La fuerza tel¨²rica de la carne en los in¨¦ditos de ¡®La colmena¡¯, de Cela
El catedr¨¢tico y experto en la obra de Cela analiza la g¨¦nesis del manuscrito y la fuerza er¨®tica de la nueva 'La colmena'
El manuscrito de La colmena, presentado ayer en la Biblioteca Nacional, cuyo depositario era el profesor No?l Salomon es heterog¨¦neo, incompleto y fragmentario. As¨ª, por ejemplo, del cap¨ªtulo I de la edici¨®n pr¨ªncipe no hay constancia. Sin embargo, est¨¢n pr¨¢cticamente completos los cap¨ªtulos IV, V y VI. Alternan hojas mecanografiadas y algunas manuscritas. En mi opini¨®n, el grueso del manuscrito es parte de la copia que Camilo Jos¨¦ Cela present¨® a la censura el 7 de enero de 1946, con la intenci¨®n de ceder el original a Ediciones del Zod¨ªaco para su publicaci¨®n.
Adem¨¢s de las censuras, el valor del hallazgo est¨¢ en que permite analizar y rastrear la g¨¦nesis de su obra m¨¢s importante. Observar c¨®mo trabaja, c¨®mo pul¨ªa los textos. Se aprecia un mayor peso de los elementos er¨®ticos, sexuales y on¨ªricos que no quedaron en la edici¨®n conocida que fueron subsumidas dentro de un contexto de corte m¨¢s costumbrista. Junto a ese costumbrismo como elemento clave de su obra, la genealog¨ªa de los personajes y el autobiogr¨¢fico en Mart¨ªn Marco, sobresale aqu¨ª el elemento fuertemente er¨®tico, casi animal de la intrahistoria de los personajes. Una parte reveladora en esta La colmena in¨¦dita es que el lesbianismo es poderoso.
Estamos ante un manuscrito donde el realismo es m¨¢s bruto, m¨¢s acre, m¨¢s ¨¢cido. Si en la obra pr¨ªncipe hay poco espacio al romanticismo o al amor en este texto se refuerza la pulsi¨®n de la carne. Los hombres y mujeres del documento hallado tienen un componente m¨¢s amargamente fisiol¨®gico, eso pesa m¨¢s, porque est¨¢ el deseo y la necesidad de sexo en toda su crudeza.
Se nota una presencia de John Dos Passos y de William Faulkner. Incluso recuerda el Ulises de Joyce en lo escatol¨®gico y pornogr¨¢fico. Es la fuerza tel¨²rica de lo sexual y el componente de la corporalidad su principal huella. La fascinaci¨®n por la carne es muy de Cela.
La colmena es una novela que no afectaba al r¨¦gimen como tal. Cela en lugar de ser disc¨ªpulo de Tolstoi quer¨ªa serlo de Dostoievski en la mirada interior de sus personajes.
En el fondo hemos querido comprender mal La colmena y eso se advierte en los pr¨®logos que ha tenido la obra en sus diferentes ediciones.
Nada m¨¢s comenzar el a?o 46, Cela comunica a Maristany (el 2 de enero de 1946) varias noticias acerca de la novela que tiene entre manos. La primera, es que ha decidido dar la novela Caminos inciertos ¡°en dos, tres, cuatro o ene vol¨²menes independientes, aut¨®nomos y perfectamente escindidos¡±. Y le conf¨ªa lo m¨¢s relevante: ¡°El primer volumen ¡ªmejor ser¨ªa decir, la primera novela de la serie¡ª la tengo ya terminada y a tu disposici¨®n. Se titula La colmena y quiz¨¢s el lunes la presente ya en censura. Creo que la tachar¨¢n de algo pero que, en definitiva, la aprobar¨¢n¡±.
Todo fue in¨²til. La censura var¨® los primeros pasos de La colmena. De la censura religiosa de la novela se encarg¨® Andr¨¦s de Lucas Casla, mientras que atendi¨® la censura laica Leopoldo Panero. Aunque el bosquejo de la novela podr¨ªa datar del 44, Cela escribe: ¡°Este libro lo empec¨¦ en Madrid, en el a?o 1945, y lo medio remat¨¦ en Cebreros, en el verano del 48; es evidente que despu¨¦s volv¨ª sobre ¨¦l (de ah¨ª su fecha 1945-1950), corrigiendo y puliendo y sobando, quitando aqu¨ª, poniendo all¨¢ y sufriendo siempre, pero la novela bien hubiera podido quedar redonda en el trance al que ahora me refiero. Antes, en 1946, empez¨® mi lucha con la censura, guerra en la que perd¨ª todas las batallas menos la ¨²ltima¡±.
[PIEPAG]Adolfo Sotelo es catedr¨¢tico de Historia de la literatura espa?ola y experto en la obra de Cela. [/PIEPAG]
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