El arte del enga?o
Muchos autores relacionados con la literatura han tratado el asunto de ¡°la verdad de las mentiras¡± que dice Vargas Llosa, pero nunca he visto que el arte, en su conjunto, fuera incluido necesariamente entre las m¨¢s constantes y principales a?agazas.
El catedr¨¢tico valenciano Miguel Catal¨¢n, que lleva a?os estudiando el organismo de la mentira acaba de publicar un volumen m¨¢s, La creaci¨®n burlada (Verbum), al que seguir¨¢n dos ¨²ltimas entregas para culminar su Tratado de Seudolog¨ªa.
La seudolog¨ªa, lo suced¨¢neo y la seducci¨®n evocan una suerte de insidia destinada a abrillantar el coraz¨®n del objeto. Un punto de falsedad lo envuelve y otro punto artificial lo enciende.
En el juego de la mendacidad se encuentra la insidia o la estratagema pero tambi¨¦n lo ilusorio y lo sugestivo. En ocasiones, el fen¨®meno de la captaci¨®n se produce mediante el brillar de las propias lentejuelas pero otras se decide en el juego de bolos de las pupilas que contemplan.
La mentira es un fornido pilar de la civilizaci¨®n. De manera que, tal como constatamos en estos tiempos de Gran Crisis o en los de Gran Prosperidad el aura de la pobreza y del oro, respectivamente, contribuyen a exacerbar la falacia de la comunicaci¨®n. La mentira espolvorea la historia y se convierte en un sonoro granizo cuando los tiempos aprietan. O en p¨®lvora casi diariamente.
Toda la literatura es ficci¨®n y su mismo ser requiere la verosimilitud de lo fingido. Puede que ocurra igual en la ciencia pero all¨ª lo patente tarda m¨¢s tiempo en ser refutado por otra patente. No obstante, en ambos casos, el enga?o serpentea en su desarrollo.
En la pintura, en la m¨²sica o en la literatura el m¨¢ximo empe?o radica en saber y poder enga?ar perfectamente. De otro modo no habr¨ªa arte verdadero. El emisor puede ser honesto o no, cateto o culto pero en su oficio la calidad del artificio decide la autenticidad de su valor.
La realidad se encuentra hecha (realizada ya) y si el arte a?ade contenido a la vida es, esencialmente, por su irrealidad escrita, cantada o pintada. El arte no es pr¨¢cticamente ¨²til para nada. Todo ¨¦l vive del cuento.
Tanto la inteligencia como la emoci¨®n son los jueces dormidos de la obra de arte. Pero, enfrente, se sit¨²a el creador o trilero que debe cautivar y , amorosamente, estafar. Los ni?os no necesitan mentir para encandilarnos. Son infans, seres sin habla ni malicia. Y no necesitan mentir porque ellos mismos son la ilusi¨®n o el ilusionismo en estado puro.
Los profesionales, sin embargo, y m¨¢s cuanto m¨¢s oficio tienen son conspicuos fulleros. De ah¨ª que se diga que se sacan nuevas vidas de la manga. Vidas m¨¢gicas tanto m¨¢s singulares cuanto mejor se esmaltan de buenas mentiras.
En el artista, la argucia bien aplicada es la ganz¨²a hacia el ¨¦xito de la comunicaci¨®n puesto que el arte es eminentemente ladr¨®n. Nos roba el alma, el coraz¨®n, el gusto, la memoria. Viene a sacudir una existencia diaria, relativamente determinada, con otra de mayor indeterminaci¨®n.
Olor a menta, olor a fresa, pestilencias, la creaci¨®n art¨ªstica nos recrea y de la misma manera que las r¨¦plicas nos fascinan y las falsificaciones nos liberan el arte nos salva de la Verdad imperial. La Verdad tan pura que termina inexorablemente por matar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.