¡®Ese d¨ªa¡¯, por Liu Xiaobo
Te invitamos a que leas una de las eleg¨ªas escrita por el Nobel de la Paz chino
Te invitamos a que leas una de las eleg¨ªas escrita por el Nobel de la Paz chino.
Ese d¨ªa
(Antes de la madrugada en el programa de reeducaci¨®n del campo de trabajo en Dalian, 4-6-1997. Octavo aniversario de la ofrenda del 4 de junio)
Ese d¨ªa
fue una enfermedad
heredada del primer acto incestuoso
del antepasado a trav¨¦s de genes
alojados en el esperma del Emperador
como un destino
Ese d¨ªa hab¨ªa sido fijada una
descendencia sin inmunidad
N¨¹wa emple¨® tierra para crear seres humanos y enmendar el cielo
Jingwei emple¨® su vida de ave para llenar el mar
La decapitaci¨®n de Tan Sitong
no pudo redimir
la salud de una naci¨®n
5.000 a?os de una enfermedad incurable
seguidos de una repentina dosis de buena medicina
Ese d¨ªa
brind¨® a huesos cobardes
una sola oportunidad
Desde la superficie de un espejo a la expansi¨®n del cielo
no puede hallarse ninguna raz¨®n otra vez
para admirar un patr¨®n Ah Q de vanidad
La desesperaci¨®n de ese d¨ªa
nos llev¨® a la fuerza hacia un precipicio
sin ning¨²n sendero por el que escapar
El intermitente temblor de cuerpos siendo destrozados huesos machacados
sucedi¨® en el mismo momento en que la enfermedad se retiraba
Si alguna vez dentro de la inocencia de la creaci¨®n
nos consideramos seres humanos
y las ense?anzas de los sabios nos infundaron
orgullo nos infundaron reverencia nos infundaron humildad
si bajo el pu?al del carnicero
hab¨ªamos abrazado el cad¨¢ver de un ser nuestro querido
?por qu¨¦ entonces la afilada hoja de ese d¨ªa
ilumin¨® la mirada del mundo entero
pese a que solo nuestros ojos fueron heridos sin dolor?
?Por qu¨¦ ese d¨ªa nuestros brazos
se elevaron desde la media noche hasta el alba
desde un rojo brillante a un negro amoratado?
Y sin embargo seguimos arrastr¨¢ndonos hacia los pies del verdugo
Hombres y mujeres arrebatados de su vestimenta
Se ponen de pie entre el oscuro humo del incinerador
se lavan, se visten deprisa, se apresuran tanto
que ni siquiera pueden satisfacer el narcisismo de un espejo
entran sin m¨¢s en el hotel de cinco estrellas
para ocuparse de la enorme cama en la suite de lujo
con una sonrisa satisfecha tan exquisitamente exacta
cual la carroza bronc¨ªnea de la tumba de Qin Shi Huang
que deja sin aliento a todos
Irrumpe de nuevo nuestra enfermedad
Dentro de un placer que jam¨¢s hab¨ªamos disfrutado
se perdi¨® nuestra alma
afortunadamente qued¨® la carne
suficiente desarrollo de los cuatro miembros
para convertirse en un ferviente materialista libre de todo miedo
Pero no somos Dios el Creador
Sin tener que preocuparnos por el D¨ªa del Juicio
Ahhh¡ cu¨¢n bella nuestra enfermedad
la belleza de Xi Shi la belleza de Lin Daiyu
ambas enraizadas en esta enfermedad
?Qu¨¦ m¨¢s puede hacer Dios?
El Dios de la raza blanca existe
al igual que su Diablo
Cada d¨ªa los de cabello rubio van a la iglesia a arrepentirse
pero ?no pueden ellos tambi¨¦n contagiarse de sida?
El sufrimiento ocasionado por las llamas del purgatorio
no es solo un abrasamiento f¨²til
un blanco y vano desperdicio
el internet que reina en el mundo
no puede curar esta enfermedad terminal
Ay, ay, ay¡
Somos el proletariado
salvo por las cadenas
nada tenemos
orgullosos de nuestra desnuda pobreza
sin ojos sin o¨ªdos
sin una boca sin piel
un proletariado que nada tiene
salvo ese d¨ªa esa enfermedad
?C¨®mo puede una fatal enfermedad tan temida de la raza blanca
Compararse con nuestra enfermedad?
El sida es tan joven
con solo uno 90 a?os de historia
pero nuestra enfermedad es tan antigua
mucho m¨¢s a¨²n que el nacimiento de Cristo
Algunos dicen
el sida es demasiado superficial
requiere sexo, sin presumir
de la m¨¢s m¨ªnima inspiraci¨®n moral
mientras que nuestra enfermedad es tan profunda
exige una pr¨¢ctica constante para conocerla
crece con aires de una presunci¨®n segura de s¨ª
con destello de intuici¨®n budista
la ausencia de verg¨¹enza del proletariado
desde Confucio a Guo Moruo
desde los Tres Soberanos Cinco Emperadores a los Reyes Tan-Song
desde las virtuosas v¨ªrgenes y las viudas martirizadas a los funcionarios de la corte y los generales militares
desde Mao Zedong a Deng Xiaoping
desde los sabios a los vendedores callejeros con sus carros y as¨ª as¨ª
¡
Para que esta naci¨®n nuestra
use esta enfermedad como una resistencia masiva
cada uno de nosotros
tenemos que aprender verg¨¹enza desde el ¨²tero
y entonces los sinverg¨¹enzas no ser¨¢n
temibles de veras
desde su pisoteo de la vida a su blasfemia de los dioses
Nosotros que sin propon¨¦rnoslo desperdiciamos ese d¨ªa
como si nunca hubi¨¦ramos padecido tal enfermedad
* Del libro Eleg¨ªas del 4 de junio. Liu Xiaobo. Traducci¨®n de Eugenio Su¨¢rez-Galv¨¢n Guerra. Kailas.
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