Brasero de la a?oranza
En 'Sol tropical de la libertad', de Ana Maria Machado, la tensa relaci¨®n entre una madre y una hija convive con la memoria de la represi¨®n militar en Brasil durante los a?os sesenta
Conocida en todo el mundo por sus novelas y relatos infantiles, Ana Maria Machado (R¨ªo de Janeiro, 1941) consigui¨®, mediante libros como El domador de monstruos y Un mont¨®n de unicornios, la rara proeza de arrastrar a los m¨¢s j¨®venes a leer. Alumna de Roland Barthes, periodista del Jornal do Brasil, pintora, estudiosa del aprendizaje de la lectura, Machado inici¨® en 1979 con su Historia medio al rev¨¦s una revisi¨®n de los cuentos de hadas, despojando a los personajes del determinismo y la frialdad con los que Andersen y los Grimm los hab¨ªan dotado.
A partir de ah¨ª, la autora fue incorporando el entorno familiar de su Brasil natal, enraiz¨¢ndolo en un mundo m¨ªtico y tribal dominado por la naturaleza exuberante. Su primera novela dirigida a un p¨²blico general, Alice e Ulisses (1983), dejaba ver la buena sombra de Clarice Lispector, de cuya impronta Machado se intentaba desviar gracias al empleo l¨²dico del lenguaje y a su capacidad de sugerencia, desgranando las oportunas dosis de realidad y ficci¨®n. Despu¨¦s, O mar nunca transborda (1995), mostraba el reencuentro de una periodista brasile?a afincada en Londres con las tierras de sus ancestros en el litoral de Esp¨ªritu Santo. El descubrimiento de Brasil y la realidad del final de siglo se fund¨ªan en una voz evocadora, magn¨¦tica.
Machado emprende aqu¨ª un retrato generacional centrado en la clase media de R¨ªo de Janeiro
En esta l¨ªnea, Sol tropical de la libertad representa un nuevo tour de force en la obra de una autora cimentada en las s¨®lidas bases del cuento cl¨¢sico. Machado emprende aqu¨ª un retrato generacional que, centrado en la clase media de R¨ªo de Janeiro y por extensi¨®n en la ciudadan¨ªa brasile?a, va derivando en la semblanza de todas las persecuciones y el exilio de los a?os setenta y ochenta en Latinoam¨¦rica. Lena, periodista convaleciente de una enfermedad a la que no llega a poner nombre, y que le ocasiona mareos y ca¨ªdas, visita a su madre en la casa familiar frente al oc¨¦ano. Se encuentra en un momento de bloqueo existencial, subrayado por su imposibilidad de escribir. Tras varios intentos fallidos con curas alternativas, se ha plegado a depender de los f¨¢rmacos, aunque sabe que empeoran su ¨¢nimo. La forzada convivencia con Am¨¢lia, la madre, pone a prueba su ¡°irritaci¨®n at¨¢vica¡± a que alguien invada su territorio. No puede caminar por la playa ni zambullirse en el mar porque tiene un pie roto. Intenta corregir una obra teatral que ha empezado sobre su experiencia de exilio en Par¨ªs. A medida que se adapta a duras penas a la proximidad y los juicios maternos, comprende que lo ¨²nico que est¨¢ de veras vivo en ella es la memoria, sobre la que carece de dominio y de la cual acabar¨¢ ¡°molida a palos¡±.
Sirvi¨¦ndose de escenas de la obra dram¨¢tica de Lena, de cartas (extraordinaria la dedicada a Marcelo, su hermano), de apuntes, de fotograf¨ªas familiares, de recuerdos felices y amargos de sus a?os de infancia y juventud, de incursiones de Am¨¢lia, Machado traza el mapa de la vida de Lena. Y no solo de ella, tambi¨¦n de sus padres, de sus hermanos y de sus amigos. La revuelta estudiantil del 68 en R¨ªo de Janeiro, la dictadura militar y la sanguinaria represi¨®n que vio despu¨¦s, pasan como una sucesi¨®n de im¨¢genes que proyecta Lena ante s¨ª con estupor e impotencia, avergonzada de la sociedad en que naci¨®. Para Am¨¢lia ¡ªque en esos a?os de sufrimiento por el destino de su prole descubri¨® que la patria era m¨¢s bien ¡°matria¡±, porque todo ¡°par¨ªa y se par¨ªa desde las mismas entra?as¡±¡ª, Lena era la que menos entend¨ªa de sus hijos, por ¡°sus man¨ªas de independencia, su silencio, sus maneras esquivas¡±. La periodista evoca la indignaci¨®n del viejo pintor Ces¨¢rio (¡°adem¨¢s de violentos, somos unos ladrones¡±), el temblor de la resistencia, sus compa?eros del exilio, las sorpresas ingratas, la p¨¦rdida de su hijo nonato, su separaci¨®n. Repasa casos parad¨®jicos, como el de esa mujer torturada a la que, en la confortable Alemania, le ven¨ªan unas dolorosas ¡°ganas de correr descalza por Brasil¡±. En ese ¡°brasero de la a?oranza¡±, de donde derivar¨ªa para algunos el nombre del pa¨ªs (de brasa que palpita, calienta, quema) se cuece la ¡°inadaptaci¨®n permanente¡± de los que se fueron, que permanecer¨¢ incluso aunque regresen, quiz¨¢ a¨²n m¨¢s.
El resultado es una novela de hondo aliento, trufada de sabidur¨ªa narrativa y sensibilidad, cuyo tono nunca desfallece, que alcanza el otro lado del r¨ªo que atraviesa el bosque de los enormes jequitib¨¢, con el latido r¨ªtmico, seguro, de un coraz¨®n apasionado, rebelde. No solo es la verdad de lo que cuenta Machado, porque solo con ¡°la verdad¡± exprimida a la experiencia (hist¨®rica, pol¨ªtica, privada) no se construye una buena novela; es el estilo que convierte este magma de memoria en ejemplar, insustituible, paradigm¨¢tico. El ¨¦nfasis vital, colectivo, y el intimismo de lo que ata?e a una sola persona, se a¨²nan con naturalidad para alcanzar una dimensi¨®n ¨¦pica sin renunciar al lirismo que siempre se contiene y por eso logra calar en la imaginaci¨®n del lector con la fuerza de una prodigiosa aventura en ¡°la tierra de las palmeras donde cantan los tordos¡±.
Sol tropical de la libertad. Ana Maria Machado. Traducci¨®n de Roser Vilagrassa. Alfaguara. Madrid, 2013. 381 p¨¢ginas. 19,50 euros (electr¨®nico: 9,99)?
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