Surcos filipinos

El abandono del campo, miserable y corrompido por se?oritos y mafiosos, por el hambre y la desesperanza, para realizar ese trayecto f¨ªsico, moral, social y casi espiritual hacia la ciudad, donde se supone que aguarda el trabajo y la vida so?ada, pero tambi¨¦n otra suerte de se?oritos y mafiosos, casi m¨¢s peligrosos, est¨¢ en la base de dos obras maestras tan incuestionables como la espa?ola Surcos y la italiana Rocco y sus hermanos. Dos obras que retumban sobre la base de Metro Manila, pel¨ªcula del brit¨¢nico Sean Ellis rodada en Filipinas, en la que una familia masacrada por la dura existencia rural decide dar el salto mortal hacia la masacre de la urbe. La miseria, siempre vigente.

Ellis logra retratar el pulso de la ciudad, que se palpa, se oye, se huele y se sufre, y aborda con franqueza cuestionamientos morales a la orden del d¨ªa: ?robar a los delincuentes es robar?; ?zambullirse en la corrupci¨®n cuando todo el sistema est¨¢ corrupto es inevitable, consecuente o una forma de autoenga?o? La Manila de hoy es seguramente un infierno a¨²n m¨¢s gangrenado que aquel Madrid de Nieves Conde o aquella Mil¨¢n de Visconti, lo que lleva a su creador a practicar un g¨¦nero que, partiendo del drama social, desemboca en el thriller criminal, algo nada incoherente si no fuera porque no acaba de engarzarlos en secuencias comunes sino en escenas alternativas. As¨ª, ciertas formas establecidas por Ellis (efectos con el sonido y las m¨²sicas, ralent¨ªs) quiz¨¢ jueguen a favor de su comercialidad pero no siempre de su autenticidad, lo que conduce a Metro Manila hacia un extra?o lugar a medio camino entre la rabia y la caricia, entre la conmoci¨®n y la emoci¨®n.