Carme Riera se sienta en el ¡®n¡¯ de la RAE
La escritora ingresa como acad¨¦mica con un discurso sobre dos de sus amores: la literatura y su isla de Mallorca
Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948), la octava mujer que lee un discurso de ingreso en la RAE en sus 300 a?os de historia, aun¨® ayer dos pasiones para presentarse ante los acad¨¦micos: la literatura de viajes y Mallorca. En un un acto presidido por la princesa Letizia, y al que asisti¨® Ferr¨¢n Mascarell, consejero de cultura catal¨¢n, la escritora y catedr¨¢tica de Literatura espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona record¨® con humor y ternura los dif¨ªciles comienzos de su relaci¨®n con las letras hasta que la Sonatinade Rub¨¦n Dar¨ªo acudi¨® en su rescate. ¡°Fui una ni?a torpe, a la que las monjas no consegu¨ªan ense?ar a leer. Exhaustas, avisaron a mi madre de mis dificultades. Mi padre, al que eso de tener una hija tonta de capirote deb¨ªa de fastidiarle mucho, intent¨® encontrar un m¨¦todo distinto al del parvulario¡±.
El m¨¦todo Sonatina funcion¨®. A Riera le encandilaron palabras que nada le dec¨ªan pero tintineaban en sus o¨ªdos, como lib¨¦lula o argentina. ¡°A partir de aquel momento puse todo mi empe?o en aprender a leer y en pocos d¨ªas lo consegu¨ª (¡) Fue sin duda una de las mejores cosas que me han pasado en la vida¡±, destac¨®.
Decir todo lo que dice el original, no decir nada que el original no diga, y decirlo todo con la correcci¨®n y naturalidad que permita la lengua a la que se traduce
Riera ocupar¨¢ el sill¨®n n min¨²scula, en sustituci¨®n del fil¨®logo y traductor Valent¨ªn Garc¨ªa Yebra, fallecido en 2010, de quien cit¨® una regla de oro de la traducci¨®n: ¡°Decir todo lo que dice el original, no decir nada que el original no diga, y decirlo todo con la correcci¨®n y naturalidad que permita la lengua a la que se traduce¡±. La candidatura de la escritora, avalada por Pere Gimferrer (que contest¨® a la autora), Carmen Iglesias y ?lvaro Pombo, se impuso en abril de 2012 a la de la poeta malague?a Mar¨ªa Victoria Atencia. En capilla est¨¢n el director y actor Jos¨¦ Luis G¨®mez y la catedr¨¢tica de Literatura espa?ola Aurora Egido, elegidos en 2011 y 2013, respectivamente, y pendientes de concluir sus discursos.
El de Riera, titulado Sobre un lugar parecido a la felicidad, repasa los textos de viajes escritos entre 1837, cuando se inaugur¨® la primera l¨ªnea regular mar¨ªtima entre Palma de Mallorca y la pen¨ªnsula, y 1936, comienzo de la Guerra Civil. Entre la veintena de autores que escribieron sus impresiones de la isla figuran Rub¨¦n Dar¨ªo, Miguel de Unamuno, Azor¨ªn, Josep Pla, Georges Sand o el archiduque Luis Salvador de Habsburgo, ¡°sin duda la personalidad m¨¢s significativa y la que m¨¢s huella dej¨® en la isla de cuantas la visitaron¡±. Gota a gota, cimentaron una excelsa campa?a de promoci¨®n tur¨ªstica: ¡°Sus libros fueron fundamentales para la repercusi¨®n de la imagen de Mallorca en el mundo¡±.
La novelista repas¨® 35 vol¨²menes para rastrear la pista de cient¨ªficos, escritores y visitantes ilustres que nutrieron la literatura de viajes con sus estancias mallorquinas
La novelista repas¨® 35 vol¨²menes para rastrear la pista de cient¨ªficos, escritores y visitantes ilustres que nutrieron la literatura de viajes con sus estancias mallorquinas. Algunas fueron escapadas cortas (Dembowski o Laurens) y otras, relaciones regulares (Rusi?ol) e incluso constantes (Robert Graves se qued¨® a vivir). ¡°Los t¨¦rminos con que Mallorca es calificada hacen referencia al para¨ªso de manera casi un¨¢nime, aunque el para¨ªso, como se asegura que le dijo Gertrude Stein a Graves, pueda, a la postre, resultar insoportable¡±.
Hasta que el vapor El Mallorqu¨ªn comenz¨® a enlazar una vez a la semana la isla con Barcelona en 1837, Mallorca permaneci¨® al margen de las rutas de los viajeros. Los escritores extranjeros fascinados con la Espa?a del XIX, como Richard Ford, George Borrow, Prospero M¨¦rim¨¦e o Alejandro Dumas, excluyeron al archipi¨¦lago de sus rutas. Y quienes la visitaron m¨¢s tarde no siempre compartieron motivaciones. Unamuno, por ejemplo, detestaba a los turistas. ¡°No es un viajero al uso. No viaja solamente para cambiar de aires, descansar o conocer, viaja ¡®para cobrar amor y apego a la patria¡¯ (¡). No le interesa codearse con los personajes ilustres de los lugares que visita, sino con la gente vulgar, anodina, para ¨¦l relevante porque gracias a ella se manifiesta mejor el alma del pa¨ªs¡±, escribe. George Sand escoge Mallorca en 1838 con el prop¨®sito terap¨¦utico de aliviar las enfermedades de su hijo y de Chopin. Trasladar¨¢ su experiencia al libro Un invierno en Mallorca. A partir de la guerra, la literatura de viajes se sustituye por las gu¨ªas, algunas ¡°banales¡±. Riera ti?¨® su ep¨ªlogo de nostalgia: ¡°La isla descubierta y redescubierta por millones de turistas ha dejado por desgracia de ser paradis¨ªaca¡±.
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