El claustro estaba en casa de los Ortiz
Los descendientes del restaurador que cuid¨® durante d¨¦cadas en Madrid el conjunto de estilo rom¨¢nico relatan a EL PA?S el incre¨ªble viaje desde la capital hasta Palam¨®s
El claustro de estilo rom¨¢nico situado actualmente en la finca Mas del Vent, cerca de Palam¨®s (Girona), contin¨²a originando variados ingredientes para el debate y aportando datos y nombres para una historia tan rocambolesca como real, una historia cuyo cap¨ªtulo final solo podr¨¢ ser escrito por los expertos que emitan su diagn¨®stico acerca de la obra.
La fascinante pel¨ªcula del claustro de Palam¨®s tuvo ayer un triple reparto de protagonistas. Por un lado, los t¨¦cnicos de la Direcci¨®n General de Patrimonio de la Generalitat, que por vez primera pudieron acceder al recinto de Mas del Vent y estudiar el claustro para un posterior dictamen sobre su valor hist¨®rico, despu¨¦s de los requerimientos por v¨ªa judicial efectuados por el Govern a los propietarios de la finca. Por otro, el profesor de la Universidad de Girona Gerardo Boto, que fue quien destap¨® la existencia del claustro de Palam¨®s, y que ayer se reuni¨® en Madrid con el secretario de Estado de Cultura, Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle, para pedirle un compromiso firme del Ministerio en el estudio del claustro. Y por ¨²ltimo, Juli¨¢n Ortiz Fern¨¢ndez, el anticuario que durante a?os y hasta 1958 vel¨® por el buen estado de la obra cuando esta estaba montada no en Palam¨®s, sino en un solar del madrile?o distrito de Ciudad Lineal.
Juan Manuel Ortiz, de 86 a?os, no daba cr¨¦dito a la imagen que hab¨ªa publicado EL PAIS en su primera p¨¢gina, cuando la contempl¨® en casa de su hijo en El Escorial: era el claustro con el que hab¨ªa convivido durante d¨¦cadas, como quien comparte su existencia con un elemento cualquiera del mobiliario. No hab¨ªa vuelto a saber nada del conjunto desde que en 1958 hab¨ªa salido, desmenuzado, en camiones rumbo a Girona. La familia Ortiz se puso en contacto con este diario, a trav¨¦s de una red social, con la intenci¨®n de contar su historia, y la del claustro.
Seg¨²n relatan padre e hijo al un¨ªsono y con precisi¨®n de fechas, las piedras del conjunto llegaron a Madrid en 1931 desde un lugar indeterminado. Las compr¨® Ignacio Mart¨ªnez Mart¨ªnez, un anticuario ¡°de gran prestigio y reconocimiento en el Madrid de entonces¡±. Los sillares se instalaron en un solar que le cedi¨® una conocida suya, ¡°una marquesa¡±, situado entre los n¨²meros 7 al 11 de la calle ?ngel Mu?oz, en el actual distrito de Ciudad Lineal. ¡°Quer¨ªa montarlo para venderlo a un americano rico¡±, aseguran.
Al poco tiempo, el antepasado de ambos, Juli¨¢n Ortiz Fern¨¢ndez, entr¨® a trabajar a sus ¨®rdenes con la intenci¨®n de ocuparse de las obras de montaje de la enorme estructura. Seg¨²n recuerdan, Juli¨¢n era un restaurador h¨¢bil que se hab¨ªa formado en pintura en Talavera de la Reina y acab¨® interviniendo en obras importantes ¡°como un Berruguete¡±, explica el anciano con gran agilidad mental. Para dirigir los trabajos de montaje de las piezas y reintegrar las que faltaban o estaban fragmentadas Juli¨¢n decidi¨® irse a vivir a una casa instalada en el mismo solar del claustro con su mujer Emilia Carranza y sus nueve hijos.
Durante cinco a?os, hasta 1936, se sucedieron los trabajos de montaje. ¡°Hab¨ªa prisa porque el anticuario quer¨ªa venderlo a alg¨²n rico estadounidense, por eso contrat¨® a 30 operarios. De hecho, ten¨ªa precio: cinco millones de pesetas que bajaron a tres y medio despu¨¦s en 1939¡±.
La Guerra Civil impidi¨® que se terminase el montaje y restauraci¨®n. Mart¨ªnez se desplaz¨® a Barcelona y Juli¨¢n Ortiz se exili¨® a Francia, donde acab¨® en un campo de concentraci¨®n. ¡°Cuando el pa¨ªs es ocupado por los nazis y empiezan a desvalijar obras de arte, se enteran de que mi padre es restaurador y comienza a trabajar obligado para ellos; pero eso le hace ganar la amistad de un coronel de la Gestapo que posibilita que mi padre, tras pedirlo al r¨¦gimen, vuelva a Espa?a en 1941¡±, cuenta el anciano. Y puntualiza: ¡°Ten¨ªa la obligaci¨®n de presentarse todos los s¨¢bados en el cuartel¡±.
Ser¨¢ entonces cuando se retomen los trabajos de montaje, que concluyeron en 1943. ¡°El claustro se decora con la plantaci¨®n de berenjenas blancas y moradas, se instalan luces y fuentes de agua y un estanque en el que todos nos ba?¨¢bamos. Hubo que reforzar los muros para que no se viera desde la calle y no entrara nadie¡±.
Y as¨ª permaneci¨® el claustro hasta finales de los a?os cincuenta; poniendo el marco para la feliz y placentera vida familiar de los Ortiz. El conjunto de estilo rom¨¢nico, poblado habitualmente por gallinas y patos y rodeado de una hermosa huerta con berenjenas y otras hortalizas, lo mismo hizo las funciones de punto de encuentro de amigos que de escenario recurrente de multitudinarias reuniones familiares: ¡°Nos gustaba comer al aire libre los domingos todos juntos, sobre todo paella con paloma¡±, recuerda hoy el hijo.
A finales de la d¨¦cada de los 50, Federico Mart¨ªnez, hijo del anticuario due?o de la casa, viaj¨® a Madrid y comunic¨® a la familia Ortiz que hab¨ªa encontrado comprador. Toc¨® enumerar y desmontar el claustro. ¡°Tardamos un a?o en hacerlo, y en 1958 comenz¨® el traslado en camiones a Girona¡±, comentan con cierto pesar. Todav¨ªa recuerdan que el encargado de hacerlo fue el transportista Mateo Mateo, un empresario de Cass¨¤ de la Selva, en Girona, y que los camiones parec¨ªan ¡°hundirse por el gran peso de las piedras¡±.
La historia del restaurador Juli¨¢n, que falleci¨® en 1998 a los 96 a?os, acab¨® mal: cuando quiso comprar el solar en el que hab¨ªa vivido tantos a?os con su familia, ¡°las monjas del Sagrado Coraz¨®n que estaban instaladas al lado, removieron su pasado republicano y se lo impidieron¡±, recuerda su hijo.
¡°Siempre he pensando que lo hab¨ªa comprado un tal Otto Cherenverguer, o algo as¨ª, para unas monjas catalanas, pero ahora me he enterado por EL PA?S que el propietario es otro¡±, asegura Juan Manuel padre. Desde la altura de sus 86 a?os, concluye con un deseo: ¡°No me gustar¨ªa morirme sin volverlo a ver. Es el claustro de mi casa¡±.
Durante la jornada de ayer el conjunto recibi¨® la visita, tras solicitarlo en varias ocasiones, de tres t¨¦cnicos enviados por la Generalitat de Catalu?a: un arquitecto y dos arque¨®logos. Ten¨ªan la misi¨®n de comprobar la autenticidad del claustro, algo de lo que duda la propiedad, tal y como hizo saber en un comunicado el mi¨¦rcoles por la noche. En unos d¨ªas dar¨¢n a conocer su dictamen sobre el tema, tras examinar las pruebas obtenidas durante la visita y de acuerdo con los informes que le proporcione la propiedad.
En la nota tambi¨¦n aseguraban que la documentaci¨®n relativa a la compra del claustro estaba depositada en el Archivo de Palam¨®s. Preguntados ayer por este extremo, sus responsables aseguraron que ellos no ten¨ªan constancia de que eso fuera as¨ª. ¡°?Hay que joderse, c¨®mo va a ser falso!¡±, exclama Juan Manuel tras enterarse de que se duda de la autenticidad de su claustro. ¡°Seguro que se equivocan ellos¡±.
"No es una imitaci¨®n"
Tres d¨ªas despu¨¦s de la primera publicaci¨®n de EL PA?S sobre el claustro rom¨¢nico de Palam¨®s, y dos desde que la Generalitat de Catalu?a puso en conocimiento de la fiscal¨ªa de Girona el caso y envi¨® al juzgado territorial una solicitud para acceder a Mas del Vent, tres t¨¦cnicos de patrimonio de la Generalitat accedieron ayer, por primera vez, a comprobar de primera mano las caracter¨ªsticas de esta aparente joya rom¨¢nica. Si bien todo sigue dependiendo del dictamen definitivo que se conocer¨¢ en varias semanas, la Generalitat asegura que el conjunto arquitect¨®nico no se trata de una imitaci¨®n o una pieza reciente de los a?os cincuenta.
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