Depredadores
Pienso en ese desgraciado turbio al observar la pena que le imponen a un se?or con el cr¨¢neo afeitado al que el juez califica de depredador sexual
Recuerdo con duradero escalofr¨ªo a uno de los personajes de esa inquietante y dura pel¨ªcula titulada Juegos secretos. Es un pederasta que ha purgado su condena en la c¨¢rcel y trata de reintegrarse como puede y con la protectora compa?¨ªa de su madre en la normalidad. Sus vecinos est¨¢n l¨®gicamente mosqueados y aterrados ante la cercan¨ªa de este peligroso tarado. Tambi¨¦n es acorralado y utilizado como chivo expiatorio de tanta frustraci¨®n cotidiana. Este tipo sabe que sus perversos instintos no han cambiado. Y sufre. Se castrar¨¢ en un acto de desesperaci¨®n suprema.
Pienso en ese desgraciado turbio al observar el juicio y la pena que le imponen a un se?or con el cr¨¢neo afeitado al que el juez califica de depredador sexual. Le castigan a 302 a?os de c¨¢rcel, cifra irreal y que la l¨®gica asegura que es incumplible, pero cuyo sensacionalismo pretende ser ejemplarizante, el aviso de que los grandes cr¨ªmenes privar¨¢n de libertad a sus autores hasta la eternidad, algo que incluso los disminuidos mentales saben que es mentira, que la legalidad garantiza al mayor espanto que como m¨¢ximo se le impedir¨¢ repetirlo durante 30 a?os. El patriota oprimido, concienciado guerrero y ya liberado De Juana Chaos puede certificar por qu¨¦ cada persona que asesin¨® le toc¨® purgar alrededor de 10 meses reales de c¨¢rcel. A lo peor, le ha compensado.
Cuentan que el karateca grandioso y reputado profesor no ejercit¨® sus artes marciales para violar a un mont¨®n de menores de edad, sino que se vali¨® de su autoridad, de la admiraci¨®n que despertaba en ellos, de la manipulaci¨®n mental, de la promesa de que ser¨ªan grandes karatecas si prestaban interminablemente su cuerpo para las heterodoxas pr¨¢cticas sexuales que ¨¦l y sus degradados socios exigieran. El poder no necesita a veces la coacci¨®n f¨ªsica para someter a los d¨¦biles. Les basta con la amenaza ps¨ªquica, el enga?o, el chantaje, la promesa, el miedo, la capacidad para anular voluntades.
Vete a saber lo que ocurrir¨¢ en el car¨¢cter y en la futura existencia de los que padecieron esclavitud sexual en esa edad amenazada por la inseguridad y la confusi¨®n. Pero sospecho que sus satisfechos explotadores pueden conocer el infierno en el trullo. Los transgresores de la ley no admiten en su tribu a los violadores de ni?os. No siento piedad por su marginaci¨®n.
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