Una experiencia (m¨¢s que) religiosa
'D¨®nde mira el ruise?or cuando cruje una rama', aborda la idea de amor como estado de lo sublime
Pareciera que las dolientes y hermosas tallas que salen a pasear en procesi¨®n por las calles espa?olas en estas fechas de Semana Santa hubieran decidido, por su cuenta y riesgo, a?adir una nueva parada a la ruta del Calvario, esta en el Teatro Espa?ol de Madrid. All¨ª, en su sala peque?a, un grupo de figuras barrocas, con su tez de porcelana y sus mejillas rosadas, con sus vestimentas a base de capas y encajes, con sus filigranas de plata y oro y sus palmas de Pascua en la mano, con sus dram¨¢ticos cortinajes bermell¨®n encuadr¨¢ndolos y su inherente gesto de tr¨¢gica tensi¨®n, declaman y cantan y danzan y gozan el grandioso sentimiento que es esa cosa llamada amor.
Como estatuas redivivas, modernas postales de tiempos pret¨¦ritos, el elenco de D¨®nde mira el ruise?or cuando cruje una rama (hasta el 31 de marzo) es protagonista de un auto sacramental de inspiraci¨®n barroca hijo del siglo XXI, "un espect¨¢culo ¨²nico no en Madrid o Espa?a, sino en la Tierra entera", en palabras de Irina Kouberskaya, directora de la sala Tribue?e, donde el a?o pasado se estren¨® esta pieza, obra del dramaturgo, director y escen¨®grafo madrile?o Hugo P¨¦rez. "Un acto de rebeld¨ªa para, desde la leyenda, la mitolog¨ªa y la m¨²sica espa?ola, beber de la ra¨ªz para lanzar un mensaje de futuro sobre la dimensi¨®n del ser humano".
En torno a la figura de la Virgen y del arc¨¢ngel Gabriel como nexo de uni¨®n entre las tres grandes religiones monote¨ªstas, la funci¨®n habla -y canta- sobre unas creencias y una fe no dogm¨¢ticas, sino reflejo y muestra de las supersticiones humanas. "Intenta abrir un haz de luz, una brecha en el cielo que ayude a comprender que el conocimiento elevado existe", dice el autor. Para ello se embarca, aunque sin pretensiones delirantes, en la tit¨¢nica empresa de sintetizar todas las artes, desde la m¨²sica, al canto, la danza, el teatro, la poes¨ªa e incluso la pintura, representada en las escenograf¨ªas concebidas por el propio P¨¦rez para, con ellas a modo de lanza y escudo, pelear por "salvar el mundo¡±, por "tocar lo sublime que hay en todos los hombres, aunque la naturaleza del hombre sea vil".
Creadas por el compositor de origen ucranio Mikhail Studyonov, colaborador habitual del autor, las melod¨ªas que acompa?an la mayor parte de la funci¨®n se sumergen en la tradici¨®n espa?ola -representada en forma de seguiriyas, zarabandas, saetas o fandangos-, para bordar una delicada envoltura para las rimas perge?adas por P¨¦rez, que entrelazan la tradici¨®n culta con la popular, y que definen el particular ritmo de la representaci¨®n. "Es una m¨²sica que se ve, muy descriptiva, y que a?ade un punto po¨¦tico", cuenta el m¨²sico, que la interpreta en directo sentado a un piano que aspira a convertirse en orquesta. ¡°Lo toco prensando las cuerdas al aire, como se hac¨ªa antiguamente, con las teclas de martillo y con baquetas", detalla. "Es una experiencia muy interesante la de juntar el tema m¨ªstico, de las verdades profundas, con las ra¨ªces espa?olas, m¨¢s a¨²n siendo extranjero".
Evolucionada desde una versi¨®n original m¨¢s textual hasta esta presente, m¨¢s cercana a la ¨®pera de c¨¢mara, D¨®nde mira el ruise?or... es m¨¢s que aquel "acto de rebeld¨ªa" que defend¨ªa Kouberskaya. M¨¢s, al menos, que un grito por la libertad en lo que se refiere a lo est¨¦tico o lo formal. ¡°Hay tanta podredumbre alrededor que debemos rebelarnos con poes¨ªa¡±, propone y zanja P¨¦rez. ¡°Mientras que otras obras buscan provocar con la violencia o el sexo, yo lo hago con la belleza¡±.
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