Cornelius Gurlitt contraataca
A trav¨¦s de una web, el coleccionista acusa a los medios de dar informaci¨®n incorrecta Sus abogados aseguran que solo 35 obras de las 1.280 est¨¢n bajo sospecha de ser bot¨ªn nazi
Cornelius Gurlitt rompe su silencio. Lo hace a trav¨¦s de una web, gurlit.info, con un comunicado bajo su firma en el que carga contra los medios de comunicaci¨®n, por apuntar que los m¨¢s de 1.200 cuadros confiscados en su vivienda ¡ªentre los que se encontraban obras de Picasso o Matisse¡ª podr¨ªan provenir del saqueo nazi a familias jud¨ªas: "Parte de lo que se ha publicado sobre m¨ª y mi colecci¨®n no es correcto o no lo es al completo. En consecuencia, mis abogados y mi representante legal y yo queremos ofrecer la informaci¨®n que permita volver objetiva la discusi¨®n sobre mi colecci¨®n y mi persona".
El anciano, coleccionista alem¨¢n de 81 a?os, deja claro a trav¨¦s de sus abogados su disposici¨®n: quiere hablar (y afirma que siempre ha querido), quiere encontrar una soluci¨®n amistosa al margen de los tribunales y defiende que las obras bajo sospecha de origen nazi son una ¨ªnfima fracci¨®n del total, un m¨¢ximo de 35 de las 1.280 obras que le han sido confiscadas, cifra muy inferior a las entre 600 y 977 a las que apuntaban las sospechas. Entre estas se encontrar¨ªan la Femme assise de Matisse o los?Riders on the Beach de Liebberman.
Tambi¨¦n son sus abogados (en concreto uno de ellos, Stephan Holzinger) quienes contestan a un correo electr¨®nico enviado por este peri¨®dico para plantear varias cuestiones al propio Gurlitt: "No est¨¢ disponible, debido a sus condiciones de salud. Puedo contestar yo a cualquier pregunta en calidad de su portavoz".
Los abogados, eso s¨ª, no quieren proporcionar la informaci¨®n de d¨®nde se encuentra el coleccionista alem¨¢n y cu¨¢l es su estado de salud mental. La p¨¢gina indica tambi¨¦n que Gurlitt sufri¨® la presi¨®n nazi por tener una "ascendencia parcial" jud¨ªa, presi¨®n que lo oblig¨® a resignar de su cargo de director ejecutivo de la sociedad art¨ªstica Hamburg Kunstverein. La web, de momento disponible al completo en alem¨¢n y en proceso de traducci¨®n al ingl¨¦s, contiene un men¨² encabezado por una pesta?a bajo t¨ªtulo Los hechos sobre la colecci¨®n Gurlitt, con cuatro ep¨ªgrafes que desgranan su versi¨®n: Cronolog¨ªa, Estructura de la colecci¨®n, Fundamentos legales y Preguntas y respuestas.
Los abogados han confirmado que el Tribunal del Distrito de M¨²nich exigi¨® un tutor legal temporal (por un m¨¢ximo de seis meses, seg¨²n indica la web) para Gurlitt, Christoph Edel. Pero que la exigencia no respondi¨® a motivos jur¨ªdicos, sino a una petici¨®n de los m¨¦dicos que evaluaron al anciano. Aunque se nieguen a informar de cu¨¢l es su estado, el bufete recuerda que esta petici¨®n no incapacita legalmente al coleccionista, que podr¨ªa seguir realizando con validez "cualquier transacci¨®n legal", como, por ejemplo, "la firma de un contrato". Y a?aden que no fue requerido, ni est¨¢ en la mesa exigirlo en un futuro, el Einwilligungsvorbehalt, concepto legal que impedir¨ªa a Gurlitt hacer declaraciones sin el consentimiento de su tutor. Animan a la prensa a "sacar sus propias conclusiones de esta informaci¨®n". ?
El tesoro art¨ªstico de Gurlitt fue descubierto por funcionarios de Aduanas en primavera de 2010, despu¨¦s de que el anciano les llamara la atenci¨®n durante un viaje en tren entre M¨²nich y Suiza. Dos a?os despu¨¦s, la fiscal¨ªa de Augsburgo ordenaba el registro de su vivienda, decomisando m¨¢s de 1200 obras. La noticia salt¨® a los medios a finales de 2013, y hace solo cuatro d¨ªas el anciano confes¨® tener otras 60 obras a mayores, de Monet, Picasso o Auguste Renoir que Gurlitt guardaba en una casa que manten¨ªa cerrada en un barrio acomodado de Salzburgo.
Si los planes de Gurlitt salen como pretende, las cuatro reclamaciones que dice tener por el momento no llegar¨¢n a juicio, ni en el orden civil ni penal, y ser¨¢n resueltas por sus abogados por acuerdos amistososos entre las partes. Entre las opciones que ofrece la web se encuentra un formulario de reclamaci¨®n.
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