Au revoir, monsieur Savary!
Nacido en Buenos Aires, fund¨® su propia compa?¨ªa y fue autor de comedias musicales
La vida de J¨¦r?me Savary era tan formidable que parec¨ªa inventada. Hijo de un jud¨ªo franc¨¦s que escap¨® a la Pampa en 1939, donde mont¨® una comuna/har¨¦n, y de la hija de Jack Higgins, gobernador de Nueva York (de 1905 a 1907), naci¨® en Buenos Aires y creci¨® en Chambon-sur-Lignon, un pueblo ¡°helado y protestante¡± en las cumbres del Alto Loira, para escapar luego al Par¨ªs de los zazous, locamente enamorado de una bailarina del marqu¨¦s de Cuevas. A los veinte se afinc¨® en Nueva York, donde conocer¨ªa a Miles y Thelonius, a Ginsberg y Kerouac, a Lenny Bruce. En 1962 vuelve a Argentina (a la fuerza ahorcan: ten¨ªa la mili pendiente), y tres a?os despu¨¦s, ¡°para no abandonar el pa¨ªs de la infancia¡±, crea en Par¨ªs con Jodorowski, Arrabal y Topor el Grand Panic Circus, que no tardar¨¢ en convertirse en su juguete favorito bajo el flamante nombre de Gran Magic Circus de J¨¦r?me Savary y sus Animales Tristes.
La semilla del Magic Circus encontr¨® terreno f¨¦rtil en la Espa?a de mediados/finales de los setenta: T¨¢bano mont¨® Los ¨²ltimos d¨ªas de soledad de Robinson Crusoe, y el Don Juan del Borne, servido por la flor y nata de la acracia teatral catalana, no hubiera sido posible sin la influencia de Savary, que en 1976 desembarc¨® en el Romea con Les grands sentiments, uno de sus mejores y m¨¢s ¡°melanc¨®micos¡± espect¨¢culos. Regres¨® muchas veces a Barcelona, ciudad que adoraba, sobre todo por sus restaurantes. A la memoria vuelven, a vuelapluma, sus visitas al Grec con M¨¦lodies de malheur (1981) y Bye bye show biz (1984), y aquel Tango de Don Juan (1986) coescrito por Quim Monz¨® e interpretado por actores catalanes, de nuevo en el Romea, y el Cabaret de Kander y Ebb, en el verano del 92, que se vio en el Novedades, en el Arriaga de Bilbao y en el Principal de Valencia, con reparto espa?ol (Nina, Ramon Madaula, Silvia Tortosa, Mireia Ros, entre otros) y con su eterno copain Michel Dussarat en el rol popularizado por Joel Grey, aunque mi recuerdo m¨¢s deslumbrante es aquel Songe d¡¯une nuit d¡¯¨¦t¨¨ con perfume gitano que mont¨® en la cantera de Avi?¨®n, donde los reyes de Atenas eran patriarcas rumberos llegando en sus haigas (verde, amarillo, magenta), y Titania brotaba de la monta?a con una falda de estrellas que parec¨ªa un descomunal bomb¨®n de Baci Perugina.
Este gran harag¨¢n, como le gustaba definirse, dirigi¨® cinco teatros (en Montpellier, en Lyon, en Chaillot, y la ?pera-Comique de Par¨ªs, y su Bo?te ¨¤ R¨ºves, en B¨¦ziers) y firm¨® casi doscientos espect¨¢culos, con ¨¦xitos descomunales (Cyrano, Asterix, D¡¯Artagnan) y grandes cl¨¢sicos (de Shakespeare a Brecht), pasando por faenas de ali?o, como aquella Lis¨ªstrata del festival de M¨¦rida (2010), lo ¨²ltimo que le vimos, en la que emerg¨ªa un arrasador Paco Le¨®n. En Perelada y el Matadero hab¨ªa presentado La Revista Negra: New Orleans Forever (2006), un vital¨ªsimo homenaje a Jos¨¦phine Baker, y en el T¨ªvoli y el Espa?ol disfrutamos el a?o anterior una gozosa zambullida autobiogr¨¢fica, La vie d¡¯artiste (racont¨¦e a ma fille) que ahora adquiere fulgores testamentarios. ¡°Me han enterrado tantas veces¡±, dec¨ªa all¨ª Savary, ¡°que ya he perdido la cuenta, pero yo acabar¨¦ mis d¨ªas como un mendigo, hija m¨ªa, bajo el Pont des Arts¡±. Era una coqueter¨ªa: ha muerto en Levallois-Perret, a seis kil¨®metros del centro de Par¨ªs, con 70 a?os que no aparentaba. ?ltima, imperecedera imagen: un cr¨ªo eterno con el rostro enharinado y una chistera abollada en mil batallas, mascando su sempiterno habano y luciendo un trip¨®n glorioso, como el viejo Calvero de Candilejas, con la trompeta empapada en tequila, dibujando un perfil canalla, petardista, descaradamente sentimental. Un rey del teatro, quoi!
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