La primavera consagra a Simons
El dise?ador belga de Dior entusiasma en la jornada inaugural de la alta costura de Par¨ªs
En pocos meses se cumplir¨¢ un siglo desde que los Ballets Rusos estrenaron en Par¨ªs La consagraci¨®n de la primavera. Y la ciudad asisti¨® ayer a un espect¨¢culo que bien podr¨ªa llevar el mismo t¨ªtulo de la mano de un hombre que, como Sergu¨¦i Diaghilev, sabe c¨®mo ensamblar todas las piezas de un montaje esc¨¦nico para que este emocione. Solo hace seis meses que Raf Simons debut¨® al frente de Dior, pero con su segunda colecci¨®n de alta costura mostr¨® una abrumadora sinton¨ªa entre su discurso y el de la casa.
Un palmo de nieve cubr¨ªa por completo el jard¨ªn de las Tuller¨ªas. Bajo ¨¦l, hibernaba la naturaleza cargada de historia de este lugar. Excepto en el interior de una caja que, cubierta de espejo, casi parec¨ªa desaparecer entre los ¨¢rboles congelados. Con el fr¨ªo en las mejillas y en los pies, los invitados entraban en ese espacio irreal y descubr¨ªan dentro un bosque primaveral dise?ado por el paisajista Martin Wirtz. ¡°Esta colecci¨®n trata literalmente de la temporada a la que se dirige, trata de la idea de la primavera¡±, sosten¨ªa Simons.
Como si hace seis meses ¡ªcon su estreno¡ª hubiera plantado una semilla de la que ahora crecen exuberantes flores, las modelos emerg¨ªan desde invisibles escaleras bajo la tierra. Los primeros brotes de vida se tradujeron en vestidos de asim¨¦tricos drapeados y vol¨²menes que part¨ªan del negro. Poco a poco, los tules con flores bordadas fueron tomando cuerpo y luz hasta abrazar por completo la silueta y apoderarse de todos los colores. Como ninfas modernas, todas las chicas llevaban el pelo corto y labios pintados a la manera de los zapatos de Dorothy en El mago de Oz.
El jard¨ªn fue el territorio mitificado de la infancia de Christian Dior y el fundador de la casa, nost¨¢lgico y rom¨¢ntico, siempre volvi¨® a ¨¦l con sus dise?os. La l¨ªnea Tulip o Corolle, los lirios bordados, las rosas constantes¡ Es una herencia que Simons, de 44 a?os, ya recogi¨® en su desfile inaugural en julio, presentado en un espacio decorado con un mill¨®n de flores.
En esta ocasi¨®n, sin embargo, la evocaci¨®n es m¨¢s profunda. La naturaleza estalla templada por la mano mimosa y atenta de un jardinero tan apasionado como el propio Christian Dior. A¨¦reos y delicados, sus milhojas de tul sostienen peque?as flores que trepan por los brazos de las modelos gracias a guantes transparentes. La sastrer¨ªa y lo fluido se abrazan aqu¨ª y all¨¢, pero sobre todo en el ¨²ltimo conjunto: un vestido cubierto de min¨²sculas flores rojas que se lleva bajo una despreocupada chaqueta de seda blanca. ¡°Estoy muy emocionado¡±, aseguraba el presidente de Dior, Sidney Toledano, tras el desfile. ¡°Raf es una persona de una gran sensibilidad, humilde y serio. Mi instinto me dec¨ªa que ¨¦l y Dior funcionar¨ªan¡±.
Sigourney Weaver, Laetitia Casta o Charlene de M¨®naco esperaban turno para felicitar a Simons. El belga, que parec¨ªa un poco abrumado por tan entusiasta acogida, termin¨® por buscar refugio en un reservado dentro del backstage ante la avalancha de abrazos, preguntas y entrevistas. Solo ha entregado tres colecciones para la casa pero ya ha inyectado un nuevo vigor y relevancia a uno de los nombres m¨¢s importantes de la industria que pas¨® un a?o err¨¢tico tras la escandalosa ca¨ªda en desgracia de Galliano.
Ciertamente menos buc¨®lico y rom¨¢ntico es el acercamiento de Donatella Versace al m¨¢s artesanal de los oficios de la moda. Su propuesta inaugur¨® las presentaciones de primavera/verano 2013 el domingo por la noche con un estridente estudio de la transparencia, lo met¨¢lico y el erotismo. Fue hace un a?o cuando Versace volvi¨® a presentar en p¨²blico sus colecciones de Atelier. La firma italiana ha evidenciado un deseo creciente de pujar por el inter¨¦s de la clientela m¨¢s atrevida que la alta costura pueda tener. Es posible que tal cosa exista, pero la exhibici¨®n de piel, metal y tonos fluorescentes parece m¨¢s propia de un espect¨¢culo de variedades que de una pasarela.
La alta costura debe fascinar a mucha m¨¢s gente de la que en realidad la compra. Excepto, tal vez, en el caso de gente como Giambattista Valli. El dise?ador italiano lleg¨® a la alta costura en julio de 2011 desde la seguridad que da encontrar un hueco en el mercado. En sus desfiles se nota que trabaja pensando en mujeres que conoce bien. Sabe sus nombres y apellidos, pero tambi¨¦n sus gustos. Su colecci¨®n de primavera/verano es mucho m¨¢s oscura de lo que acostumbra y acaso eso refleje que Valli y sus mujeres est¨¢n perdiendo algo de inocencia.
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