D'Agata, el fot¨®grafo del estupor
La exposici¨®n ¡®Anticorps¡¯ en Par¨ªs y la edici¨®n de un extenso libro-cat¨¢logo muestran la nueva inmersi¨®n en el sufrimiento del creador marsell¨¦s
!['Nuevo Laredo', 2005.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2WVZMBSSOTQGTED35LOV3RU3ZU.jpg?auth=74f17696c41a97c4f6a0567cae36f1e0084a6dcd16dc3d5119e392612c063ae7&width=414)
El retrato m¨¢s divulgado de Antoine d¡¯Agata (Marsella, 1961) es una imagen en la que su cuerpo y rostro aparecen recubiertos de polvo blanco mientras el espectador percibe todo el desconcierto e inocencia del alma del fot¨®grafo marsell¨¦s. La capa de blanco bien podr¨ªa ser una barrera ante el estupor que provoca en ¨¦l la visi¨®n del dolor. Lo cierto es que cualquier conversaci¨®n con el reportero m¨¢s marginal de la agencia Magnum ¡ªexplorador de los l¨ªmites m¨¢s f¨¦rtiles de la narrativa visual¡ª lleva a abordar la violencia como una acci¨®n colectiva de la sociedad contra el individuo. Una din¨¢mica que D¡¯Agata expone con im¨¢genes que zarandean la conciencia del espectador despu¨¦s de haberlo hecho con su est¨®mago. Para D¡¯Agata, las personas que fotograf¨ªa son ¡°los anticuerpos de nuestra sociedad, que con sus estrategias de supervivencia dan la mayor muestra de dignidad¡±.
La exposici¨®n que le dedica en Par¨ªs el centro de fotograf¨ªa documental Le Bal, comisariada por Fannie Escoulen y Bernard Marcad¨¦; el libro-cat¨¢logo Anticorps (Anticuerpos, editado por Xavier Barral), en el que vuelve a colaborar el escritor espa?ol Rafael Garrido; y la pel¨ªcula que est¨¢ montando sobre sus reportajes, prevista para su emisi¨®n en Arte despu¨¦s del verano, justifican una nueva inmersi¨®n en este fot¨®grafo errante, cuya obra viaja m¨¢s mucho m¨¢s all¨¢ del morbo que provocan sus experiencias personales con las drogas, su etapa anarquista o su bajada a los antros de prostituci¨®n.
![Autorretrato del fot¨®grafo, 'Marseille', 1997.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YI6ECZPVLPJO7IWNTDSGWWHYDA.jpg?auth=fc51483385b5c66398e5615fb57a2a3d0e064a52201c7b157e834ea4f41f0ccc&width=414)
En la exposici¨®n de Le Bal, la primera planta alberga una proyecci¨®n sonora, desnudada de im¨¢genes, de su pr¨®xima pel¨ªcula, y el visitante puede llevarse carteles impresos con sus fotos y con textos como este: ¡°La obscenidad est¨¢ en el embrutecimiento psicol¨®gico de la masa sumisa (¡) y en la infinidad de tecnolog¨ªas que perpet¨²an la disciplina de masas fascinadas por el espect¨¢culo de su sometimiento y la promesa de una felicidad nueva¡±. La planta baja alberga un collage o amalgama de fotos de sus diferentes trabajos, una alegor¨ªa del contraste que el autor establece entre el d¨ªa (documentalismo) y la noche (su versi¨®n m¨¢s s¨®rdida).
D¡¯Agata se aferra a la palabra escrita para traducir lo que ve y comunicarlo. ¡°Utilizo la palabra como una estrategia para ver con m¨¢s claridad, e intento estar, en mis im¨¢genes, a la altura de mis escritos¡±, explica.
¡°Por primera vez, el reto de la exposici¨®n y el libro consist¨ªa en confrontar el trabajo puramente documental, un poco fr¨ªo [en la exposici¨®n se incluyen escenarios de guerra y entornos urbanos desangelados] con la faceta m¨¢s ¨ªntima, el mundo de la noche. Son dos aspectos antagonistas, un poco esquizofr¨¦nicos, que espero que den coherencia mi a trabajo¡±.
Fotograf¨ªo a los anticuerpos de nuestra sociedad, que con sus estrategias de supervivencia dan la mayor muestra de dignidad. Antoine D'Agata
?Por qu¨¦ la palabra anticuerpos para el t¨ªtulo? ¡°Siempre he visto el mundo como un espacio que compartimos a nivel pol¨ªtico, social y sobre todo econ¨®mico, en el que muchas personas son marginalizadas y expuestas a una violencia institucional, g¨¦lida, que anula su humanidad. Esas personas abandonadas a su suerte no tienen otra opci¨®n que reinventarse, generar una nueva identidad y existencia a trav¨¦s de su propia violencia¡±. Una defensa f¨ªsica y espiritual ante la agresi¨®n, pues. ¡°Solo les resta experimentar sensaciones, ya sea con el sexo, los excesos, los narc¨®ticos o la delincuencia¡±.
Muchas de las mujeres retratadas son v¨ªctimas de la explotaci¨®n. ¡°Soy consciente de ello, pero me atrae sobre todo el grado de intensidad que permite yuxtaponer el amor al sufrimiento y la violencia. Su estrategia es rebelarse. He visto morir a esas personas, una tras otra¡±.
El autor describe sus trabajos m¨¢s documentales ¡ªen El Salvador o en las revueltas de Brixton, en los a?os en los que vivi¨® literalmente en la calle¡ª como una manera de asumir y compartir la violencia. ¡°Es una violencia invisible, que se da en los suburbios, en el trabajo¡ Nos hemos habituado a ese cuerpo roto, encorvado, a la guerra¡¡±. Y de su trabajo nocturno dice: ¡°lo que no vemos de la prostituci¨®n, la enfermedad o la droga¡ El env¨¦s del decorado¡±.
La fotograf¨ªa, afirma, es tomar partido. ¡°Siempre la he utilizado para reinventar mi propio destino y para afrontar mi deber como ciudadano del mundo. Es el ¨²nico lenguaje visual que obliga al autor a formar parte de la realidad¡±.
Antoine d¡¯Agata, personaje de una extrema sensibilidad, ha elegido como coda a uno de los cap¨ªtulos de su libro un fragmento de un poema de Leopoldo Mar¨ªa Panero (¡°lo leo en espa?ol¡±, comenta): ¡°Yo que todo lo prostitu¨ª, a¨²n puedo / prostituir mi muerte y hacer / de mi cad¨¢ver el ¨²ltimo poema¡±.
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