Londres se rinde ante la eterna seducci¨®n de la moda italiana
El Victoria & Albert recorre cinco d¨¦cadas de la historia textil del pa¨ªs desde la posguerra
Desde los desfiles pioneros de la legendaria la Sala Bianca de Florencia, que iluminaron los tiempos grises de la posguerra, hasta la consolidaci¨®n del Made in Italy como una potente industria exportadora, la moda italiana ha prolongado hasta nuestros d¨ªas su tremenda capacidad de seducci¨®n e influencia. Prada, Armani, Missoni, Versace, Dolce & Gabbana o Gianfranco Ferr¨¦ son algunos de los protagonistas m¨¢s obvios en la exposici¨®n que el Victoria & Albert dedica desde este s¨¢bado al glamour de la moda italiana pero, lejos de transformarse en una mera pasarela de famosos modistos, el museo londinense propone un minucioso recorrido por los cimientos y la historia de un estilo que logr¨® transformar radicalmente la imagen del pa¨ªs en la segunda mitad del siglo XX.
El despliegue de m¨¢s de un centenar de prendas y accesorios ¨Cque puede visitarse hasta el 27 de julio- arranca en una Italia que, a partir de 1945, empieza a levantarse de la ruina moral y econ¨®mica gracias a la revitalizaci¨®n de sus f¨¢bricas apoyada en el Plan Marshall. La industria de la moda, que se nutre de la calidad de su t¨¦cnica y materiales, de la pericia de sus artesanos, se convertir¨¢ en uno de sus principales pilares. El desfile auspiciado en 1952 por Giovanni Battista Giorgini en la opulenta Sala Bianca del Palacio Pitti de Florencia ejerci¨® como primer gran escaparate (de los dise?os de nombres decisivos, aunque hoy no resuenen, como Maria Grimaldi, Simonetta o las hermanas Fontana) para acabar seduciendo a las estrellas de la era dorada de Hollywood. A la maravillosa Audrey Hepburn que recorr¨ªa la Roma de aquellos a?os en una vespa -tambi¨¦n presente en la exposici¨®n- o a Elizabeth Taylor, adepta a las prendas de factura italiana m¨¢s exuberantes y tambi¨¦n a sus joyas (un impresionante collar de Bvlgari, patrocinador de la muestra del V&A, sell¨® su compromiso con Richard Burton en los 60?). Y, por extensi¨®n, al mercado estadounidense e internacional.
Moda para la mujer y tambi¨¦n para el hombre, con los trajes que luce el Marcello Mastroiani de La Dolce Vita como embajadores del corte a medida o, ya entonces, de su incipiente r¨¦plica en serie. A pesar de la inestabilidad social y pol¨ªtica, el sector textil italiano afianza su expansi¨®n en las dos d¨¦cadas que suceden a la Segunda Guerra Mundial y se impone en unos 70 definidos por la moda manufacturada. Mil¨¢n se erigi¨® entonces en la nueva capital de la moda, en el faro de ese Made in Italy que trascendi¨® al cine y el arte, al turismo o la gastronom¨ªa para escenificar un estilo de vida. Y que supo adaptarse a los nuevos tiempos, o incluso a anticiparse a ellos, como revela en la muestra un conjunto de camisa y pantal¨®n, sofisticado y modern¨ªsimo para la ¨¦poca, que Emilio Pucci dise?¨® para su colecci¨®n playera estrenada en 1949.
El culto al dise?ador como una de las celebridades que pueblan el universo de los famosos desde mediados de los 90 se nutre, en el caso de los italianos, de grandes nombres que forjaron la industria local casi desde sus inicios, de los Versace o Armani a quienes acompa?an otros modistos con menos colecciones ¨Caunque no pocas- en su curr¨ªculo. Los artesanos de entonces han transformado sus firmas en marcas de lujo internacional que firman adem¨¢s dise?os de mobiliario o interiorismo, lanzan perfumes, cosm¨¦tica y toda una gama de productos que alimentan sus redes globales.
Los retos del nuevo milenio suponen una presi¨®n enorme. Los cambios en las tendencias del consumo, la competencia de las manufacturas de China que, junto a los coletazos de la crisis han menguado ostensiblemente el sector del textil italiano, y las nuevas realidades financieras, traducidas en la compra de m¨ªticas casas italianas por inversores extranjeros, conforman el reto de futuro que plantea el V&A. Como colof¨®n del recorrido, el museo proyecta un v¨ªdeo en el que dise?adores y expertos exponen las recetas para que la moda italiana siga manteniendo el pulso, y que se resumen en la necesidad de inyectar ¡°sangre nueva¡± y ¡°otras voces¡± a una industria que vive de los r¨¦ditos de ilustres septuagenarios.
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