El hallazgo de representarlo
La agente literaria Carmen Balcells, clave en la generaci¨®n del 'boom', recuerda c¨®mo y cu¨¢ndo conoci¨® a Carlos Fuentes
"?Que tristeza! Tengo que confesar una cosa, y es que tengo la sensaci¨®n de que yo era la que deb¨ªa estar esper¨¢ndolos al otro lado¡ Pero yo sigo aqu¨ª en mi silla de ruedas. Como dec¨ªa Carlos Fuentes en la entrevista que public¨® EL PA?S ayer, desde Buenos Aires, se sent¨ªa m¨¢s joven que nunca. Acabo de volver a ver el manuscrito que Ad¨¢n en Ed¨¦n, una de sus novelas recientes. Es que cuando se muere alguien as¨ª me pongo a ordenar todo tipo de papeles como en una reacci¨®n de seguir adelante, de olvidar. Es una forma de no convertir algo tan terrible en algo natural. Yo no esperaba que se muriera Fuentes.
Lo conoc¨ª a finales de los a?os sesenta. Es una an¨¦cdota que recuerdo siempre. Un editor que se llama Jos¨¦ Luis Ram¨ªrez me dijo que Fuentes estaba en Barcelona y quer¨ªa conocerme. Yo le contest¨¦ que yo tambi¨¦n. Y quedamos a comer. En ese momento s¨®lo hab¨ªa le¨ªdo de ¨¦l Aura, y me gustaba, era un autor muy bueno, importante. As¨ª es que el d¨ªa de la comida fui a mi ropero pensando en qu¨¦ ponerme porque sab¨ªa que era un hombre elegante, caballeroso, pol¨ªglota y cosmopolita. Y yo ten¨ªa que ir muy bien. Despu¨¦s de mirar la ropa decid¨ª ponerme un traje de dos piezas, de esa tela de cuadros peque?os blancos y negros, de espiga. Cuando llegu¨¦ al restaurante vi para mi sorpresa que coincidimos en la misma tela del traje. Entonces, me dije, ¡®Qu¨¦ bien Carmen, por una vez¡¡¯.
La verdad es que nunca tuve mucha familiaridad con Fuentes. Es algo que he adquirido cuando cumpl¨ª 80 a?os. ?l y Silvia, su esposa, vinieron a Barcelona a celebrarlo conmigo. Poco a poco he ido tratando con gran amor a Fuentes gracias a Silvia, y eso que yo, al principio, ten¨ªa con ella una relaci¨®n cordial pero con reticencias por parte m¨ªa. Ayer recib¨ª una frase de Javier Mart¨ªn, administrador de la agencia, en la que me dec¨ªa que tenemos que acompa?ar mucho a Silvia, se ha quedado completamente sola.
Con esta mejora de la vida y la salud tendemos a pensar en la inmortalidad, pero cuando uno llega a los 80 a?os es como si la polic¨ªa te avisara que estamos a punto de ser detenidos. Es algo que llega para todo el mundo.
Representarlo ha sido un hallazgo. Ahora siento dolor¡ mucho¡".
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