Chuck Prophet: ¡°Springsteen hace esl¨®ganes del partido dem¨®crata¡±
El m¨²sico estadounidense une en 'Temple beatiful' sus dos benditas enfermedades: la guitarra y San Francisco
Para nuestro protagonista, la m¨²sica es una patolog¨ªa incurable. As¨ª se desprende cuando cuenta que no tiene un motivo determinado para decir por qu¨¦ se dedic¨® al rock, ya que viene de una familia conservadora sin relaci¨®n con la m¨²sica, marcada por un padre ¡°de gran coraz¨®n pero una de las personas menos imaginativas del mundo¡± que le parec¨ªa una p¨¦rdida de tiempo ver a su hijo dar clases de guitarra. Pero Chuck Prophet pas¨® de los consejos paternales y se dedic¨® a su pasi¨®n. ¡°Mi enfermedad mental, seg¨²n mi familia, fue lo suficientemente fuerte para explicar por qu¨¦ lo hice y para qu¨¦¡±, cuenta Prophet desde Reino Unido antes de volar a Bilbao donde comenz¨® su gira espa?ola, hoy en Valencia y ma?ana, Barcelona.
Si la m¨²sica fue su primera gran enfermedad, la ciudad de San Francisco, a la que lleg¨® como adolescente desde Los ?ngeles, la segunda. ¡°Es mi ciudad. Es una educaci¨®n en s¨ª misma, por sus edificios, comida, gente, razas, colores y sexos. Te abre los ojos¡±, reconoce. En su ¨²ltimo ¨¢lbum, Temple Beautiful, que presenta ahora, sus dos benditas enfermedades se citan con maravillosa inspiraci¨®n. Porque su nuevo disco es una oda a San Francisco, a su esp¨ªritu aventurero y hedonista, mediante contagiosas eleg¨ªas de pop-rock luminoso, con estribillos pegadizos y guitarras plet¨®ricas como en las magn¨ªficas Play the song again, Castro Halloween o I felt like Jesus. La gran musa que Prophet, que recurre otra vez al lenguaje m¨¦dico, califica de germen. ¡°El virus comienza con dos o tres canciones que te sorprenden en cualquier lugar. En este caso, me infect¨® con la idea de San Francisco¡±, explica. ¡°Este disco podr¨ªa encuadrarse en el New York de Lou Reed aunque no hay nada como eso¡±.
Con tan prodigioso pop-rock, es inevitable recordar a Alex Chilton que, como Prophet, fue una luminaria en la sombra del negocio discogr¨¢fico. ¡°Es mi h¨¦roe. A trav¨¦s de Box Tops, Big Star y sus d¨ªas en solitario, Alex fue un verdadero enigma norteamericano. Un modelo a seguir¡±. Todo lo contrario que Bruce Springsteen, erigido como un h¨¦roe norteamericano de masas, que en algunos de sus ¨²ltimos trabajos como Magic y Working on a dream resuelve la b¨²squeda de ese pop-rock mel¨®dico con grandes aspavientos en los arreglos, demasiado may¨²sculos, sonando m¨¢s artificial que po¨¦tico. ¡°Crec¨ª con el Jefe. Es decir, con sus personajes. ?Qui¨¦n no quiso ser Wendy montando en la parte de atr¨¢s de esa motocicleta o coche?¡±, se pregunta el m¨²sico para reconocer la grandeza de Springsteen. ¡°Me temo que ahora Bruce ha recurrido a canciones que son esencialmente esl¨®ganes del Partido Dem¨®crata. ?Esa es la mejor forma de cocear de un hombre mayor cuando est¨¢ deprimido?¡±, concluye.
Los ecos de Tom Petty o los Ramones tambi¨¦n fluyen en Temple Beautiful. El que fuera guitarrista de Green On Red as¨ª lo justifica: ¡°Toda la m¨²sica se recicla. Hundes tu cubo y no puedes evitar beber de lo que recoges¡±. Desde joven, Prophet se emborrach¨® de rock mel¨®dico e hipn¨®tico, como el de los Flamin¡¯ Groovies. Roy Loney, quien perteneci¨® a los Groovies, canta en el trepidante corte que da t¨ªtulo al disco. ¡°San Francisco es una comunidad. Roy es una leyenda. El nombre de la canci¨®n viene despu¨¦s de que cerrase un hist¨®rico club de punk rock en el viejo templo del Reverendo Jim Jones donde vi mis primeros conciertos. Tengo un poster con Roy Loney en lo m¨¢s alto, abriendo la actuaci¨®n para Black Flag. ?Ten¨ªa que conseguir la presencia de Roy en este disco como fuera!¡±. El diagn¨®stico es evidente: las benditas enfermedades de Prophet no han hecho m¨¢s que agravarse con el tiempo.
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