¡°Somos lo que dejamos en los otros. Lo que recuerdan de uno¡±
La escritora mexicana publica en Espa?a su ¨²ltimo libro 'La emoci¨®n de las cosas', en el que narra la historia de sus padres
¡°Mi pap¨¢ vivi¨® en Italia 20 a?os, de lo cuales habl¨® como 20 minutos a lo largo de los 20 a?os que vivi¨® con nosotros¡±, cuenta la escritora ?ngeles Mastretta. ¡°En cambio, yo de mi mam¨¢ sab¨ªa todo. 'Pero ?cu¨¢ndo te empieza a interesar la historia de tus pap¨¢s?¡±, se pregunta Mastretta (Puebla, M¨¦xico, 1949). ¡°Dr¨¢sticamente, cuando se mueren¡±, afirma la autora, ¡°cuando mi pap¨¢ se muri¨® nos preguntamos ?y este se?or qui¨¦n era? Porque nosotros est¨¢bamos creciendo, enamor¨¢ndonos, todo menos pensando qui¨¦n hab¨ªa sido este se?or antes de encontrarse con mi mam¨¢. Entonces dije, quiero hacer una novela imaginando qui¨¦n era ese muchacho que se fue a los 14 a?os a Italia¡±. Son las reflexiones de la escritora que publica su ¨²ltimo libro en Espa?a, La emoci¨®n de las cosas(Seix Barral), y que dar¨¢ una charla el 22 de mayo en Casa de Am¨¦rica de Madrid.
?Mastretta, autora de obras como Arr¨¢ncame la vida y Mal de amores, intent¨® novelar la historia de sus padres. No pudo. Le fue imposible encontrar la voz para contar desde un lugar que no fuera ella misma sobre las personalidades de los protagonistas ¡ªsu padre, contagiado de melancol¨ªa y muerto antes de cumplir 50 a?os; su madre, que comenz¨® el bachillerato pasados los 60 a?os y que se gradu¨® de la carrera a los 70¡ª. El resultado es un libro sobre esas peque?as historias de grandeza y esos pasajes ignotos que tiene toda familia cuando mira hacia atr¨¢s. Un texto sobre el pasado ajeno a cualquier nostalgia facilona. Una colecci¨®n de relatos que no necesit¨® ser novela para narrar la vida de muertos, para capturar la profundidad de un atardecer, el sabor del recuerdo de las tareas escolares pero, sobre todo, un libro en el que, seg¨²n cuenta, ha logrado que mucha gente se sienta ¡°contada y acompa?ada¡±.
Pregunta. Hay pasajes que dan ganas de tenerlos a mano, por desgracia, para cuando ocurra un mal momento, la muerte de un amigo, por ejemplo.
Respuesta. No lo hago para volverme la voz de otros, pero pasa, eso es conmovedor.
P. Es una reivindicaci¨®n de esos peque?os mundos que hacen presentable a la gente.
R. ?Claro! Entre m¨¢s chica es la historia, m¨¢s cerca est¨¢ de todo el mundo. En alguno de los textos digo que todo el mundo tuvo un r¨ªo en su infancia y unos hermanos que jugaban con un tren, eso es universal. Yo iba a un colegio de ni?as, ricas, regulares y no ricas, todas nos vest¨ªamos igual, ten¨ªamos los cuadernos iguales, entonces no se notaba. Y sin embargo, cada quien se ten¨ªa que ganar su derecho a ser distinto.
P. ?Era mejor o peor ahora?
R. No s¨¦ si era mejor o peor. Me da terror volverme como esa gente que cree que lo de antes era mejor, me gusta evocar, me divierte, pero de ninguna manera para decir que era mejor. Imag¨ªnate, tuve mi primera crisis de epilepsia a los 16 a?os, y si eso me hubiera ocurrido en esta ¨¦poca, primero no se hubieran afligido mis pap¨¢s como entonces y la manera como se controla es mejor; por eso, c¨®mo voy a bendecir el pasado si el presente es mucho m¨¢s noble conmigo.
P. Me temo que los lectores se van a contagiar de la pasi¨®n por la melancol¨ªa que menciona sobre su padre.
R. En muy poco tiempo este libro me a tra¨ªdo gente que no s¨¦ por qu¨¦ pero se sinti¨® contada y acompa?ada. De repente dije: 'Dios m¨ªo ?habr¨¦ escrito un libro de autoayuda?'. No sab¨ªa si celebrarlo o afligirme, porque s¨ª, es un libro que acompa?a, las tristezas sin duda, y bueno en parte porque mi pap¨¢ era un hombre acompa?ado por la melancol¨ªa.
Somos lo que dejamos en los otros. Lo que recuerden mis hijos y mis amigos de m¨ª es lo que va a haber. Y lo que hay de mis pap¨¢s es lo que yo recuerdo y lo que recuerdan mis hermanos y lo que recuerda mi hija que est¨¢ haciendo una pel¨ªcula sobre mi mam¨¢, por eso me parece tan importante recuperarlos.
Me sent¨ªa con el deber de contar a estos personajes que hab¨ªan sido mis pap¨¢s, o que pasaban por mi infancia, y mis abuelos, pero los ten¨ªa que reinventar, los ten¨ªa que rehacer y entonces andaba a tientas por el pasado que conoc¨ªa y desconoc¨ªa a la vez. Hasta que lo junt¨¦ todo y pens¨¦: Qu¨¦ maravilla, ya no tengo que hacer esa novela, voy a ver cu¨¢l otra hago'. Es mi absoluci¨®n, quedo disculpada de hacer una novela que cuente una historia de la que s¨¦ tan poco, porque no me atrevo a imagin¨¢rmela, a lo mejor un d¨ªa voy a inventar un muchacho mexicano que se fue a Italia, pero no va a ser mi pap¨¢.
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