¡°Si convertimos la cultura en mero entretenimiento, perderemos la libertad¡±
El Nobel de literatura Mario Vargas Llosa ha abierto la serie ¡®Conversaciones en Ivorypress¡¯ Una charla en la que penetra en el recuerdo de su vida y su obra de la mano de Juan Cruz
Estos d¨ªas, el espacio expositivo de la galer¨ªa-librer¨ªa madrile?a Ivorypress est¨¢ repleto de techo a suelo de im¨¢genes de fotolibros latinoamericanos. Por algo m¨¢s de una hora, esta tarde, esa sensaci¨®n de abarrotamiento ha desaparecido para ser sustituida por otra aun m¨¢s apabullante, m¨¢s poderosa. Tal vez m¨¢s ¨ªntima. Y penetrante. E indudablemente clarificadora de una obra compleja, y exaltante como es la de Mario Vargas Llosa. De la mano del periodista y escritor Juan Cruz, el Nobel hispanoperuano ha realizado un intenso y sincero recorrido por sus libros, y con estos por su vida -ambos irremediable e intrincadamente unidos-, como arranque de la serie Conversaciones en Ivorypress, pendiente de confirmar el qui¨¦n y cu¨¢ndo de su pr¨®xima cita.
Para encauzar la charla, que se ha revelado distendida y a la vez prolija, Cruz ha comenzado por dirigir la memoria de Vargas Llosa a sus primeros a?os como escritor, en la d¨¦cada de los a?os sesenta. ¡°Aquellos eran los a?os de la felicidad¡±, ha respondido el Nobel sin dudar. Era la ¨¦poca en que, tras haber recibido una beca de doctorado en la Complutense de Madrid, se instal¨® en su Par¨ªs venerado, una ciudad idealizada desde la ni?ez por v¨ªa de la literatura y que, a pesar de las penurias iniciales, siempre respondi¨® a sus expectativas, casi mitol¨®gicas. ¡°Cre¨ªa que si no sal¨ªa de Per¨² no llegar¨ªa a ser escritor, y que en Par¨ªs s¨ª que podr¨ªa¡±, ha confesado. ¡°Y esa idea me funcion¨®¡±. Aquella estancia en el extranjero, parad¨®jicamente, tambi¨¦n le ayud¨® a acercarse a su tierra. ¡°Yo era un peruano que quer¨ªa ser franc¨¦s¡±, ha dicho, ¡°y all¨ª descubr¨ª que era latinoamericano: empec¨¦ a comprender que el Per¨² era parte de una comunidad en la que adem¨¢s de miseria hab¨ªa una literatura nueva emergiendo que ten¨ªa mucho en com¨²n¡±.
Antes de que aquel viaje, hubo otros acontecimientos que lo forjaron como el literato que hoy es. Uno que, con intensa franqueza, ha se?alado como ¡°central¡±, es la figura de su padre. Un hombre desconocido que irrumpi¨® en su vida a los diez a?os para trastocarla desde la dicha absoluta a un terror para el que encontr¨® un refugio en la lectura. ¡°Era alguien muy autoritario, producto de una cultura machista, enormemente trabajador, austero¡±. Al internarlo en un colegio, aquel padre desaparecido durante su ni?ez lo empuj¨® sin quererlo hacia su vocaci¨®n. ¡°Pensando que una educaci¨®n militar me iba a liberar del morbo literario, mi padre me dio el material para mi primera novela, La Ciudad y los perros, y me hizo escritor profesional¡±.
El objetivo de ser novelista no hizo desaparecer el sentimiento de desasosiego ante la p¨¢gina en blanco
Aunque antes que escritor, Vargas Llosa fue lector. ¡°Siempre he dicho que lo mejor que me ha pasado en la vida es aprender a leer¡±. Gracias a esa capacidad, el ni?o Mario pudo entrar en los mundos de Dumas o Verne, y posteriormente en los de Faulkner o Flaubert, a quienes ha reconocido como maestros. ¡°Faulkner me ense?¨® el tipo de escritor que quer¨ªa ser¡±, ha aseverado. Ese objetivo de ser novelista, que ya est¨¢ conseguido, no ha hecho desaparecer, no obstante, el sentimiento de comez¨®n y desasosiego a la hora de enfrentarse a la p¨¢gina en blanco. ¡°Nunca gozo en la primera versi¨®n de una historia¡±, ha asegurado. ¡°Pero la experiencia me ha demostrado que si uno persevera, en un momento dado aquello empieza a vivir, y entonces la experiencia es impagable¡±.
En una conversaci¨®n plagada de an¨¦cdotas ¨Cmuchas de las cuales ha arrancado las risas de los alrededor del centenar de espectadores que han asistido-, Vargas Llosa tambi¨¦n ha encontrado un momento para recordar a su esposa Patricia, que lo acompa?aba, as¨ª como a su familia y allegados. Y ha rememorado tambi¨¦n sus tres a?os ¡°perdidos¡±, los que invirti¨® en la d¨¦cada de los noventa como candidato presidencial en su pa¨ªs: ¡°Fueron tiempos de inmersi¨®n en lo peor del ser humano¡±. Para cerrar el c¨ªrculo, abierto con su primera novela, la charla ha terminado con una alusi¨®n a La civilizaci¨®n del espect¨¢culo, su ¨²ltima publicaci¨®n, que critica la actual banalizaci¨®n de la Cultura. Un bien de la humanidad que el escritor ha reivindicado como precioso. ¡°Si convertimos la Cultura en mero entretenimiento, perderemos la Libertad, porque ambas son dos caras de una misma medalla¡±.
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