Las guerrilleras siguen en lucha
La Alh¨®ndiga de Bilbao revisa en una muestra la trayectoria de Guerrilla Girls, un grupo de artistas que lleva tres d¨¦cadas atacando la discriminaci¨®n en el arte
Una ma?ana de la era Reagan varios autobuses se pasearon por Manhattan con un gigantesco cartel amarillo donde se pod¨ªa leer que el Metropolitan Museum apenas expon¨ªa un 5% de obras firmadas por mujeres mientras que el 85% de los desnudos que colgaba eran femeninos. La delicada odalisca de Ingres, embrutecida con una m¨¢scara de simio, se preguntaba desde autocares y muros: ¡°?Tienen que ir desnudas las mujeres para estar en el Met?¡±.
Aquella escaramuza contra uno de los santuarios de la cultura consagr¨® a sus promotoras, las Guerrilla Girls, un grupo de artistas feministas fundado en Nueva York en 1985 como reacci¨®n activa frente a la discriminaci¨®n que padec¨ªan en galer¨ªas, museos y medios. Embozadas como gorilas, con la etiqueta de feministas por delante y desplegando t¨¢cticas de guerrilla urbana pronto desataron un esc¨¢ndalo tras otro. Usaban una pizca de tacones, algo de brochas, muchos carteles, espionajes estrat¨¦gicos y, sobre todo, aguij¨®n y sarcasmo. Puro underground. En plena contrarrevoluci¨®n conservadora ¡ªla era Reagan se abri¨® a los mercados mientras encerraba las mentes¡ª lograron llamar la atenci¨®n sobre la desigualdad de las artistas con un explosivo c¨®ctel de descaro, humor y estad¨ªstica. Pod¨ªan atacarlas a ellas pero no sus datos. Sus murales cantaban verdades. Entre las ¡°ventajas¡± de ser una mujer artista citaban: trabaja sin la presi¨®n del ¨¦xito, tiene la certeza de que su arte siempre ser¨¢ etiquetado como femenino, puede elegir entre su carrera y la maternidad y no debe lidiar con el bochorno de ser llamada ¡°genio¡±.
Toda su artiller¨ªa, desde la fundacional hasta obras recientes, puede contemplarse en la Alh¨®ndiga de Bilbao, donde esta semana se ha inaugurado la primera retrospectiva que se dedica al colectivo, por el que han pasado medio centenar de creadoras y cuyas obras han entrado ya en los museos. Una buena excusa para examinar qu¨¦ ha cambiado en el arte en estas tres d¨¦cadas. ¡°Han cambiado mucho las cosas, pero no podr¨ªa decir si est¨¢n mejor o peor. Lo bueno es que los museos o galer¨ªas ya no pueden dejar fuera a las artistas mujeres o de color, pero al mismo tiempo hay nuevos aspectos de la discriminaci¨®n. El truco consiste en poner a una. En el arte hay un techo de cristal: muchas comisarias pero pocas directoras y las artistas solo llegan hasta cierto nivel. Adem¨¢s est¨¢ el quid de la discriminaci¨®n: las mujeres ganan la d¨¦cima parte que los hombres artistas¡±, reflexiona una de las dos guerrilleras desplazadas a Bilbao, que atiende por Frida Kahlo. Para proteger su anonimato se parapetan tras m¨¢scaras de gorila y nombres de artistas fallecidas. Tanto Frida como K?the Kollwitz, que tambi¨¦n ha viajado a Bilbao, pertenecen al grupo de fundadoras ¡ªmenos de una decena¡ª y tienen carreras de ¨¦xito como artistas individuales. ¡°T¨² no puedes cambiarlo todo a la vez, pero hacemos algo en lo que creemos a nuestra manera un poco loca y creativa¡±, observa Kollwitz. ¡°La m¨¢scara¡±, a?ade, ¡°es lo que tiene que hacer una feminista en el mundo del arte para que la tomen en serio¡±.
Conocer los nombres reales de las guerrilleras siempre ha despertado morbo, as¨ª que en una ocasi¨®n anunciaron sus identidades en un cartel que inclu¨ªa a ?500! artistas. En otra implicaron a colegas como Richard Serra, John Baldessari, Sol Lewitt o Alex Katz en campa?as animando a sus galeristas a exponer obras de mujeres y artistas negros.
A partir de 2000 han ampliado sus campa?as a la industria del cine ¡ªuna de ellas dec¨ªa: ¡°Incluso el Senado de los Estados Unidos es m¨¢s progresista que Hollywood¡± (14% de senadoras y 4% de directoras de cine)¡ª y se han internacionalizado. En la Bienal de Venecia de 2005 presentaron carteles ir¨®nicos donde se felicitaban porque casi todos los museos hist¨®ricos de Venecia ten¨ªan cuadros de mujeres en sus colecciones aunque los conservaban en el s¨®tano. En 2009, realizaron una pieza para Montreal en recuerdo de un asesinato sexista en una escuela de ingenier¨ªa atacando el machismo de grandes nombres. ¡°Cien mujeres no valen lo que un solo test¨ªculo¡± (Confucio). ¡°La mujer es un hombre que ha salido mal¡± (Tom¨¢s de Aquino). ¡°Solo hay dos tipos de mujeres: diosas y felpudos¡± (Picasso). Para bien y para mal, sus obras remueven. No hay m¨¢s que leer algunos de los mensajes que han recibido desde 1985: ¡°Como mujer estoy cansada de vuestro est¨²pido y l¨¦sbico feminazismo¡± o ¡°Queridas guerrilleras: Trabajo para Tony S. Est¨¢ en uno de vuestros p¨®sters. Ten¨¦is raz¨®n. ?l es un gilipollas. Aqu¨ª ten¨¦is 25 d¨®lares. Seguid con este trabajo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.