Vicki Penfold, la dama de la noche
La pintora polaca encontr¨® en Tenerife su refugio para crear arte
Vicki Penfold (Cracovia, Polonia, 1918) tuvo una vida novelesca como la de gran parte de su generaci¨®n nacida en plena Primera Guerra mundial en una Europa que enfilaba el abismo. Penfold, fallecida el 2 de febrero en Puerto de la Cruz (Tenerife), mostr¨® desde su adolescencia un talento innato para el dibujo y por encima de todo, una predilecci¨®n por el color.
Tras recibir sus primeras clases con tan solo 15 a?os en el instituto de Artes de Cracovia en 1934, se encaminaba con paso firme a una carrera art¨ªstica incierta dada su doble condici¨®n de mujer y artista, pero la Segunda Guerra Mundial se interpuso en su camino. Considerada desafecta al r¨¦gimen estalinista, es deportada a un campo de concentraci¨®n en Siberia, donde permanece dos largos a?os. Durante ese tiempo la pintura solo es un vago recuerdo y se dedica durante largas y agotadoras jornadas a la tala de ¨¢rboles.
Tras la invasi¨®n alemana de la URSS, logra salir del campo y comienza un largo exilio que le llevar¨¢ a Uzbekist¨¢n, Teher¨¢n y Bombay. Finalmente, en un buque ingl¨¦s llega a un campo de refugiados en Kenia en donde su suerte cambiar¨ªa para siempre. All¨ª se establece en Tanzania, a las faldas del Kilimanjaro, contrae matrimonio y retoma la pintura. ?frica le har¨¢ olvidar el helado invierno de la guerra y el hambre.
Recupera el sentido del color y se vislumbra su trazo m¨¢s definitorio; una energ¨ªa tel¨²rica, una mezcla de pincelada tierna e implacable. Es entonces cuando comienza a interesarse por plasmar la naturaleza y por encima de todo, uno de los g¨¦neros que m¨¢s cultivar¨¢ a lo largo de su vida: el retrato. Penfold pinta sin descanso a las mujeres africanas con una paleta crom¨¢tica abierta, dando rienda suelta a la calidez, con unos trazos marcadamente expresionistas. Su pericia le confiere cierta fama en la regi¨®n tanto entre la colonia brit¨¢nica como en destacadas personalidades pol¨ªticas. Es entonces cuando pinta al sult¨¢n de Zanz¨ªbar, a los gobernadores de Tanzania, Tanganica y Uganda e incluso a la Princesa Isabel de Inglaterra.
En 1963 el genio del Expresionismo Abstracto ?scar Kokoschka la acepta como pupila en la Escuela de la Visi¨®n de la Vista en Salzburgo. Finalmente recala en las islas Canarias, y en su taller ubicado en Puerto de la Cruz encuentra un refugio ¨²nico para pintar. All¨ª tambi¨¦n atesora una impresionante colecci¨®n de arte africano.
Su pintura, fue siempre figurativa y sincera. Sus retratos creaban un espacio irreal pero reconocible. Tambi¨¦n mostr¨® predilecci¨®n por pintar una flor en especial: la dama de la noche cuya floraci¨®n es nocturna. Penfold dedic¨® largas series a esta delicada flor insomne, con una ternura sobrecogedora como reconociendo en un espejo ignoto lo que fue su vida dedicada a la pintura que le permiti¨® florecer ante la oscuridad del siglo.
Babelia
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