El Steve Jobs del Fitness
Asistimos en Orlando a la convenci¨®n internacional de Zumba, el ¨²ltimo fen¨®meno en los gimnasios, con 14 millones de practicantes en 150 pa¨ªses
![El rapero Vanilla Ice con Beto Pérez, fundador de Zumba.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6IJJSIYUWUECH2YZSQUSMSL5SM.jpg?auth=3fb0da8a037ba739162bdf46060de985b912fb88c7ae77d15cc7de78d45ea138&width=414)
?Recuerdan cuando Hunter S. Thompson se col¨® en una convenci¨®n de polic¨ªas antinarc¨®ticos en su novela Miedo y asco en Las Vegas? Pues esto es mucho mejor.
Estoy en un gigantesco sal¨®n de convenciones sentado en medio de 7.000 mujeres vestidas con mallas ajustadas. Huele bien. Desde el escenario habla Beto P¨¦rez, el carism¨¢tico y musculado creador de Zumba Fitness. Con dotes de telepredicador y sonrisa de anuncio, lanza su mensaje: ¡°Zumba es una combinaci¨®n de baile y deporte. Es bueno para pasarlo bien, estar en forma y¡ mejorar el sexo¡±. El entusiasmado p¨²blico ¡ªimaginen a una monitora de aerobic; ahora imaginen 7.000¡ª r¨ªe escandalosamente al o¨ªr la ¨²ltima palabra. La misma risa nerviosa de cuantos supieron que durante tres d¨ªas asistir¨ªa a la Convenci¨®n Internacional de Instructores de Zumba Fitness, con aplastante mayor¨ªa femenina (98%). ¡°T¨ªo, si no rematas all¨ª, ret¨ªrate¡±, ha sido la frase m¨¢s recurrente. Aunque ese no es el tema y si quieren saber si me retiro tendr¨¢n que esperar al final de la p¨¢gina. No hagan trampa.
Lo que me ha tra¨ªdo a Orlando, Florida, es desentra?ar c¨®mo dos colombianos de clase media han conseguido que 14 millones de personas practiquen zumba. Uno es Alberto Perlman, de 35 a?os, el cerebro econ¨®mico. Luego hablaremos de ¨¦l, pero este fen¨®meno no se entiende sin Beto P¨¦rez. El Jane Fonda de 2012. El Steve Jobs del fitness: ha conseguido democratizarlo y hacer de ello algo f¨¢cil para todos los tipos de cuerpos. O para casi todos. ¡°Zumba no fue creado para bajar peso¡±, asegura, ¡°eso es una consecuencia¡±.
![Asistentes a la convenci¨®n celebrada en Orlando.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MSYOKK3Z5DNSFL6WZYFPWTOKVM.jpg?auth=3c92626912afa717e42e5b63c641ed7297d8baae72a8e0d78aa4f9cd334a9251&width=414)
Colombiano de 42 a?os, adem¨¢s de unos abdominales perfilados con destreza matem¨¢tica, goza de un fuerte magnetismo personal. Se fue de casa con 16 a?os y a los 29 lleg¨® a EE UU. ¡°Ten¨ªa hambre de algo grande y fue mi ¨²ltimo disparo¡±, explica. Durmi¨® en la calle hasta que le dejaron ¡°dictar¡± clases de aerobic en un gimnasio de Miami donde mezclaba baile y humor. Entre sus alumnas estaba la madre de Alberto Perlman. ¡°No soy un hombre de negocios¡±, asegura Beto, ¡°pero soy intuitivo y ella insisti¨® en que me reuniese con ¨¦l¡±.
Alberto aporta la teor¨ªa econ¨®mica. Tras invertir en Internet, arruinarse y volver a casa de sus padres, su madre le habl¨® de Beto, su divertido instructor de aerobic. ¡°Nos reunimos a tomar un caf¨¦¡±, cuenta Alberto. ¡°?l me pregunto: ¡®?Tienes dinero?¡¯, ¡®No¡¯, le respond¨ª. ¡®Yo tampoco. Vamos a hacerlo¡±. Diez a?os despu¨¦s son un imperio que llega a 140.000 gimnasios de todo el mundo y se extiende por el mercado de DVD para aprender zumba. ¡°Alberto es el jucioso. Yo, el travieso¡±, asegura Beto.
Pasear por los pasillos del hotel Peabody donde se celebra la convenci¨®n desorienta. El impacto de ver a tantas fans del zumba se transforma en lo que podr¨ªamos llamar el efecto chino: son distintas, pero se parecen. Si hay una cola gigante es para comer una ensalada, hacerse una foto con Beto (asegura haberse hecho 8.000 en cuatro d¨ªas) o entrar a la tienda oficial de ropa, uno de los motores econ¨®micos de esta religi¨®n.
Aunque el movimiento se demuestra andando. As¨ª que asisto a una multitudinaria clase de Beto. Por supuesto desde el final de la sala. Confirmo que he desarrollado una descoordinaci¨®n bailando que roza el rid¨ªculo. Empiezo a sudar a los 20 minutos, se me empa?an las gafas y trato de seguir la coreograf¨ªa, pero cuando consigo acertar ya ha cambiado. Tras una hora, desisto. Resultado: cero en coordinaci¨®n. ¡°No desesperes¡±, me aconseja la bella colombiana Vicky Zagarra, de 29 a?os, una de las instructoras, que asegura haber adelgazado 16 kilos en un a?o. ¡°A la tercera lo consigues¡±.
Segundo intento. Al d¨ªa siguiente asisto a una ¨ªntima lecci¨®n para periodistas torpones dirigida por Beto, que acostumbra a quitarse la camisa para ense?ar su tableta. Vuelvo a la ¨²ltima fila pero recuerdo la coreograf¨ªa del d¨ªa anterior y la cosa mejora. Tal y como est¨¢ el periodismo, quiz¨¢ no sea tan mala idea convertirse en instructor de zumba. ¡°Aqu¨ª todos ganan¡±, explica Perlman. ¡°El gimnasio, los monitores, que encuentran trabajo; el artista, que cobra por las canciones [a la convenci¨®n asistieron: Paulina Rubio, Vanilla Ice y Daddy Yankee]; el usuario, que lo pasa bien¡¡±. Y ellos, con una red de monitores por 150 pa¨ªses que por 250 d¨®lares consiguen el t¨ªtulo.
¡°No me interesa ser un gur¨². Soy imperfecto, cometo errores. y no quiero aparentar. Soy natural y tengo que cuidar con lo que digo porque esto es un negocio¡±, explica Beto, que suele llamar a sus monitoras ¡°gladiadoras¡± y utiliza frases como ¡°somos una nueva especie y nuestro es el futuro¡± o ¡°que no se escape vuestro sue?o¡±. Y convence: ¡°Zumba te hace feliz¡±, explica Lulu Grandes, de 32 a?os, que imparte clases en Alemania. ¡°Te hace liberar feromonas¡ uy, perd¨®n, quer¨ªa decir endorfinas. ?En qu¨¦ estar¨ªa pensando?¡±, sonr¨ªe.
Hablando del asunto que les ha llevado a leer hasta aqu¨ª... digamos que ten¨ªa la cabeza en otro sitio. ?Suena convincente como excusa de mi fracaso?
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