Daniel Canogar: ¡°Mentalmente, ya hemos abandonado la Tierra¡±
Acercarse a la vulnerabilidad humana a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa que nos deslumbra. Luz y oscuridad. La p¨¦rdida de la memoria. La avalancha que destruye el planeta. Obsesiones de uno de los artistas con m¨¢s proyecci¨®n internacional.
Le pillamos en pleno inventario de su estudio, situado en una zona de talleres de Madrid, en un edificio as¨¦ptico en una extra?a calle sin salida, donde tambi¨¦n tiene su casa. Est¨¢ a punto de viajar a Canad¨¢, donde pasa los veranos. Buen momento para mirar atr¨¢s, alrededor y adelante. Nos abre la puerta una figura de 1,95 metros, entre desgarbada, quijotesca y ensimismada, que responde tras reflexivas pausas.
En 1985, cuando despuntaba como fot¨®grafo, y este peri¨®dico public¨® la primera entrevista con usted, hablaba ya de la saturaci¨®n de im¨¢genes en que viv¨ªamos. En 1985. ?Qu¨¦ podr¨ªamos decir ahora que casi todo el mundo est¨¢ permanentemente tomando im¨¢genes?
La fotograf¨ªa se ha convertido en una experiencia de performance. Ahora es casi m¨¢s importante tomar la foto que la foto misma, porque esas im¨¢genes no permanecen, desaparecen, la inmensa mayor¨ªa desaparecen.
Todo circula y nada se guarda¡
Exactamente. Antes t¨² tomabas una foto y ten¨ªas el carrete, las copias, el ¨¢lbum¡ Ahora son millones de fotos metidas en los ordenadores, hasta que los ordenadores acaban pet¨¢ndose, se quedan obsoletos, los tiras, y nada permanece.
?Esa preocupaci¨®n por captar el instante, pero no por revisarlo, puede estar cambiando nuestra manera de mirar y recordar, nuestra memoria?
Como le dec¨ªa, la fotograf¨ªa es ya casi como una performance. Se trata de constatar que t¨² en ese momento est¨¢s haciendo algo, pero que no permanece. Lo importante es el gesto, el acto, el momento. Y yo creo que eso tiene que ver mucho con la memoria. La fotograf¨ªa en sus or¨ªgenes fue una especie de asistencia a la memoria, como una forma de intentar evitar el olvido; ahora es todo lo contrario, la fotograf¨ªa ayuda al olvido y a una amnesia colectiva, que yo entiendo que es extremadamente peligrosa. Tenemos que recordar siempre de d¨®nde venimos para saber ad¨®nde vamos.
El cerebro necesita tiempos de pausa para procesar lo que pasa
Daniel Canogar (Madrid, 1964), hijo del pintor Rafael Canogar (Toledo, 1935), uno de los mayores representantes de la abstracci¨®n espa?ola y uno de los fundadores del grupo El Paso, un colectivo decisivo en la articulaci¨®n de la vanguardia art¨ªstica en Madrid, es uno de los espa?oles con m¨¢s proyecci¨®n internacional en el panorama de las artes pl¨¢sticas. Tiene obra en las colecciones de centros como el Reina Sof¨ªa, el Musac, el Museo de Historia Natural de Nueva York, el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Ly¨®n y el de la Evoluci¨®n Humana de Burgos. Su videoinstalaci¨®n Traves¨ªas presidi¨® en 2010 el atrio de la sede del Consejo de la Uni¨®n Europea en Bruselas, coincidiendo con la presidencia semestral espa?ola. En su trabajo emerge la contradicci¨®n tecnofilia/tecnofobia: se acerca a los nuevos medios y soportes tecnol¨®gicos, a avanzados dispositivos que le permiten expresarse, pero desde las lecciones del arte povera y la identificaci¨®n con los residuos y la chatarra; deslumbrante y efectiva met¨¢fora del v¨¦rtigo de una caducidad cada vez m¨¢s apremiante y una sociedad que ensalza el consumo de usar y tirar y la hipergeneraci¨®n de basura.
?Sigue apuntando art¨ªsticamente a los mismos objetivos que en 1985: las ciudades, el cuerpo humano, la luz, los pies? ?Son esos a¨²n sus principales puntos de inter¨¦s?
Toda persona tiene una mirada muy concreta, muy afilada hacia ciertas cosas, y, sin embargo, otras ni las ve. Todos tenemos nuestras peque?as obsesiones. Eso para un creador se hace mucho m¨¢s evidente, porque lo materializa, lo expresa, lo da a conocer a trav¨¦s de la obra de arte. S¨ª, yo creo que podr¨ªa coger esas fotos de pies que tom¨¦ en 1984 y expuse en 1985 y relacionarlas con mi obra actual. Tienen que ver con una mirada diferente a la realidad, que no es frontal; como soy muy alto, en ese momento me parec¨ªa muy refrescante bajarme al suelo y ver el mundo como lo ve un beb¨¦ o un escarabajo. Esos cambios de perspectiva han permanecido en mi trabajo. Pero si tuviera que resumir cu¨¢les son los temas que se repiten en mi obra, quiera yo o no, porque a veces no quiero que se repitan, pero salen sin querer, son temas que tienen que ver con la luz y la oscuridad ¨Cy la fotograf¨ªa, en su grado cero, es fundamentalmente luz y oscuridad¨C; con la memoria y, sobre todo, con la angustia por la p¨¦rdida de la memoria, que es la angustia por la p¨¦rdida de identidad, tanto a nivel personal como colectivo, y con un cuerpo humano que tiene una relaci¨®n compleja con la tecnolog¨ªa.
?Ha tenido alguna experiencia cercana relacionada con la p¨¦rdida de memoria, con el Alzheimer, por ejemplo?
No siento que haya vivido una experiencia traum¨¢tica relacionada con la memoria, pero es un tema que me preocupa obsesivamente y est¨¢ siempre presente en mi obra¡ Es una experiencia personal¡Todos tenemos una inquietud con nuestra memoria. Yo la ten¨ªa fabulosa¡
?Y ya no?
A m¨ª me gusta mucho leer prensa, soy adicto a estar informado, creo que he tenido una vocaci¨®n period¨ªstica un poco frustrada. Y yo creo que esa adicci¨®n m¨ªa a la informaci¨®n me ha erosionado mucho mi memoria.
?Por la adicci¨®n a procesar datos, por, como se dice ahora, usando un t¨¦rmino de nuevo cu?o, ¡®infosaturaci¨®n¡¯?
Yo creo que me he pasado. Es una teor¨ªa que tengo¡ Yo creo que nos est¨¢ pasando a todos. Hay estudios neurol¨®gicos muy interesantes que dicen que el cerebro necesita tiempo de pausa para procesar, no solo en el momento de dormir. A veces, por ejemplo en una cola para comprar entradas en el cine, en vez de estar jugando con el m¨®vil, deber¨ªamos estar pensando qu¨¦ ha ocurrido esa tarde en la oficina. Esos momentos en blanco, esos vac¨ªos, antes nos ayudaban a procesar lo que nos hab¨ªa ocurrido; hoy d¨ªa no dejamos esos huecos, y eso para m¨ª es el gran peligro, que estamos haci¨¦ndonos incapaces de procesar, como individuos y como sociedades. Yo, afortunadamente, tengo la herramienta del arte para procesar. Yo recibo mensajes que me impactan, me angustian, me duelen, me preocupan, y en vez de dejarlos ah¨ª, necesito devolver la pelota a la realidad. Esto es algo que la creaci¨®n puede y debe hacer. El arte es un bote salvavidas que me ayuda a digerir los momentos tan turbulentos que estamos viviendo. Como artista me interesa saber c¨®mo nos adaptamos, qu¨¦ hacemos para adaptarnos a esos cambios.
Ese es precisamente el tercer punto de su lista de obsesiones: la complejidad de la relaci¨®n del cuerpo humano con la tecnolog¨ªa. A usted se le llama ¡®el artista de la chatarra¡¯, ?pero es algo, mucho, m¨¢s, no?
El bipartidismo es un modelo demasiado simplista, caduco
La chatarra me interesa por su componente tecnol¨®gico, y por una empat¨ªa hacia esos aparatos. Tengo aqu¨ª mi colecci¨®n de c¨¢maras antiguas, a las que guardo un cari?o enorme, y tengo aqu¨ª expuesto el primer ordenador que adquir¨ª en 1987. Cuando lo compr¨¦, pensaba que estaba montado en el futuro, que ya estaba todo resuelto. Y proyect¨¦ una enorme cantidad de ideas, de deseos, de ilusi¨®n en ¨¦l; en esa pantallita escrib¨ª mi primer libro. Estos aparatos se convierten en una parte de nosotros. Yo soy incapaz de tirar este ordenador. Me identifico mucho con los artefactos, sobre todo cuando se hacen mayores, caducos. Nosotros tambi¨¦n nacemos con una fecha de caducidad. Y eso les hace muy humanos, creo que tienen su vida propia.
Esa fecha de caducidad parece ser cada vez m¨¢s corta para todo, y eso produce v¨¦rtigo.
Ah¨ª entra en juego esa no permanencia, y esa amnesia. Esa virtualizaci¨®n, desmaterializaci¨®n, de nuestras vidas que digo que me preocupa sobremanera y nos har¨¢ repetir errores.
?Alguna vez entendi¨® la fotograf¨ªa que tanto le apasionaba como alg¨²n tipo de reacci¨®n frente a la pintura representada por una figura tan importante como la de su padre?
Era interesante liberarse de la historia de la pintura espa?ola, tener un principio nuevo y fresco. Pero realmente yo estaba muy acomplejado con la fotograf¨ªa cuando empec¨¦. Porque comenc¨¦ con 15 o 16 a?os, y era la visi¨®n de unos amigos tomando fotos para una revista, todo como muy peque?o. Hasta que fui a Nueva York¡ Cuando me traslad¨¦ a mitad de los a?os ochenta, la fotograf¨ªa viv¨ªa un momento muy importante all¨ª, de estar asaltando el campo del arte contempor¨¢neo. Ah¨ª es cuando me di cuenta de que estaba por el camino correcto, y que ten¨ªa un enorme potencial. Yo a Nueva York fui como vivencia, sin apenas dinero, sin conocer a nadie. Hice las maletas, fui¡ Y me qued¨¦ 10 a?os. A los pocos meses de llegar consegu¨ª un trabajo en Naciones Unidas como colgador de abrigos; por las tardes-noches estudiaba. Ven¨ªa aqu¨ª a Madrid a hacer los ex¨¢menes finales de la Universidad, hac¨ªa Ciencias de la Informaci¨®n, Imagen. Iba sacando los cursos, y cuando ya me licenci¨¦, hice un m¨¢ster en Fotograf¨ªa.
?Y sigue viviendo a caballo entre Madrid y Nueva York?
No, no, yo ahora estoy a caballo entre Canad¨¢ y Madrid. Fundamentalmente tengo aqu¨ª el estudio. Cambi¨¦ Nueva York por Montreal porque mi mujer es canadiense y porque, adem¨¢s, tengo que decir que he vivido muchos a?os en Nueva York, que me gusta tenerla cerca, pero no necesariamente vivir en ella. Me agota enormemente. Me encanta visitarla, y creo que la aprovecho as¨ª mucho m¨¢s. Si vives all¨ª, te come el tiempo. En Canad¨¢ estoy religiosamente julio y agosto. El resto tengo como base Madrid, pero viajo continuamente.
?Qu¨¦ encontr¨® en Nueva York que no hab¨ªa en Espa?a esa primera vez que fue y se qued¨® 10 a?os?
Encontr¨¦ mi voz art¨ªstica, un lugar para empezar realmente a buscar mi vocabulario, una afirmaci¨®n en mis intereses art¨ªsticos, una ciudad que por s¨ª misma es una escuela maravillosa, por la cantidad de exposiciones que hay, y sobre todo un lugar donde recib¨ª una atenci¨®n extremadamente personalizada de mis tutores, que hablaban de mi trabajo durante una hora o una hora y media una vez al mes. Y a m¨ª se me saltaban las l¨¢grimas de emoci¨®n, de que alguien me hiciera tanto caso y analizara tan exhaustivamente mi obra. Eso fue algo enormemente valioso, me hizo sentir que validaban mi trabajo. Y eso me ha hecho sentir despu¨¦s un enorme inter¨¦s por la docencia, y aunque est¨¦ muy liado, siempre intento dar alguna clase, alg¨²n taller, intento devolver ese regalo que me dieron esos profesores que entend¨ªan perfectamente lo que los j¨®venes artistas necesitan: un est¨ªmulo.
?Y qu¨¦ les dice a los que empiezan ahora en estos tiempos tan raros?
Son dif¨ªciles de otra forma. En los ochenta, tambi¨¦n. Ahora por otras razones. Entonces era muy dif¨ªcil viajar, tambi¨¦n hab¨ªa much¨ªsimo paro. La gente joven de ahora ha viajado mucho m¨¢s, hay una relaci¨®n con Europa que no ten¨ªamos los de mi generaci¨®n; gracias a EasyJet, RyanAir, las becas Erasmus¡ Eso ha creado un bagaje y unos conocimientos art¨ªsticos sobre lo que se hace en Londres, en Berl¨ªn. Para nosotros era muy dif¨ªcil acceder a eso. Pero sobre todo quiero subrayar una necesidad: me gustar¨ªa que los artistas que trabajamos aqu¨ª pudi¨¦ramos estar m¨¢s orgullosos; tenemos muchos complejos, consecuencia en parte de un efecto espejo, porque no estamos siendo valorados. El circuito del arte contempor¨¢neo es muy bueno para empezar, hay una serie de instituciones en Espa?a que son mod¨¦licas, que dan una oportunidad a j¨®venes emergentes, como La Casa Encendida y Matadero en Madrid, Artium en Vitoria, Koldo Mitxelena en San Sebasti¨¢n, La Panera en Lleida, Marco en Vigo¡ Son centros muy valiosos, pero, una vez hecho ese circuito, los artistas llegamos a un techo de cristal y solo nos queda lanzarnos al abismo internacional por nosotros mismos. Me hubiera gustado que mi generaci¨®n hubiera recibido un apoyo, que no es otra cosa que creer en lo que estamos haciendo, confiar en nosotros¡ Es lo que pasa en el Reina Sof¨ªa, que se supone que es el buque insignia del arte contempor¨¢neo espa?ol, ?d¨®nde est¨¢n las grandes exposiciones de artistas espa?oles de mi generaci¨®n, artistas entre 40 y 50 a?os?
?No es girar siempre en torno al pap¨¢ Estado, a la tutela desde lo p¨²blico?, ?no debemos tambi¨¦n responsabilizarnos como ciudadanos, cuidarnos y esforzarnos por nuestro propio desarrollo?
Yo no creo en el autodidactismo; es una soluci¨®n en un territorio de escasez. No es un modelo ¨²til para que una sociedad avance. Yo he sido bastante autodidacta, pero cuando te encuentras con los medios adecuados, con los profesores adecuados, que te dicen mira esto y esto, ?buah!, es un subid¨®n, das un salto cualitativo. Dios m¨ªo, qu¨¦ im??portante es tener a alguien que te d¨¦ unas coordenadas¡
Volviendo a la relaci¨®n del ser humano con la tecnolog¨ªa, ?cu¨¢l es su opini¨®n sobre los cient¨ªficos?
Cada vez me siento m¨¢s cercano a ellos, cada vez reivindico m¨¢s la idea del artista como un investigador, que investiga con otras metodolog¨ªas y objetivos, pero que investiga la realidad. Es un rol que lo siento mucho en mi proceso de trabajo; no soy un creador de meros objetos est¨¦ticos, sino que estoy interpretando una realidad, unas circunstancias, que es tambi¨¦n b¨¢sicamente lo que hacen los cient¨ªficos. Creo que ah¨ª est¨¢ el futuro.
Espa?a es de extremos: una masa borreguil e individuos brillantes
?M¨¢s que en las ideolog¨ªas o las pol¨ªticas? ?C¨®mo ve a los pol¨ªticos?
Creo que es un sector profesional que, desafortunadamente, no est¨¢ atrayendo a gente con talento, gente con una visi¨®n. El sistema pol¨ªtico actual es demasiado simplista. Hay un desfase extremo entre el bipartidismo y la compleja realidad, la crisis en que vivimos. El bipartidismo es un modelo caduco; creo que surgir¨¢ un debate, y de ah¨ª, un modelo m¨¢s complejo.
?C¨®mo, v¨ªa movimientos como el 15-M?
Para m¨ª, el 15-M, que ha trascendido la ocupaci¨®n de la Puerta del Sol, se ha convertido en un estado mental, en una forma diferente de afrontar el debate pol¨ªtico; se est¨¦n ocupando o no las calles, encuentro que es un movimiento muy esperanzador, uno de los fen¨®menos m¨¢s interesantes de los ¨²ltimos a?os en el mundo pol¨ªtico. Sin duda.
Quiz¨¢ nos pueda, aqu¨ª tambi¨¦n, el ansia por la respuesta inmediata, pero ?c¨®mo pueden cristalizar esos movimien?tos en algo concreto y ejecu?tivo? ?Pueden cambiar las mentalidades de las nuevas generaciones?
A m¨ª ya me ha cambiado la mentalidad. Claramente. Necesita un tiempo de reposo, de maduraci¨®n. Es un cambio pol¨ªtico bastante radical, y eso necesita su tiempo, pero siento que se empieza a abordar a trav¨¦s de este movimiento la complejidad de la realidad.
Cuando est¨¢ en Canad¨¢, con la perspectiva que aporta la distancia, ?c¨®mo ve Espa?a?
All¨ª, la econom¨ªa y el pa¨ªs en s¨ª son tan estables que resulta hasta aburrido. Pero Canad¨¢ tiene algo muy loable, una pol¨ªtica de inmigraci¨®n muy inteligente que apoya much¨ªsimo la llegada de ciertos sectores profesionales, como por ejemplo los ingenieros. Saben captar talento, eliminando impuestos y contribuyendo el propio Gobierno en el pago del sueldo. Montreal ha logrado convertirse en la capital del software de videojuegos, un negocio enorme. Yo, como artista y como pyme que tengo contratado a un ingeniero de telecomunicaciones, que se ha convertido en una parte importante de mi trabajo, si trasladara mi estudio a Canad¨¢, tendr¨ªa unas facilidades que aqu¨ª ni se huelen. All¨ª es much¨ªsimo m¨¢s ¨¢gil crear una empresa¡ Es lo que a m¨ª me frustra de Espa?a¡
Con valor a?adido
Obra p¨²blica. Tiene proyectos en pr¨¢cticamente todos los continentes, desde Australia hasta China y California. Grandes, ambiciosos. Pantallas led escult¨®ricas, imagen en movimiento tridimensional, con un alto componente tecnol¨®gico. ?l mismo destaca dos de esos trabajos, que se presentar¨¢n en oto?o: una instalaci¨®n para el lobby de un nuevo museo de arte contempor¨¢neo en Estambul y otra para un rascacielos en Houston (EE UU).
M¨¢s privado. Pero r¨¢pidamente quiere matizar: "Para m¨ª siguen siendo importantes mis obras peque?as y m¨¢s personales. Por ejemplo, acabo de hacer los murales para el nuevo restaurante de Jos¨¦ Andr¨¦s en Washington y en noviembre tendr¨¦ una exposici¨®n en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Uni¨®n Fenosa en A Coru?a.
?Qu¨¦ nos pasa, qu¨¦ nos est¨¢ pasando?
Tenemos demasiado metida la burocratizaci¨®n. Hay una tendencia social a aceptar el sistema establecido, a verlo como inamovible. No se estimula el pensamiento independiente. Espa?a tiene esa cosa de extremos, una masa extrema??damente borreguil, y luego, individualidades extremadamente brillantes, que las hay y de alguna forma nos salvan.
?Vamos a aprender algo de esta crisis?
Yo, fundamentalmente, veo una falta tremenda de actividad. Hace poco estuve en Hong Kong y me encontr¨¦ con unos j¨®venes espa?oles que se hab¨ªan ido a vivir all¨ª y estaban encantados de la vida, y ve¨ªan Espa?a como algo que no va ya con ellos. Pero es que me contaban cosas sorprendentes. En Hong Kong se tarda un d¨ªa en arreglar todo el papeleo para abrir tu empresa. ?Un d¨ªa! ?Aqu¨ª cu¨¢ntos meses son?
Usted se muestra a menudo, en decla?raciones y en su obra, como esas fotograf¨ªas de gente flotando en un mar in?va?dido de pl¨¢sticos, muy preocupado por la destrucci¨®n ecol¨®gica. ?Vivimos una emergencia ambiental?, ?nos podr¨ªa ayudar esta crisis a cambiar un modelo insostenible de crecimiento o nos est¨¢ llevando a considerar un lujo la preocupaci¨®n por el entorno?
[Largo silencio]. La verdad es que tengo una visi¨®n bastante catastrofista sobre este tema. [Un silencio a¨²n mayor]. No s¨¦, estoy intentando decir algo positivo, y no me sale. Yo creo que el ser humano es un virus terrible para el planeta, y que la Tierra se vengar¨¢ con algo que nos extinguir¨¢. Pero es que yo creo que, de alguna manera, mentalmente, psicol¨®gicamente, ya hemos abandonado la Tierra. La dejadez hacia nuestro entorno inmediato solo se puede explicar porque haya una especie de instinto de supervivencia gen¨¦tica que nos permita pensar que podremos salir de la Tierra y colonizar otros planetas, o algo as¨ª, porque, si no, no se explica lo que est¨¢ ocurriendo, no tiene sentido. Yo me siento totalmente implicado en esa paradoja, de casi dejarme llevar a la deriva por esa corriente de estupidez; somos conscientes de lo que pasa, pero estamos como paralizados. Tenemos que saber estar en el mundo, y ese es el problema, que cada vez sabemos menos estar en el mundo, porque todo es como una avalancha¡
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