o es solo una estrategia para vender? Y la pregunta que da pudor admitir que uno quiere hacer: ?c¨®mo se las ha arreglado una persona tan gravemente discapacitada para llevar una vida tan rica en lo profesional y lo personal? A todas estas cuestiones ¡ªy por supuesto a muchas m¨¢s¡ª se da respuesta en Stephen Hawking, su vida y obra, de Kitty Ferguson, que Cr¨ªtica acaba de sacar a la venta.
La autora, que conoce a Hawking (Oxford, 1942) desde hace d¨¦cadas y narra su vida profesional y personal, lo describe como una de las personas "m¨¢s saludables" que conoce, con "un tipo de salud profunda que transciende los l¨ªmite de toda enfermedad". Como el mismo Hawking dice: "Elijo no pensar en mi estado ni lamentarme por la cosas que me impide hacer, que no son tantas". Lo cierto es que este f¨ªsico te¨®rico, autor de resultados cruciales para entender los agujeros negros y el origen del universo, ha conseguido que muchos piensen en ¨¦l m¨¢s por sus libros y su personalidad que por su enfermedad.
Recorrer los setenta a?os de vida de Hawking sirve para repasar c¨®mo ha cambiado nuestra concepci¨®n del universo. Hawking empez¨® a estudiar cosmolog¨ªa en la Universidad de Cambridge en 1962 para ser disc¨ªpulo de Fred Hoyle, que defend¨ªa que el universo no ten¨ªa un principio y siempre fue como es ahora. La cosmolog¨ªa era por entonces tan especulativa debido a la falta de datos que se consideraba casi "una pseudociencia", ha dicho el propio Hawking. A¨²n as¨ª, ¨¦l, que a los 15 a?os qued¨® asombrado al enterarse de que el universo se expande, escogi¨® cosmolog¨ªa porque aborda "las preguntas que todos nos hemos hecho".
"Elijo no pensar en mi estado ni lamentarme por las cosas que no hago"
Hoy la cosmolog¨ªa cuenta con muchos m¨¢s datos, y ha sido precisamente Hawking uno de los f¨ªsicos que m¨¢s ha contribuido a sentar las bases de la teor¨ªa opuesta a la defendida por Hoyle, el Big Bang. Tambi¨¦n es uno de los que m¨¢s ¨¦xito ha tenido a la hora de contarla: su convicci¨®n de que las cuestiones fundamentales siguen interesando ¡ªy su necesidad de dinero para pagar la educaci¨®n de su hija¡ª le impulsaron a escribir la primera obra de f¨ªsica te¨®rica que ha logrado ser superventas. Una breve historia del tiempo, publicada en 1988, convirti¨® a Hawking en ¨ªdolo medi¨¢tico. La teor¨ªa del Big Bang se considera hoy probada, pero este modelo no explica qu¨¦ pas¨® en el mism¨ªsimo origen del cosmos. No hay matem¨¢ticas para ese tiempo cero. En 1980 Hawking afirm¨® en una famosa conferencia que antes de finales del siglo XX la f¨ªsica tendr¨ªa una teor¨ªa del todo que explicara ese momento. Su predicci¨®n no se ha cumplido, y Hawking sigue buscando.
Sus padres no parec¨ªan considerar a Hawking especialmente inteligente ¡ªdudaban de que superara el examen de ingreso a Oxford¡ª, pero deb¨ªa serlo. De adolescentes, ¨¦l y sus amigos construyeron un ordenador con piezas recicladas de relojes y objetos el¨¦ctricos. En Oxford iba sobrado. No tomaba notas. Apenas estudiaba. En Cambridge, donde no consigui¨® ser estudiante de Hoyle pero s¨ª de Denis Sciama ¡ªotro influyente f¨ªsico que resultar¨ªa decisivo para la carrera de Hawking¡ª, la cosa cambi¨®, pero con 21 a?os lleg¨® el diagn¨®stico de su enfermedad. Le dieron dos a?os de vida. Se deprimi¨®. Pero el pronostic¨® no fue certero. La enfermedad se ralentiz¨®, y pareci¨® concederlo una pr¨®rroga. La visi¨®n de Hawking cambi¨®: "No mor¨ª. [¡] Descubr¨ª para mi sorpresa que en ese momento disfrutaba de la vida mucho m¨¢s que antes". Tres a?os m¨¢s tarde se casaba con Jane Wilde y poco despu¨¦s nacer¨ªa Robert, el primero de sus tres hijos.
"No hay sitio para Dios en mi universo", asegura el brit¨¢nico
Hawking dej¨® de escribir. Ten¨ªa las ecuaciones en la cabeza y sus colegas han contado que su trabajo se hac¨ªa cada vez m¨¢s intuitivo. Quiz¨¢s menos preciso, pero m¨¢s audaz y visionario. Hawking se hizo famoso por su descaro en la exposici¨®n de sus ideas, y tambi¨¦n por sus apuestas. La primera fue en 1976: Hawking apost¨® contra el hoy tambi¨¦n famoso f¨ªsico Kip Thorne sobre la existencia o no de un agujero negro en el sistema de estrellas binarias Cygnus X-1. Por entonces no se hab¨ªa detectado a¨²n ninguno de estos objetos, y este era uno de los candidatos. Hawking estaba tan convencido como Thorne de que efectivamente hab¨ªa un agujero negro; su apuesta era, en realidad, una p¨®liza de seguros: "He investigado mucho los agujeros negros, y ser¨ªa todo un trabajo en balde si resultara que no existen. Pero en ese caso tendr¨ªa el consuelo de ganar mi apuesta".
Otro de sus referentes constantes: Dios. Que Hawking mencione a Dios cada vez que saca un libro nuevo no debe de ser mercadotecnia, o no solo eso. Dios tiene mucho peso en la vida de Hawking, y no solo porque ley¨® mucho la Biblia de ni?o. Jane Hawking ha dicho que no se hubiera casado con ¨¦l de no haber sido por sus profundas convicciones religiosas. De ella. ?l en cambio ha dicho que "no hay sitio para Dios en mi universo".
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