La alienaci¨®n ya no existe

Una pel¨ªcula basada en el Campeonato Universitario Mundial de canto a capella. Suena como para echarse a temblar y, en este aspecto, adem¨¢s lo es. Y, sin embargo, Dando la nota, primera incursi¨®n en el cine del prestigioso director de musicales Jason Moore, es una may¨²scula sorpresa, algo muy distinto a la saga High school musical, con la que por aspecto y p¨²blico al que seguramente va dirigida ser¨ªa f¨¢cil emparentarla. Dando la nota es una mosca cojonera en el flequillo de Justin Bieber, una bomba de relojer¨ªa, desinhibida y procaz, en el orgullo de American idol y dem¨¢s programas con el triunfo musical como bandera.

Se ve que Moore, candidato al premio Tony por su trabajo para Avenue Q en los escenarios de Broadway, tiene detr¨¢s a una guionista con gracia para el di¨¢logo, atrevimiento para desmontar clich¨¦s, gusto por la nostalgia cin¨¦fila de los ochenta y una gran capacidad para re¨ªrse de s¨ª misma. As¨ª, el libreto que ha compuesto Kay Cannon, escritora durante seis a?os de la serie Rockefeller Plaza, con estructura de pel¨ªcula deportiva, podr¨ªa resumirse en el sorprendente volantazo que da la secuencia inicial de la pel¨ªcula: cuando, hacia el minuto cinco, y en medio de una melosa e insoportable actuaci¨®n de un grupo de chicas con aspecto de cheerleaders, la capitana del equipo riega en pleno ¨¦xtasis vocal las primeras filas del teatro con una descomunal vomitona, Cannon nos viene a decir que eso es precisamente lo que piensa del producto que le han encargado, lo que piensa de su propio trabajo, pero que no est¨¢ dispuesta a echar el freno a la hora de carcajearse de (y con) la propia pel¨ªcula que est¨¢n creando, comandada por una pandilla donde lo mismo cabe una pija estirada, que una gorda, que una empollona, que una china, que una lesbiana, jugando con la incorrecci¨®n pol¨ªtica hasta lanzar un mensaje fascinante acerca del hundimiento moral de la alienaci¨®n juvenil. Porque cuando queda atr¨¢s el canto, pesad¨ªsimo, y la glorificaci¨®n de artistas como Bruno Mars, que durar¨¢n cinco minutos en la c¨²spide, queda un producto que acaba con los t¨®picos, y que vuelve a tomar como expl¨ªcito modelo inspirador el cine de John Hugues en general y El club de los cinco en particular.